Veinticuatro

Por primera vez en mucho tiempo el duque llegó temprano a un evento, en realidad había sido a causa de la destreza de todos los sirvientes de la casa que bajo la amenaza del mismo duque, de que si llegaba tarde a un evento tan importante reemplazaría completamente al servicio de planta sin reparo; a sabiendas de que lo podía hacer sólo por gusto, los trabajadores se encargaron de organizar lo propio para el evento, incluido el transporte con muchas horas de anticipo, corrieron durante la mañana porque pese a la amenaza sabían que todo dependía en realidad del humor del pelinegro, tardo horas contemplando las nubes y más aún tomando el té, pero al final como habían empezado todo el ritual casi desde la madrugada, a una hora apropiada había dado por terminadas sus distracciones, por lo que accedió a ser preparado y conducido al hermoso hotel; era tarde pero no tanto cuando fue anunciado a los presentes y entró con el mismo aire calmado y etéreo que lo caracterizaba saludando conforme la etiqueta a las personas más importantes del lugar.

El regalo había sido elegido por los asesores del duque sin que este se enterara o acordara aunque pagado por su bolsillo; un hermoso vestido color aguamarina de la seda más fina encargado con anticipo a un reconocido modista de Paris descansaba en manos de un encargado que lo dejó con el resto.

Mientras un sirviente suyo se encargaba de buscar un lugar alto, con vista a los jardines y al salón de la fiesta, ligeramente apartado del barullo pero desde donde pudiera ver todo, tal como era capricho del pelinegro para pasar el resto de la velada; el duque esperó por la anfitriona para saludarla y luego olvidarse de todo.

Se detivo apenas un segundo, porque lo necesitaba, pidió un Kirsch caliente y decidió que dejaría a los invitados en paz un rato, porque, bueno, era su fiesta y debía divertirse también. Y sí, ver la expresión del sobrino de Érico era bastante divertido, pero tal vez no lo suficiente.

Echó un vistazo a un lugar lleno de personas que consideraba interesantes y que, si hubiera sido de otra forma, no hubiera invitado. Reconoció a un fotografo cuyo trabajo le encantaba y le parecía particularmente bello, incluso lo suficientemente bien trabajado como para proponerle exponer alguna vez en galería.

El jefe de policia, una pianista a la que había tenido la oportunidad de asistir a uno de sus eventos; Nadir, que conocía por la casa de modas y que había pensando en invitar, además por lo obvio, también porque recordaba que la novia de Jaska estaba estudiando diseño de modas y quizás podía ayudarle un poco.

Érico y su sobrino, el dueño del hotel, un representante de la familia Usami (del que casi no le sorprendía que estuviera solo uno por el momento, aunque casi hubiera jurado que mandarían primero al hermano "de enemedio" pero bien). Oh, uno de los Telesca, la familia que tanto elogiaba su maestro de chelo en el extrangero y...

Sonrió al ver a una jovencita de cabello teñido en un color limón, contrastando con el rojo de su vestido. Colores complementarios. Lindo. Una pequeña manzanita.

Dio un buen trago a su bebida cuando se la trajeron y decidió relajarse, tenía toda la noche, y de una u otra forma podría hablar con ellos en algun momento, elogiar sus trabajos y tal vez dar apoyo a uno de esos artistas, o simplemente pedirles un trabajo. Lo que quería ya lo había hecho, reunir en un lugar oportnidades para los invitados, después de todo, tanto para la clase alta como para los artistas, las realciones eran de lo más importante.

Pero al parecer... eso de relajarse por completo no estaba en los planes del destino para ella, porque justo hbaía tomado la decisión, el anuncio de la llegada de uno de los más importantes invitados se había hecho y... como buena anfitriona, debía ir a recibirlo.

"Duque Bourke... es un placer tenerlo aquí"

Tarde, tarde, como siempre tarde. Mala costumbre que tenía desde que estaba en la escuela y que en definitiva no se había quitado ni aún ahora. Lo único a lo que llegaba temprano, era a las presentaciones de obras en el teatro y porque sus compañeros se encargaban de eso.

Pero, una invitación que hacía referencia a ir formal no podía esperar que ella, que solía andar en mayones, tenis Converse y suaderas o mini faldas y blusas pegaditas, llegara a tiempo.

Ni quería ver el reloj, era tarde, punto. Pero... se veía bonita, con un bestido blanco con piedritas que brillaban, el cabello suelto planchado y tacones.

Pensó en saludar a la anfitriona, que alguna vez le había sacado platica tras bambalinas, pero viéndola ocupada con el Duque, decidió mejor ir directo a la barra para pedir algo de tomar. Una piña colada, nada especial, nada rebuscado.

"Estos ricos raros..." soltó al aire.

Esa sonrisa que había dedicado al ajeno, pareció congelarse así cuando escuchó sus palabras en un idioma que reconoció como japonés y del que no tenía más noción que las de... un chico con un hermano que ve anime y juega videojuegos.

"Kon...konbanwa?"

¿Casi se decía buenas noches? No tenía la menor idea.... no se acordaba en absoluto y, a la sonrisa, le siguió una risita nerviosa. Estaba completamente aterrorizado.

"'Shin' entonces..."

Recibió su bebida pronto, si algo debía admintir es que el lugar tenía un buen servicio y eran rápidos y eficientes, como pocos lugares cuadno hay muchos invitados.

"Gajes del oficio, supongo. Descuida, los asuntos familiares tampoco son mi tema favorito."

Y aún así llevaba a su sobrino con él. Quizas porque de entre sus familiares, Orel era de los que habían resultado más centrado, aun pese a ser hijo de Hugo. A la pregunta de "¿por qué militar?" no pudo sino sonreír de lado, casi burlandose de quien era él mismo años atrás.

"Porque quería brindar un servicio a la nación y a la corona. Era un crío bastante idealista... ¿Por qué policía?"

Pudo encontrar a la anfitriona sin problema por lo que escuchó hablar sobre ella a los otros invitados, una pelinegra que saludaba al duque… el duque, sonrió pero descartó la idea al punto… esa era una tirada demasiada alta para ella, se dedicó a vagar lentamente por el sitio tomando una margarita.

Una cabeza rubia por allí le llamó la atención, podía reconocer esa cara, y cómo no, esas piernas… una bailarina que podía sin pena competir con ella en cuanto a destreza; la había visto un par de veces por ahí en Soho, amiga de amigos, como todos en los teatros…

Se acercó lento porque el vestido no permitía saltar como loca, y llegando a su espalda puso la copa fría un segundo en la parte desnuda de la espalda ajena para que volteara…

-Hola rubia… no esperaba verte acá…-

"En definitiva, no me veo haciendo algo más que esto y tampoco me arrepiento dehaberlo elegido."

Sonrió y le dió un buen trago a su whisky, pero dejándolo un poco en su boca antes de pasarlo, repasando bien las palabras de su compañero antes de hablar de nuevo.

"Y... ¿que iba a hacer en Nueva York que no parecía tan rentable? Por como lo dice no tiene mucho que ver con lo que hace ahora?"

Estaba tan distraída disfrutando de su bebida, viendo los adornos del lugar y leyendo los nombres de las muchas botellas que había en el bar que cuando esa copa fría le tocó la espalda, se arqueó al instante, con un sonidito de queja a medias, bastante sonoro, involuntario.

Ya estaba por gritarle "¡cretino!" a quien fuera que hubiera hecho eso cuando en lugar de un ricachón aprovechado se topó con una imagen que le parecía de cuierta forma familiar.

"Hey~, verde limón, tampoco pensé que anduvieras por aquí, ¿qué tal?" saludó alegre, aunque una de sus manos trataba de quitarse la sensación que la copa le había dejado frotando ligeramente la zona con el dorso. "¿Como has estado?"

El rostro del duque se mostró genuinamente encantado mientras tomaba la mano de la bella señorita inclinándose con galantería elegante para dejar un amago de beso, sin tocar aquella delicada mano como es debido.

-La luz más resplandeciente de esta noche, la hermosa festejada… espero que encuentre agradable su regalo; el placer es todo mío…-

Se dio el gusto de recorrer a Zina con la vista encontrándola tan hermosa como él lo había asegurado en su saludo, aunque si le daba la gana podía decir lo mismo de cada una de las invitadas de esa noche no demeritaba sus palabras ni un ápice, aunque lo que más apreció fue que la cabeza de esa brillante empresaria, que conocía más por sus acciones y movimientos en los negocios que de vista, la sostuviera un cuerpo tan bonito.

-Te robaría con gusto por el resto de la fiesta, pero quizá sería injusto para el resto… ¿Puedo servirte en algo querida, o te dejo libre para el resto?-

Dijo amablemente mientras le regresaba la mano, su manera de excusarse para que si Zina no deseaba presentarle con alguien o preguntarle algo pudiese ir al asiento que su sirviente al fin había encontrado para disfrutar a su modo de la velada y encontrar… sí es que lo hacía… alguien o algo interesante en quien volcar su atención… y con quien escandalizar al sirviente que lo seguía como sombra diluido entre los invitados.

Sonrió a escuchar su saludo al parece podía entretenerse con el un poco más.

"La señorita Zina me ha comentado que estudia idiomas, me permite saber cuales son los de su agrado."

Seguía hablando en aquel idioma, el corresponder un saludo seguía siendo una invitación para continuar hablando al menos hasta ver que le contestara en otro o que diera pauta a mencionar que no lo entendía, sonrió pues era entretenido ver su carita de pánico, miró sobre sus hombros cierto cabello rosado al parecer habían mandando primero a Eliot.

Sonrió al no entender palabra alguna... salvo tal vez "watashi" que sabía que había escuchado en algún lado y que su hermano le había dicho que significaba pero simplemente, entre los nervios y demás, no podía recordarlo, así que simplemente se quedó sonriendo por un momento, en silencio, sin idea de qué contestar y...

Sólo hizo una pequeña reverencia después para contestar lo que creía más adecuado en ese momento, en lo poco que conocía del idioma.

"Gomen ne... Kaled-sama..."

Y le mostró una sonrisa apenada, sintiendose realmente mal con él mismo por sentir que no daba la talla... Era su culpa, por no haber preguntado el idioma que la joven Faber esperaba que manejara, por no atender las advertencias de su tío sobre esa persona.

Apesar de su caracter dócil y todo, no podía evitar sentirse humillado, en parte, y con unas terribles ganas de llorar de corage, pero más con él mismo.

Bajó la mirada, sin quitar la sonrisa que le había mostrado al otro rubio y buscó caminar para alejarse un poco.

De verdad... qué mal había quedado como traductor.

Aquel rostro que dejo ver aun cuando se esforzaba sonreír fue encantadora, un gesto que le encantaba por lo que significaba pero no pensaba ser tan malo, bueno más adelante lo sería un poco ahora a detener un pequeño rubio que huía, le siguió el paso deteniéndolo antes de que avanzara más.

"Al contrario discúlpeme por hacerle mostrar ese gesto."

Le menciono como toda buena persona.

"Pensé que manejaba el japones pero podemos hablar en este idioma si mas le agrada."

Le invitó a salir hacia unos de los balcones para que tomara aire, guiándolo de forma lenta como si deseara redimirse aunque en teoría no era su culpa, bueno no necesitaba saber que si sabia que no lo hablaba.

Quería ir con su tío, sólo para avisarle que quería irse ya porque no estaba a gusto, pero se vió detenido por el rubio de antes, volteando a verlo, porque... bueno, tecnicamente no había sido él el culpable de lo que había sentido, Zina sólo le había dicho que era traductor.

Pero ante sus palabras no supo que responder, no cuando mencionó un gesto del que no estaba seguro de saber a cual se refería, pero que igual le daba algo de pena, porque no podía ser uno bueno si él otro creía que debía disculparse por eso.

Desvió ligeramente la mirada, aun viendo al piso, apenado.

"Descuide... no fue su culpa, yo debí decirle que no sé hablar el idioma..." suspiró, haciendo un esfuerzo para verlo de nuevo, sin sentirse mortalmente avergonzado, aunque se vio siendo guiado a otro sitio. Pero no dijo nada, solo se dejó llevar, mirando a todos lados, buscando a su tío con la vista antes de volver la vista al dueño del hotel.

"Lo siento... por lo de antes"

"No se disculpe, el japonés es como mi segunda legua madre es por eso que se me hace natural hablarlo."

Le comento como quitándole importancia a todo ello y sólo dándole una breve introducción del porque hablo en ese idioma, pero como estaba claro ya sabia que no lo hablaba, pero como revelar eso a alguien que le atraía para molestarlo sin "intención", no, seria un peligro que lo supiera, seria su juguete pero si saberlo claro estaba así era mas divertido.

"Es normal encontrarnos con algunos tropiezos como esto, es por eso que siempre debe da pie a decir que idioma maneja de esa forma evitara tales momentos, aunque conmigo no hay problema entiendo perfectamente debido a que me muevo entre varios."

Le dio una palmada en su hombro.

"Además de cierta forma agradezco la confusión porque he visto algo que atrajo mi atención."

Escuchó un saludo viendo que se trataba de un directo de orquestra reconocido, el cual había tenido oportunidad de conocerlo en otra ocasión, lo saludo de manera alegra por verlo de nuevo, hablo un poco con él distrayéndose de aquellas fiesta antes de ver que debía retirarse pues al parecer había mucho más conocidos por allí, le permitió ir al menos eso la distrajo un rato, se levanto para ir a un lugar mas silencioso donde pudiera hacer una llamada.

Sonrió sin duda ante el halago del duque que, sin problemas, podía reconocer como un cazador experimentado, de aquellos que saben bien lo que quieren y lo que desean. Precisamente del tipo de personas exitosas de las que le gustaba rodearse.

"Estoy segura que me agradará" comentó al retirar su mano con elegancia para pedir a uno de los meseros que se acercara. "¿Ya le han ofrecido algo de beber?"

Ella, por su parte, saboreó la propia bebida con gusto, analizando al personaje, lo que sabía de él y las posibilidades en la fiesta, alguien que pudiera ser lo sufiencientemente peculiar, extravagante, encantador y talentoso como para captar la atención de ese personaje.

"En otras circusntancias, no tendría problema en pasar el resto de la velada con usted, pero, por tentador que sea, no puedo desatender al resto de mis invitados. ¿Qué le parece si mejor le presento a alguno de ellos? Un... hermoso joven, ¿quizás?"

Porque algo había oído de eso, secretos a voces entre la gente de Hampstead que siempre estaba atenta para captar. Todos hablan, porque muchos alardean, ella misma sabía que más de uno sabía de sus propios gustos, pese a no haber "declaraciones oficiales.

"¿Cantante?"

Preguntó con un ligero tono de incredulidad, no porque lo dudara aproposito, sino por lo distante de ello con el trabajo de un policía, aunque cuadno lo explicó, de cierta forma sonaba razonable, sumado a sus razones para convertirse en un policía. Tenía sentido.

Decidió no hacer comentario alguno sobre el tiempo verbal con el que se refería a la fe que le tenía su hermano y no cuestionarlo al respecto porque respetaría lo que en un inicio le había pedido. No hablar de la familia... Tal vez en otra ocasión, cuando hubiera más confianza.

Negó levemente con la cabeza tras escuchar todo lo que parecía implicar el ser cantante, algo con lo que él mismo al menos no hubiera tenido que enfrentarse como un precio para hacer lo que le gustaba, algo que no hubiera aceptado tampoco.

"Creo que hicieste bien en salir de ese mundo antes de que te atrapara... O que algún policía lo hicera."

Sonrió mientras le daba un pequeño trago a su bebida.

"He oido que hay una taberna con karaoke en Barnes. Talvez valdría la pena ir alguna vez"

Suspiró.

"Gracias... creo. De verdad lo tendré en cuenta a la próxima"

Aunque alzó el rostro al sentír la palmada en su hombro, tocando este, sin estar muy seguro de a qué se refería el otro.

"¿Sí? y... ¿puedo saber qué ha sido?"

Se abrió paso en la fiesta, olvidando de hecho mostrar su invitación y sin reparar que seguramente ni siquiera era necesaria, él mismo había sido parte de la comitiva de organización medio a regañadientes, del brazo de Elysa a paso más o menos rápido, nervioso pensando que había sido una estupidez darse esa media hora para terminar de ver el Fulham - Chelsea de la Premier League que para colmo terminó en empate, 0 - 0 además.

Se cerró el saco nervioso y le habló a Elysa al oído, un poco asustado, olvidando que tal vez iba algo rápido para ella, de pronto jugando con sus mancuernillas, e ignorando que no estaba resultando nada glamurosa su entrada. Ya tendrían tiempo después para exhibirse por ahí, ahora tenía que encontrar a Zina y pedirle perdón mil veces. Ya.

"¿Ubicas su cara? Ayúdame a encontrarla... quería que estuviéramos aquí antes para platicar con calma pero... eso" terminó de hablar, incapaz de decir 'pero soy impuntual y por una idiotez estoy arruinando todo'.

Besó rápidamente su mejilla, más su pómulo coloreteado en realidad, y su sien. "Lo siento, Ely"

Traje:

Le sonrió escuchando aquella pregunta, bueno no era como si le fuera a decir abiertamente la razón de aquella atracción que sintió, aunque si podía decir parte de ellas, bueno algo similar a eso o tal vez una pequeña mentirita estaría bien, en realidad los motivos no era de gran importancia al menos no en esos momentos, pero complacería al ajeno un poco.

"Me gustaría decirle, pero creo que me sentiré muy atrevido."

Se recargo en el barandal pasando a mirarlo.

"Pero puedo decir que dentro de ello entra el color de su mirada."

Una fiesta a todo lujo, como correspondía a una empresaria como la joven Faber… saludó a las personas que llegó a reconocer, generalmente todas eran relaciones de negocios y la sonrisa diplomática que tenía tan natural pintada en la cara empezaba a cansarlo… las fiestas honestamente pueden resultar en algo realmente pesado, de disculpó de una dama que no se cansaba de halagar su propia colección de fuentes romanas y se encaminó a una de las venas, con suerte podría salir a un balconcillo y descansar una media hora de todo aquello, mientras lo hacía tomó otra copa de vino, antes de deslizarse tras las elegantes cortinas.