Veinticuatro

Escuchaba el sonido de sus tacones resonar en el suelo de forma más o menos apresurada y tan, pero tan poco elegante, que le molestaba ser vista así. Primero haber tenido que quedarse a ver futbol y luego entrar así, llegando tarde además.

"¿Cómo voy a ubicarla si aún no la conosco, genio?" renegó frunciendo ligeramente la naríz, bufando, aunque luego de recibir él beso aligeró un poco su expresión.

"¿Me repites porqué hizo esto en San Valentín?"

Bueno, mejor estar enojada con la tal Zina que con su novio, ¿no? Eso no quitaba que, hasta el momento, se sentía, realmente, como el peor San Valentín de la historia.

Le sorprendió un poco aquella voz, aunque sin duda no tanto como la familiaridad con la que aparentemente le estaba hablando el otro curioso personaje con el que se había topado sin querer, literalmente. Sonrió por cortesía mientras pensaba responderle que solo necesitaba un poco de aire… pero el otro continuó con lo que parecía ser un discurso ensayado dicho con voz casual.

Se apenó un poco por el comentario de las jovencitas, porque honestamente no había reparado en ninguna, pero la pena ligera que sentía y la sonrisa amable que adornaba su rostro desapareció reemplazada por un gesto de sorpresa incrédula cuando el otro le tomó de una mejilla con un gesto más adecuado para un infante que para él…

Escalofríos desagradables le corrieron por la espalda, porque ese personaje tan peculiar había roto varios de sus tabúes, entre ellos el que le hablara con familiaridad de buenas a primeras, y el segundo y más grave, que le tocase de esa forma invadiendo su espacio personal y hasta indignándolo un poco por el tono de ternura infantil que estaba usando para hablarle… ¿Quién se creía que era?

Estaba en una fiesta, una muy especial por los invitados... así que hizo uso de todo su control para no darse la vuelta y dejarle hablando solo, o para no vaciarle “accidentalmente encima” la copa de vino; se limitó a volver a sonreír con aparente dulzura amable y dar un par de pasos hacia el balcón, eso si, estableciendo una distancia de un par de metros del otro sujeto.

-Me temo que no espero a nadie, he acudido solo a la fiesta de la señorita Faber ¿Se ha aburrido usted acaso? Debería disfrutar de la música, hay un singular número de señoritas al lado de las bebidas que sin duda gustarían de bailar con alguien…-

Mostró la invitación antes de pasar con su acompañante.

Llevaba un traje negro y una camisa clara, de un morado apenas perseptible, con una corbata del mismo color algunos tonos mas fuerte y... estaba algo nervioso viendo tanta gente allí. Eso de las reuniones con tantas personas no parecía lo suyo pero, el lugar en si y el ambiente más o menos ordenado le agrababan, igual que la música.

-Bueno... aquí estamos. ¿Te gustaría algo de tomar?

Se echó a reír ocultando sus labios rojizos con la delicada mano que llevaba vacía.

-Que sonido tan sexy, procura no andar lanzando esos grititos tan en publico o terminarás con una horda de pervertidos tras tu falda… lindo atuendo por cierto…-

Se giró un poco quedando a su lado mientras seguía mirando el coto de caza privado que ese mujer, la chica llamada Zina había juntado ahí, tomó un trago de su copa mientras volvía a mirar a la rubia y le sonreía.

-Muy bien, aunque aún no veo nada interesante, aparte de ti claro… aunque debo decirte que a esta chica no la conozco… ¿Sabes quien es la tal Zina? Me ha invitado por error empiezo a pensar, no recuerdo haberme topado con ella nunca…-

"¿Muy atrevido?" preguntó sin comprender del todo porqué sería eso.

Lo miró algo extrañado, siguiendolo con la mirada en todo momento hasta que se recargó, acercándose para hacer lo mismo, o algo así.

Pero al parecer, sus mejillas esa noche no iban a darle descanso, pues el nuevo comentario del dueño del hotel lo apenaron en serio, dejándolo aún más confundido, sin estar seguro siquiera si había escuchado bien o si había sido su imaginación.

"¿D-disculpe?"

El duque se sintió tentado a pedir un té caliente sólo por el placer de desentonar completamente pero la mirada suplicante de su sirviente que evidentemente parecía mucho más angustiado que el mismo por el ridículo le hizo tanta gracia que se prometió a si mismo portarse bien por los próximos dos minutos, y quizá escandalizar el resto de la noche si no encontraba una presa linda; se limito a tomar un wisky en las rocas encontrándolo delicioso.

La propuesta de la hermosa morena le pareció interesante, evidenciando esto el fulgor en su mirada ante la idea, de eso claro a que la chica acertase a entregarle a alguien lo suficientemente interesante había diferencia, pero estaba dispuesto a probar.

-Suena encantador querida, preséntame a quien consideres…- dijo mientras le ofrecía galantemente el brazo para que ella lo guiase

Sonrió apenas de lado ante la risa del menor, suponiendo que estaba bien. Bueno, nadie podía culparlo de haberreaccionado con algo de incredulidad al ver lo distantes de una y otra cosa. Al final, si el otro estaba feliz, qué mejor. Aunque tal vez la respuesta que recibió en un primera instancia, lo descolocó un poco y le hizo carraspear ligeramente ante la connotación que había en "interesante" en esa oración, pero sonrió sin duda a momento siguiente.

"Si tienes libre el proximo fin de semana, podríamos arreglar algo"

De bolsillo interno de su saco, sacó una tarjeta de presentación para entregarle al jefe de policía con una sutil sonrisa de lado.

Vio resaltar aquel color en sus mejillas al parecer colorearlas de ese carmesí era demasiado fácil, siendo sincero eso era mas divertido que cualquier otra reacción aunque podía continuar jugando un poco más con el, pero debía de pensarlo bien para que realmente fuera entretenido o algo podía salir mal, como el perder su diversión rápidamente.

"Si, se puede decir que me enamore a primera vista."

Sonrió sin remedio a decir eso.

"Quiero decir de su mirada."

Hizo una especie de puchero por el comentarió, aunque seguramente era verdad.

"Bueno, no todo el tiempo me ponen cosas frías en la espalda" dijo en un son de reproche casi infantil antes de sonreírle. "Gracias, tu vestido es lindo también"

Dio un pequeño trago a su bebida mientras las escuchaba, antes de voltear a ver a la gente que había por allí.

"Pues... es una ricachona que le gustan las artes. Algo así me dijo" comentó sin mucho detalle, tratando de recordar esa conversación. "Mmh... yo la conocí un día luego de una presentación, creo que estabamos interpretando Sueño de una noche de verano, yo estaba haciendo de Hermía y... oh, bueno, no es importante. El caso es que fue tras banbalinas a felicitarnos a algunos, nos sacó plática y dijo que no era su negocio, pero le interesaba promovernos y presentarnos gente."

Se encogió de hombros.

"Yo no sé, tiene gustos medio... raritos, si sabes a lo que me refiero" Se distrajo un momento para "robar" un canapé de la charolaa que llevaba uno de los meseros y dijo poco antes de llevarselo a los labios: "Igual, me cayó bien, me compró... esta pulcera"

Mostró su muñeca izquierda mientras con la mano derecha se ayudaba a llevarse el bocadillo a la boca. Era una elegante pulcera de oro blanco con pequeñas incrustaciones de diamantes. Linda, cara, de buen gusto... Milliarde casi nunca la usaba.

Sonrió ante el destello de aprobación en los ojos ajenos y, elegantemente, tomó su brazo para guiarlo entre la gente.

Vio a Jaska entre la gente y una mirada aparentemente serena pero que sabía que el moreno entendería, a fuerza de conocerla, como "estás muerto" sumado a una sutil sonrisa fue lo único que le dedicó antes de volver su atención al duque y a los presentes.

Reconció entre todos a uno de los invitados con quien tenía particular interés en hablar pero, por lo agetreada de la noche, no había tenido oportunidad alguna. Alguien que, en su opinión al menos (y que era la más valiosa en ese lugar), era particularmente interesante.

"Engel Strauss..." llamó al estar cerca de esa persona. "Por fin tengo oportunidad de verle en persona y no a través de pinturas, estuve por pensar que no se presentaría hoy, considerando lo difícil que es verlo en este tipo de eventos."

Volvió la mirada al duque y sonrió con sútil coquetería, la de negocios, por supuesto.

"¿Conoce el nombre?" preguntó haciendo referencia al albino "Engel es un gran fotógrafo del que he tenido oportunidad de ver sus trabajos en algunas galerías, debo decir que me he vuelto seguidora de su trabajo"

Volvió su vista al fotógrafo y, llevando algunos de sus mechos de cabello negro tras su oreja, se disculpó sin perder esa sútil sonrisa.

"Qué desconciderado de mi parte... permitame presentarme: Zina Faber, la organizadora de este evento" Tocando ligeramente el brazo de Patrick con su otra mano, lo señalo a su manera "No se sí ya conozca al Duque Patrick Donovan Bourke, probablemente no tenga que decir mucho de él"

"Oh..."

Casi por reflejo, porque empezaba a sentirse tremendamente incómodo, dio un paso hacia atrás, chocando con alguien, voletando rápido para disculparse por ello, apenado.

"Lo siento, no fue mi intención..." dijo bajito, mostrando la leve preocupación en su rostro antes de volver la vista al otro joven, sin saber qué hacer, o decir.

"Ah, yo... gracias"

"Eres demasiado lindo para tu propio bien."

Comento con una sonrisa en los labios a verlo de aquella forma, era entretenido de hecho pensó que sería diferente pero ahora veía que no era así, eso le entretenía pero debía dejar de pensar en eso o haría mucho más cosas que como buen ciudadano no debería de hacer, aunque tal vez de forma discreta estaría bien, pero debía de pensarlo muy bien.

"Mm, ahora que recuerdo, su apellido se me hace familiar..."

"¿Lindo?", más bien se sentía como una pobre langosta mirando desde el cristal de la pesera como se comían a sus hermanas, mientras sabía sobre ella la mirada de quien buscaría devorarla a ella.

No dijo nada por el cumplido, sólo buscó discretamente con la mirada a su tío, notandolo ocupado e imaginando la respuesta a una pregunta que ahroa sabía nis iqueira valía la pena hacer.

Se notó preocupado, pero volvió su mirada a su interlocutor, más por reacción que porque lo hubiera calculado, dejando ver una ligera duda en sus ojos y sus labios ligeramente separados.

"¿El apellido Wohlmuth?"

Eso era raro, no era un apellido cumún, al menos no en Inglaterra, considerando que el apellido en sí era alemán y no podía conectar del todo lo que había mencionado la señorita Faber que hacía el rubio con algo que pudiera relacionarlo con algún familiar.

"No... sabría decirle..."

"Le agradezco... Y tenga por seguro que seguiré disfrutando de él, aunque mi mayor placer sería poder hacerme de alguna de sus fotografías para agregar a mi colección personal, pero supongo que eso ya podremos hablarlo después."

Bueno, parte de toda la fiesta era hacer negocios, ¿no? y que estos fueran convencientes para todos. La otra parte estaba en las relaciones, y notó con particular agrado que a uno de sus fotografos preferidos mostrara una especial atención en quien le presentaba...

Ahora que daba ver si el Duque mismo estaba complacido con su elección.

"Si... Un conocido de mi madre llevaba ese apellido..."

Comento de forma casual luego continuando con una expresión pensativa como recordando aquel nombre o algo similar, aunque ese nombre estaba grabado en su memoria desde que lo supo completamente, no era algo que sencillamente olvidaría aunque tampoco marcara su vida, pero aun así había cosas que debía dejar completamente aclarada.

"Hasta puede que usted lo conozca, aunque también que simplemente sea una coincidencia... Era un Beltrán... Beltrán Érico Wohlmuth"

Era un adulto de 22 años pero no se despegaba de Alvah mientras caminaba y observaba a los invitados, vestido en su traje de un color gris claro y la corbata que resaltaba sus ojos celestes. No conocia a nadie por lo que buscaba la proximidad de alguien que lo hiciera sentir confiado

Se giro hacia su voz y asintio

"Si hay algo que no lleve mucho alcohol seria perfecto..."

La etiqueta demandaba la asistencia a ese evento, la "bomba" del año por llamarlo de alguna manera, una bebida, saludos forzosos y con ello habria cumplido con los requisitos que se ameritaban de el en un evento social de semejante magnitud, la mayoria de los presentes eran autenticos desconocidos para el salvo de vista, otros tantos ya ni les recordaba y si les olvidaba poca importancia debia manteneren su vida. La pequeña minoria si corria con algo de suerte seria algun conocido de años con el cual podria tranquilamente pasar y salvar un poco de aquella noche, si no se daria la fuga de forma elegante.