Un objeto único (libre)

Resultó una sorpresa extra el que el chico además compusiera, eso no sólo era nuevo si no que lo colocaba ampliamente en otro nivel, estaba en las obras y tenía la cabeza como para tocar instrumentos… que chico tan hábil; y que sabía de tantas cosas, aunque no fuese un experto… en realidad y si lo pensaba fríamente a la larga un experto es alguien que cada vez sabe más, de menos…

-Cantas!-

Eso provocó que Armand fuese ahora quien se inclinaba hacia delante en la mesa para estar más cerca del de ojos violetas… cantaba, si había algo que Armand no podía hacer sin sentirse torpe como elefante, era vocalizar… sin embargo amaba las voces de otros que alcanzaban notas hermosas, estremeciendo a quien les escuchaba… bien o mal, soprano, tenor o barítono, no importaba…

-Mmmm… ¿De mí? Estoy mucho más interesado en escuchar de ti, pero veamos… una tú y una yo suena mucho más justo… ehm… lo habrás notado hace un rato, soy Italiano… mis padres viven allá, yo estoy aquí viviendo solo mientras concluyo mis estudios y trabajo un poco para la empresa familiar…- dijo mientras seguía inclinado en la mesa mirando fijamente al joven con una sonrisa suave como diciéndole “ahora tú”

Casi deja caer la cuchara dentro de su taza, de hecho detuvo apenas para que no salpicara demasiado cuando lo escuchó expresarse de manera diferente a hasta ahora. No solo dijo en voz alta algo que el, no solía comentar por su acotumbrado gusto al anonimato, e incluso miró a un lado y otro de reojo como viendo si alguien había notado esa palabra, dos de los hermanos que atendían los voltearon a ver.

Cuando regresó su vista a la mesa, se irguió ligeramente cuando lo notó un poquito mas cerca, su sonrisa denotaba una agradable sorpresa, y Gilbert igualemente sorprendido, dejó que la cuchara se undiera en el tibio líquido poco a poco, sonriéndole también, suavemente. - Si, ¿es demasiado sorprendente? - cerro los ojos con una sonrisa, aun que fue notable que apartó la mirada antes de hacerlo, de hecho, sintiendose súbitamente humilde.

Tras esos anteojos el otro lo comenzaba a mirar con expresiones mas auténticas y variadas que la cortesía. Sorpresa, tenue desacuerdo y algo mas que no pudo descifrar, pero lo escuchó mientras hablaba sobre si mismo. - oh... me parece justo - dijo llevandose la taza a los labios, mirándolo a los ojos cada que podía, como normalmente hacía, era descortes no mirar a los ojos cuando hablabas con alguien. Si que le sorprendió el tipo de persona que era Armand, era un hombre joven, empresario a futuro, que vivía solo (como el) buscando terminar sus estudios. Bastó eso para identificarse y tenerle en estima, pero no solía demostrar esos pensamientos. Era interesante, sobre todo la parte extrangera, miro brevemente el techo imaginando todo eso - Vaya... entiendo tu situación entonces... Italiano tal como pensaba... - detuvo sus palabras cuando bajó de nuevo la vista y vio su sonrisa, sonrió un poco con la comisura de los labios sin poder evitarlo. - Puede que suene muy exótico pero no lo es tanto ... Soy francoaustriaco... viví en Francia casi toda mi infancia, pero me mudé a Londres cuando comencé mis estudios en artes escénicas, música y actuación sobre todo... sigo estudiando, falta poco para que logre graduarme, mientras tanto me dedico a ayudara un amigo mio con su productora de teatro.. - se detuvo y le miró como diciendole... " esta bien asi?".

-Más allá de ser sorprendente, es demasiado atractivo…- susurró mientras jugaba con el mango de su taza, pensó en lo raro que podía sonar eso así que lo complementó –Me refiero a que… es algo que me agrada… además, tu voz suena muy bien hablado… vocalizando debe ser aún mejor…-

Escuchaba un poco de la historia del castaño, también era extranjero en esa tierra, Francia… hermoso lugar para nacer y criarte como artista, había estado en la ciudad de la luz durante temporadas cortas, aunque siempre por trabajo, nunca pudo siquiera visitar los museos. Sonrió cuando sus gestos trataban de inquirir si era suficiente con lo que había dicho, asintió encantado entrelazando los dedos de su manos y apoyándose en la mesa.

-Suena bien… ¿Estas entonces por tu cuenta?... Bueno… algo más de mi… no tengo mascotas, pero me gustan los gatos, ehm… cielos… soy poco creativo al charlar por lo que veo jajaja… ¿Quieres preguntarme algo en particular?- dijo divertido al darse cuenta que en efecto, nada de si mismo le venía a la mente para poder contarselo al otro.

mm... - el también por su cuenta estaba pensando en lo que sería bueno preguntarle a continuación, estaba preocupado hasta que escuchó el dato que Armand le ofrecía... definitivamente nada muy esclarecedor, o al menos a simple vista, así que rió un poco de su percepción sobre la creatividad de charlar. - no veo por que el tener o no mascota no pueda ser trascendente... eso puede hablar un tanto de uno mismo... yo tengo un gato, es un consentido y realmente, a veces me preocupo de más por el, sabe cuidarse solo, mucho mas que personas que conozco en el medio en el que trabajo... en lo único que coinciden es en el aire de divas - sonrió, estaba refiriendose al mundo artístico - los gatos al menos son autosuficientes y no necesitan de la aprovación de los demás... supongo que eso es lo que me gusta de ellos... ¿que es lo que te gusta a ti?... - lo miró aún con una sonrisa divertida. - si, quizas estoy haciendo demasiadas comparaciones con las personas... pero si no quieres hablar de detalles específicos sobre los gatos... podrías contarme, nunca te había visto en Soho... no eres de por aquí verdad?... - miró brevemente su ropa... aun siendo sencilla era visiblemente de buena calidad, de ese tipo de ropa que era muy cara. El casi siempre buscaba vestir de buena manera, la presencia e imagen en el mundo del teatro era importante, aún cuando se era una persona humilde.

El chico tenía un gato, eso era adorable… había pensado un montón de veces en comprarse uno desde que llegó a Inglaterra, pero por una u otra razón siempre lo posponía, hasta la fecha seguía diciendo “la próxima semana” que al final nunca llegaba.

-Me gusta justamente que son unos convenencieros… cuando quieren mimos los buscan, cuando quieren comida también… cuando no te quieren cerca se largan… son terriblemente honestos… supongo que eso es lo que me gusta de ellos-

Había terminado su bebida, miraba al castaño a los ojos mientras hablaba, se desviaba a su boca a veces, después a sus manos, eso era todo en lo que se enfocaba aunque sin darse cuenta de esos detalles conscientemente.

-No, no lo soy… ¿Tanto se me nota?- bromeo mientras estiraba un poco los brazos como mostrándose para una evaluación ante Gilbert –Vivo en Wimbledon, aunque vengo a Soho a muchas presentaciones… el arte me interesa… ¿Qué mejor lugar en Inglaterra para estar cerca del arte que Soho? Y ya vez… te encontré a ti hoy, a ti y tu obra…-

Se miraba interesado, con un codo en la mesa se pellizcaba un poco el labio con los nudillos sin dejar de mirar a Armand. Sonrió, vaya, pues Wimbledón era un lugar de nivel alto, no sería un ricachón pero poco le faltaba, vivía en el segundo mejor barrio, pero eso le alegró, después de todo ahí solía haber gente mas preparada y versada gracias a la universidad que en el mismo Hampstead, además el castaño no parecía nada "estirado", corodial y educado si, pero en ningún momento le había parecido un creído. Es por eso que ni una sola vez había tenido que fingir una sonrisa.

En ese momento tenía una cuando se mostraba a si mismo, de hecho era raro que alguien le sacase una sonrisa con esa facilidad. - vaya... pues no estoy seguro si el de la suerte fuiste tu o mas bien yo... - le sonrió cómplice, le agradab su compañía, le encantaba que le gustara el teatro y, pese a que le avergonzaba un poco a su humildad, le gustaba que le hubiera reaccionado así con saber que era cantante. - yo encontré a alguien que parece valer la pena mucho también - dijo sinceramente, tal como él había aprendido a comportarse desde que vivía en Soho, donde no era conveniente hacerse de mentiras y enemigos. - Yo vivo aquí desde que tuve que empezar a vivir or mi cuenta... mi familia sigue en el extranjero, pero... me gusta apañármelas solo, no será una gran casa señorial pero es propia y vivo solo, asi que es a mi gusto, si deseas visitar algún día... - sonrió levantando su taza con una sonrisa amable.

-Jajaja quien sabe, quizá ambos-

Asentía y mantenía una sonrisa amable en su rostro aceptando en silencio aquello que parecía un cumplido, sin duda lo era… no era muy bueno recibiéndolos pero le agradaban cuando venían de alguien que no estaba buscando un beneficio, alguien que no era ni cliente de sus padres ni suyo, que no necesitaba una venta o un lote o una pieza de arte… era sólo alguien con quien se había topado en la calle y resultaba ser una persona increíblemente agradable.

-Lo importante no es la cantidad si no la calidad ¿O no? me parece que entonces el merito esta en que es tu casa y la lograste con tu esfuerzo… eso vale más… y claro, me encantará conocerla un día-

La tarde se había vuelto mas amena de lo que imaginó, compartió uno que otro detalle mas con Armand sobre su estilo de vida, le habló un poco sobre Gerome, era un amigo bueno pero constantemente estressado, no le dio detalles de la edad ni complexión, para Gilbert era mas útil decirle que si algún día lo conocía, lo mejor era dejarse contagiar sin prejuicios por su forma tan llena de energía para todas las personas con quienes hablaba.

Me gustaría platicarte un poco mas sobre el, es parecido a mi, pero en realidad no estoy seguro de que esté quitándote el tiempo o no - miró su reloj de pulsera, no se había dado cuenta que su taza llevaba cierto tiempo vacía, incluso de pronto, como si hubiera despertado, le costó algo de trabajo recordar por que estaban ahí, hasta que giró la cabeza para mirar la vasija, que seguía en aquella bolsa.

Pensar en el amigo de Gilbert le causaba una risa nerviosa, porque por como lo describía sonaba al tipo de personas excéntricas y encantadoras que poblaban en mundo de los artistas, ahí hasta donde alcanza a llegar la vista… de esos que más vale dejar que te arrastren en su energía, para ver lo mejor de ellos.

-Me gustará conocerlo, aunque probablemente los primeros momentos me llene de pánico, las personas tan llenas de vida deslumbran antes de que te acostumbres a ellos… Oh no, no te preocupes por el tiempo, pocas veces puedo disfrutar de una compañía tan agradable…-

Aunque la verdad no quería tomar más café por ese día, y no tenía hambre tampoco, terminarían corriéndolos de ahí si no consumían más?... no lo creía.

-No se si quieras caminar un poco, puedo acompañarte a tu casa… y ya te iré a visitar otro día-

Enredó los dedos en el asa de la bolsa y sonrió, era increíble esa pieza, en otras circunstancias estaría siendo trasnportada por algún coleccionista en una caja protegida, pero esa era una de las tantas sorpresas de los tianguis, a veces se encontraban cosas de valor incalculable, pasando desapercibidas entre lo demás. Eso le daba un aire humilde y de tesoro descubierto que el apreciaba mucho en las piezas.

Estaba aun mirando la pieza cuando escuchó de nuevo la amable voz de Armand... era un joven agradable, apenas lo conocía y esa era la impresión que daba, - congeniamos en eso - dijo sincero y algo apenado, le agradaba la idea de ser buena compañia, o al menos no ser fastidioso.

- Ah... en serio?, me gustaría caminar un poco... si no te molesta - dijo y sonrió mientras hablaba, era extraño pero simplemente no se borraba la sonrisa - y buenoo... supongo que no tengo problemas, si no te quito el tiempo no hay ninguno - sonrió poniéndose de pie y le hizo una seña con la cabeza, el fue hacia el mostrador y pidió la cuenta, la cual pagó en la caja del local. Dio las gracias por tan rico revicio y siguió caminando ahora, en dirección a la ruta "panoramica" (menos directa) de su casa - dime... ¿que te atrajo este dia a buscar entre las piezas?, el deseo de dar el regalo?, o solamente curioseabas por el tianguis?, estando tan lejos de casa me sorprende - comenzó mientras le esperaba un poco a que saliera de la cafetería también.

-Entonces vamos…-

Miró al castaño pagar el consumo, se limitó a agradecer sonriéndole suavemente a quien les despidió cuando cruzaron la puerta del café, sus pasos encontraron la calle mientras andaba al lado del muchacho, caminaba sin preguntar, seguro de que el que guiaría sería Gilbert.

-Sólo vine a ver que encontraba… algo extra de tiempo libre… además buscaba un regalo para mi madre… si queda un poco lejos no? pero me gustan mucho más las calles de Soho que de Hampstead por ejemplo…-

Miró de reojo al chico, era alguien agradable, sencillo como las personas que tanto le gustaban… y si eso resultara insuficiente, era un escritor, estaba involucrado en el teatro y cantaba… ¿Cuántos estuches de monerías de ese calibre no se había encontrado ya en esas calles? Quizás después de todo, la zona más rica de toda Inglaterra era Soho con sus artistas, sus teatros, su música y sus calles…

-Quien sabe, quizás sólo vine para conocerte…- bromeo suavemente regresando su vista al frente.