Brumas

Recibió el dulce, dudando al principio, inspeccionándolo hasta escuchar la razón del porqué ese regalo, sonriendo por lo tierno que era, no sólo el regalo, sino la persona con la que estaba. Definitivamente sería un excelente médico.

-No me sabrán amargas, pero no por el dulce, sino por la persona que me pide tomarlas -admitió, dando pequeñas vueltas al caramelo entre sus dedos.

Tics, manías... como el de ahora, morderse los labios antes de preguntar:

-¿Me... permites invitarte un café? Es decir, si no tienes nada que hacer ahora, podemos ir a un lugar menos frío.

"Ni el cafe me sabria amargo si tu me invitas..." asintio sonriendo mientras lo veia jugar con el caramelo y morder su labio. Como hubiera querido tocarlo y examinarlo para asegurarse que los dientes no se habian clavado y hecho herida

Sus dedos timidos se flexionaron pero no se atrevio finalmente a moverlos, en exceso impulsivo y atrevido el hacerlo

Lo que hizo fue ponerse en pie y estirar su mano hacia el

"Vamos..." su sonrisa mientras la otra subia para apartar los cabellos que le caian en los ojos lo hacian parecer mas joven de lo que era

Asintió a su vez para tomar su mano y ponerse de pie, sin poder evitar notar los largos mechones de cabello que caían como fequillo... largo, al menos para "lo normal" en un hombre. Sonrió y le ayudó a comodarselo sin pensar realmente, sin darse tiempo para detener esa acción que, como el beso que no había dado, era invasivo.

Pero es que le encantaban los chicos con cabello largo.

-Me gusta tu cabello.

"Te daria un mechon entonces, pero ya no seria cabello largo...asi que a cambio puedes tocarlo cuanto quieras..."

Hizo un suave sonido como un felino al ronronear e inclino su cabeza para apoyarla en la mano que se enredaba en las puntas mas largas. Era tranquilizador, cuando era niño, su madre le tocaba la cabeza para calmarlo en una pesadilla. Se sentia animado cuando su padre y su fallecido amigo apoyaban su palma y sonreian

Y ahora sentia algo nuevo con ese roce. Cuando abrio los ojos, que cerro instintivo, se rio avergonzado porque se habia quedado prendido en aquella sensacion

"Lo siento...me estoy quedando muy embelesado hoy..."

-Lo recordaré sin duda, espero que no te arrepientas -Sonrió ante la invitación, enredando en sus dedos las finas hebras de oro, tan suaves y claras, le hacían sentir la necesidad de apretar el mechón en su palma, de halarlo ligeramente...

Andrew era como un hermoso gatito que parecía ronronear contra su mano en busca de caricias que gustoso le daría, que se había quedado en la intención, por pensarlo demasiado, porque para pronto el menor había "despertado" de ese pequeño ensueño y el había apartado la mano por instinto, agradecido, al menos, de poder escuchar esa risa que se le antojó melodioso a sus oídos.

-Descuida... creo que también lo estoy haciendo yo.

¡Y es tú culpa! pareció gritar una parte más juguetona y sincera de su ser estuvo a punto de usar su voz como un medio más certero para expresarse pero que él no le permitió y que remplazó por una sutil risita propia.

-Es raro, ¿no? Estar en un lugar así y.... -se encogió de hombros un momento antes de negar para sí y mejor empezar a caminar-. Ni te pregunte si te gustaba el café...

"Soy estudiante de medicina, creo que va incluido en el curriculum...si no tuviera en el cuerpo varias tazas al dia, no podria soportar el ritmo de clases y practicas, incluyendo algun sabado por la mañana"

Caminaba, mas bien lo seguia, docilmente, aunque el habia seguido un camino para llegar hasta alli dejaba que fuera Alvah quien lo condujera por entre las ramas enredadas de arboles y los senderos hasta las puertas del cementerio y las calles fuera de este

"Son muchas noches pasadas en vela...¿y tu?...¿tambien escribir exige que pasesnoches sin dormir?"

Una sonrisa empática se dibujo en sus labios al escuchar aquello, imaginando lo pesados que debían ser los estudios del menor, algo consternado por las futuras guardias que seguramente le tocaría cubrir. Medicina exigía mucho, verdaderamente.

-Sí... Pero es distinto... -admitió, tras considerarlo un momento-. A veces te pones un horario, una meta en días, quizás, pero son muchas cosas las que influyen, por lo mismo que no es algo que tenga una respuesta correcta o incorrecta, a veces simplemente las cosas no parecen fluir. Admito que muchas noches las he pasado escribiendo, cuando estoy realmente emocionado con una idea que no puedo dejar pasar el momento, ni las palabras y para cuando me doy cuenta, son ya las 5:00, 6:00 o 7:00 de la mañana.

Sonrió, extrañando esos días en los que se iba a dormir cuando ya el sol se estaba poniendo y luego se quejaba porque las ventanas dejaban que se colara la luz del día.

-No creo que mis horarios de sueño sean muy convencionales en ese sentido.

"Mientras descanses despues apropiadamente creo que esta bien ser un animal nocturno a veces..."

Su mirada era preocupada y que no sonaba como un sermon de doctor

"La inspiracion es una dama casquivana que viene y va a su conveniencia, aunque eso lo debes saber tu mucho mejor que yo..."

Se detuvo ante un pequeño local, recogido y calido, de donde al abrir la puerta salia aroma a cafe, te y pastas de las 5 de la tarde o al menos asi se lo parecio a el

"¿Esta bien aqui? parece lo bastante tranquilo"

-Es una dama a la que aún no encuentro el modo de seducir por completo. Juega conmigo, está conmigo y luego se va por días, sin dar señales de existencia, y luego vuelve demandando toda mi atención, sin importarle si tengo otras cosas que hacer, otras personas que ver...Y aún si no puedo negármele.

Realmente se la podía imaginar, a la inspiración, como ese tipo de amante cruel. pero del que dependía y con el que se atesora cada momento para poder vivir mientras no esta y... Estaba pensando demasiado, y no lo estaba escribiendo.

Sonrió al sentir el penetrante aroma del local y asintió, invitándolo a pasar primero mientras buscaba con la vista una mesa que le pareciera adecuada.

-Se ve agradable, ¿has venido antes?

"Antes de ahora no, esta es la primera vez. Pero creo que no hay mejor compañia para estrenar la visita a este local y tenga opciones de convertirse en mi favorito, aunque no sea despues de una visita al cementerio"

Tambien empezo a buscar y apreto su mano al divisar una recluida a un lado en las paredes de madera y pintura color rojo vino, desde donde podia verse el exterior a traves de los vidrios. Tiro suavemente para que lo siguiera

"Ella tiene muchos amantes que atender, pero si te consuela yo tengo disponible tiempo para pasarlo juntos..."

Esquivando las otras mesas, no puso atencion a que habia incluido los terminos yo y amante en la misma frase

-Me parece que tiene potencial -comentó con una sonrisa, pensándolo secretamente en esos mismos términos. Más por la compañía, más por "estrenarlo" con él, el chico que ahora tomaba su mano para guiarlo entre las mesas hasta una recluida, como si se trataran de una parejita buscando intimidad.

¿Y no lo somos? Se preguntó a sí mismo mientras lo seguía sin chistar, apretando ligeramente esa pequeña mano en la suya después de escuchar su pequeña "declaración" descuidada... una que por poco lo hace reír bajito, luego de la momentánea sorpresa, luego de convencerse de que el menor ni siquiera se había dado cuenta de su "falla".

Si lo soltó al llevar a la mesa fue sólo para adelantarse un poco para abrirle una de las sillas y ofrecérsela mientras respondía:

-Puede ser... pero también es mortalmente celosa, al parecer -esperó a que tomara asiento para recorrer la silla hacía la mesa y acercarse un poco, atrevido tal vez, a susurrar a su oído-. Desde que me vio contigo no se ha apartado de mi lado.

El roce de aire calido balanceo un mechon de cabello pegado a su oreja y provoco que un escalofrio le recorriera hasta la punta de los pies

"Es algo bueno...asi que tendre que mantenerme cerca para que no quiera dejarte solo de nuevo..."

La proximidad hacia que el corazon le latiera velomente, tanto que solo el ruido de sillas y pasos en una mesa cercana lo devolvio a la realidad. Mientras el mesero se acercaba el parecio encontrar muy interesante el mantel. Tan blanco, tan liso...como la mano que habia sujetado

"¿Y que clase de compañera prefiere ser contigo?...¿solo novelista o tambien incursiona en poetisa o dama de la farandula?"

Esperaba que su pequeña ausencia mental hubiera pasado desapercibida, aunque el se habia sentido flotando entre nubes al pensar en ello

El mismo fue a tomar asiento, un poco más despreocupado, tomando de la mesa algo que le pareció un pequeño menú, sin prestarle real atención, mirando más bien a la personita frente a él y sus aparentemente tímidas reacciones. Realmente un lindo jovencito.

-Creo que eso me ayudaría realmente -musitó sintiendo la sonrisa que se le formaba en los labios-. Generalmente novelista, sólo de vez en cuando poetiza, cuando esta de especial humor... sólo a veces le da por incursionar en guiones para obras pequeñas, generalmente por encargo.

"No hay genero que renuncie a inspirar alguna vez, por lo que veo..."

Habia tomado el pequeño menu pero no lo veia, o mas bien lo que le -aparecia- en el eran las preguntas que queria formular, ordenadas en una especie de guion que ansiaba desentrañar mayores conocimientos

"¿Por que escritor?...¿que te llevo a elegir esa profesion?..."

-¿Por qué escritor?

Repitió la pregunta con una pequeña sonrisa nerviosa y exhaló suavemente, desviando la mirada un segundo a donde estaban los demás, acomodando las palabras en su cabeza.

-Era... o soy, alguien con muchos problemas para hablar en persona. Siempre he pensado tener bien claro lo que deseo decir, porque más que palabras son ideas y sensaciones que en a veces eran tantas, tan abrumadoras, que se amotinaban todas en mis pensamientos y cuando trataba de expresar eso, era como si las palabras se atropellaran entre sí y no dejaran nada comprensible... Entonces debía rectificar una y otra vez lo que trataba de decir y terminaba frustrado, por decirlo de alguna manera.

Se relamió discretamente los labios antes de volver la mirada a su interlocutor y ofrecerle una sonrisa que era en parte una disculpa.

-Hace unos diez años más o menos pasó algo que, aunque sea la frase más cliché de la historia, me cambió la vida en muchas formas. Y como era muy introvertido no quería hablar con nadie de eso, no sabía como empezar y un día... todas esas cosas dentro de mí buscaron escape, me puse a escribir como si no fuera yo, como un personaje, y todo eso que yo no podía hacer o decir él podía de una forma mucho más elocuente de lo que yo y pude entender muchas cosas desde ese ser que no era yo pero... me ayudaba a encontrarme a mí mismo y fue cuando supe que, si había algo que quería seguir haciendo el resto de mi vida era eso.Luego surgió la oportunidad de vivir de eso y... heme aquí

Asfixio un sonrojo que queria salir al ver aquel pequeño gesto, apenas y habia visto asomar la punta de la lengua antes de que desapareciera de su vista, pero habia bastado para que una nueva oleada de sangre pugnara por ascender a su rostro

Cuando fue su voz lo que pugno por salir se esforzo por que no temblara. Su primera atencion fue hacia el mesero, una prueba experimental de que podria hablar sin que sus cuerdas vocales temblaran por algo mas que el paso del aire por ellas, cuando le pidio un pastel de arandano y crema para acompañar el té

"Yo tambien he tenido problemas para expresar todos los pensamientos de mi cabeza, aunque en mi caso era mas timidez que encontrar la forma para comunicarlos..."

Se mordio los labios y sus dedos jugaron nerviosamente, dudando de si realizar aquella pregunta que surgio a raiz de la explicacion

"¿Puedo preguntar que fue lo que sucedio que le cambio la vida?"

Pidió un capuccino y un pastel de chocolate para acompañarlo, sintiéndose menos inhibido para pedir algo así de dulce al notar lo que él menor había pedido, no se sentiría tan raro por su paladar dulce si él estaba comiendo algo así también.

Volviendo su atención al pequeño rubio, la timidez de la que hablaba le parecía obvia en esos gestos tan puros, transparentes, y, a la vez, le hacían sentirse afortunado de que, pese a que fuera tímido, hubiera aceptado hablar con él en el cementerio y ahora, un completo extraño que lo instaba a iniciar conversación y que le pedía compartir un café con él.

-Puedes -sonrió antes de tomar una de las manos que se movía nerviosamente, acariciando las falanges de los dedos con su pulgar, distrayendo por momentos su mirada en esas suaves y pálidas manos-. En ese entonces perdí a mi madre, después de una larga depresión, se quitó la vida y yo... estaba muy molesto con ella, muy triste, y me sentía culpable por sentirme así. Supongo que en parte eso propició que no deseara hablarlo.

Devolvio la caricia apoyando su mano sobre la otra y cubriendola con sus esbeltos y finos dedos

"Es normal sentirse molesto cuando un ser querido se quita la propia vida. Pensamos en que egoista ha sido por abandonarnos o en que razones tendria para hacerlo. Y tambien es natural sentirse culpable despues por nuestros sentimientos, pensar si no le prestamos suficiente atencion o no la escuchamos cuando debimos...a veces las personas encuentran soluciones y pierden su intencion y otras estan tan desesperadas, traumatizadas o afectadas por mil y una causas que no encuentran otra salida..."

Aun no volvia el mesero y fue atrevido de tocar los cabellos rubios

"Ahora lo estas hablando...si aun no has puesto paz entre el recuerdo de tu madre y tu...este puede ser un buen momento para empezar"

Sonrió a lo cálidas que eran las manos de Andrew sobre la suya, lo reconfortante que éstas se sentían, así como el dulce toque sobre su cabello que incluso le hizo cerrar los ojos por momentos, guardándose un suspiro en los labios...

-Es complicado...

Fue la primera frase que se le ocurrió, una recurrente cuando se trataba de ese tipo de cosas, al menos en su caso, una forma, quizás, de excusarse si es que no todo lo que fuera a decir sonaba coherente o comprensible, porque aún no sabía que podría seguir después de ella.

-Porque... uno nunca termina de entender por qué alguien haría algo así. En teoría, tal vez, pero... Quizás es lo malo de no venir de una familia religiosa, porque para otros suicidarse sería lo equivalente a comprar un boleto al infierno, pero si no crees en él, ni en el cielo, sin en la reencarnación, entonces no tienes nada que perder porque, aun si las personas que en vida quieres sufrirán después, ya no lo sabrás. Sí... creo que fue egoísta, pero yo también lo fui por esperar que soportara todo por nosotros.

"Todo necesita su tiempo..."

Cuando el mesero regreso, aparto sus manos pero estas se abrieron y cerraron en el aire como si se aferrasen a un calor fantasma. Solo cuando volvieron a quedar solos de nuevo las volvio a estirar sobre la mesa, ocultando aquel gesto intimo a los ojos ajenos de las demas mesas

"Yo creo que algo de nosotros permanece siempre, pero quiza sean los recuerdos humanos que conservan los vivos y los espiritus de los difuntos se diluyan en las estrellas como parte de una conciencia mas grande...que el alma es un halito que al perecer el cuerpo se desvanece y regresa a su origen..."

Tomo una de las migas y la llevo a sus labios, confortado por el sabor dulce en sus amargos pensamientos

"Y despues..." sonrio triste "me siento culpable por mi falta de fe..."

Sonrió suave al menor, tomando su mano, mirando sus dedos antes de alzar la vista para toparse con esa sonrisa triste y suspiró silenciosamente al atraerla a sus labios, estaba vez, contrario a lo que pasó antes en el cementerio, no reprimió el deseo de besar el dorso de sus dedos, en una extraña forma de confortarlo, tal vez demasiado al estilo de novela cursi pero... no le importaba. Quería darle un poco de serenidad a los pensamientos y un beso siempre le había parecido de los mejores paliativos para el dolor del alma.

-Creo que es un lindo pensamiento... -admitió con una pequeña sonrisa-. Te lo dice un agnóstico por excelencia, alguien cuya fe sólo se manifiesta, creyendo en que siempre hay algo que se puede hacer mejor y que la fuerza que realmente puede mover al mundo a cambiar esta en los sentimientos, en las palabras de las personas que viven, las de carne y hueso que... saben llevar esos sentimientos a los demás...

Por eso me hice escritor...

Sus falanges sostenidas se curvaron rozandose contra los labios segundos antes de que se separaran de el a modo de devolucion del afecto recibido, cuando los suyos no podian devolverlo libremente

Sus ensueños traidores le hicieron bajar la cabeza y clavar el tenedor con impetu en el pedao de pastel, que de no haber sido un alimento inanimado hubiera gritado por el repentido y hosco tratamiento

"Entonces no eres un verdadero agnostico, tienes fe en el poder de las palabras...lo valioso de los seres humanos es creer en algo, lo que sea, mientras de fuerzas para afrontar la vida...yo creo en que puedo aliviar el dolor fisico de otros y eso es lo que me impulsa a continuar mis estudios...tener un objetivo..."

Soltó su mano y lo miró con una pequeña sonrisa, recargando el codo sobre la mesa y una mejilla sobre su puño, viendo el pequeño desastre que hacía con su postre, encontrándolo por demás encantador, como si se tratara de un niño más pequeño, reduciendo al pastel a migajas que después el tenedor no podría recolectar.

-Bueno, no es como la fe que se tiene a una religión, es quizás mucho más inmediato pero... supongo que siempre necesitamos creer en algo para el futuro, aunque sea de aquí a unos pocos minutos, un anhelo que nos haga seguir con vida, trabajando, estudiando, disfrutando de un café y un postre acompañando de alguien...

Peleo por ensartar los aplastados fragmentos mutilados de su postre pero los detuvo antes de alcanar a tocar la punta de su lengua con las puas metalicas del tenedor

Sonrio con embarazo por su propia intepretacion de las palabras de Alvah

"¿Estar aqui ahora es un anhelo para continuar vivo?..."

Se sintio halagado ¿pero estaba bien? no tenia que referirse concretamente a el y sin embargo, la sola posibilidad de ser tenido en cuenta habia hecho palpitar su corazon

Se rió bajito por eso, algo abochornado, pero sin intención de retractarse.

-Lo es, al menos para querer alargar el día y... el café y el pastel y...

Dudo un momento, bajando la vista a su bebida, golpeando suavemente sus dedos contra la taza, sonriendo ligeramente nervioso, pero contento también, porque la reacción de Andrew no parecía ser de desagrado o de haber tenido una mala impresión.

-Para... esperar ansiosamente la próxima salida.