Soliloquio

Una mesa de dos metros por uno, hasta el tope de libros que habían sido revisados no hacía mucho; y de todas las sillas que la rodeaban sólo una estaba ocupada, Armand descansaba en el respaldo de forma casual, un brazo detrás de la silla colgando y balanceándose suavemente, en la otra mano un libro de pintura del siglo XV, tenía que viajar en una semana a Brighton para concretar una compra de algunas piezas heredadas y quería tener fresca en la mente las características de esas pinturas… Suspiró contento y se quitó los lentes masajeándose suavemente el puente de la nariz…

-Con esto basta por hoy…-

Se puso de pie y empezó a juntar los libros en hileras de cinco para ir de a poco a dejarlos a su lugar sin correr el riesgo de tirar algunos, armar un escándalo y ganarse una reprimenda por parte de la estirada bibliotecaria…

-Después de esto, ¿Qué tal un té?- se preguntó a si mismo adentrándose en las filas de estanterías.

Estaba en la biblioteca buscando referencias, había iniciado un nuevo proyecto, una novela épica y necesitaba leer mucho para no sonar demasiado fuera de lugar, así que, allí estaba, fuera de su pequeño departamento, rodeado de libros de cualquier manera, en la biblioteca.

Estaba entre los libros de historia ahora, revisando los lomos de estos de forma casi distraída cuando escuchó una... ¿proposición? de alguien que parecía estar por allí, volteando extrañado, dudando de haber escuchado correctamente.

-¿Buenas tardes?

Distraído como estaba, pensando en el placer anticipado de tomar una deliciosa taza de té a modo de premio por haber terminado su trabajo no se percató de que alguien más compartía pasillo con el si no hasta que escuchó su voz, una voz bastante cortés y con un ligero toque de incrédula reserva…

Giró el rostro mientras metía uno a uno los libros en su lugar, la persona que había hablado era un hombre rubio, ligeramente pálido aunque con un rostro afable…

-Buenas…- Era curioso que alguien le hablara por iniciativa propia, o sin motivo alguno, pero entonces recordó lo que había dicho segundos antes, y las piezas embonaron, quizá asustó al extraño con sus palabras sin querer…- Ah! No, disculpe… me temo que hablaba conmigo mismo…- se excuso pintándose en un rostro una sonrisa amable.

-¡Oh! Vaya... por un momento pensé que había escuchado mal -contestó correspondiendo la sonrisa ajena con la propia-. No se preocupe, también hago eso comúnmente, aunque en mi caso suelen atraparme en medio de algún "diálogo".

Se enogió de hombros, decidiéndose por uno de los libros finalmente, abriendolo en alguna página al azar para hojearlo un poco y corroborar que era lo que realmente estaba buscando y no que llevaría a cuestas un libro que puidera no serle útil, algo que se había vuelto típico para él.

-Si me permite y no es mucha intrusión, le recomiendo el té en el café Scarlet Oak Garden, en Hampstead, parece caro, pero no lo es y vale bastante la pena.

Dejó todos los libros en su sitio y se apoyó de espaldas en la estantería mirando al rubio, tenía una manera de conversar agradable, bastante gentil considerando la situación en la que se dio…

Al parecer estaba interesado en la historia ya que el libro que estaba tomando era sobre eso, que peculiar… se preguntó que tipo de persona sería, no podía adivinarlo únicamente con el libro que tenía en manos… caminó lento para salir del pasillo sin perder de vista al otro asintiendo por su sugerencia.

-Si, lo conozco… sirven un té magnifico ahí… Ahora si me lo permite a mi, me gustaría saber a qué es lo que está leyendo…-

-¿Es de aquí? Lo siento, no se ofenda, pero noté algo de acento en su voz, pensé que venía de visita.

Cerró el libro cuando confirmó que era lo que necesitaba, preguntandose si debía de llevar otro similar de una vez o si con eso sería suficiente, aunque seguramente temrinaría leyendo un poco de aquí de allá, como siempre.

-¿Esto? -preguntó mostrando el libro que tenía en las manos-. Estoy haciendo una especie de... labor de investigación, por llamarla de alguna manera, para una novela que estoy por escribir, aún no sé realmente qué es en sí lo que quiero, así que buscaba algunos referentes.

Comentó con una ligera emoción que trató de disfrazar como simple calma, pero la realidad es que pocas veces podía contenerse cuando tenía la oportunidad de hablar de su trabajo. Extendió su mano a él como una cordial forma de saludo y para presentarse también.

-Alvah Reid... por cierto.

-Tiene un oído estupendo… en realidad llevo viviendo aquí apenas un año, soy italiano pero estudie algunos años aquí cuando niño y regresé a terminar un postgrado ¿Eso me calificará como extrankjero?...-

Se preguntó a si mismo la ultima parte de aquello mientras regresaba a la mesa que no estaba nada lejos de esos estantes, tomaba otra de las filas de libros y repetía el mismo procedimiento para devolverlos a su lugar sin perder del todo el contacto visual con el caballero rubio.

-Novela… ¿Histórica? ¿O sólo quiere empaparse de la época para ambientación?... Oh, discúlpeme si parezco entrometido, no puedo evitarlo, me encantan las novelas…- después de dejar los libros vio como el desconocido se presentaba, sonrió… las presentaciones deberían ir antes de los interrogatorios o las peculiares e indirectas invitaciones al té ¿No? Se rió suavemente por eso extendiendo la propia mano para estrecharla… Alvah, ese era un buen nombre para un escritor… si eso era…-Armand Telesca, es un placer…-

Sonrió sutilmente ante la pregunta, sin responder verbalmente a ella al suponerla retórica.

Miró intrigado lo que él otro leía, reconociendo algunos libros como viejas consultas para un texto que le habían pedido para una obra de teatro. Interesante, ¿pintura? Un estudiante de artes visuales, tal vez.

Volvió su vista a su acompañante para estrechar su mano y contestar un igualmente cordial: -El gusto es mío. Y no se preocupe, sientase libre de preguntar lo que desee. Sí, estoy estudiando un poco para describir mejor la época en la que se desarrolla la trama, pero es... más bien una especie de drama y romance. No de vampiros, aunque estén de moda, no estoy seguro de que sean mi tipo.

Admitó al recordar que más de una niña le había preguntado, luego de decir que era novelista, si escribía historias de vampiros también y, si antes había sentido una leve tentación por hacerlo... No, simplemente no.

-Veo que tmabién leía unos libros interesantes. ¿Puedo preguntar qué está estudiando?

-Jajaja, ya veo… entonces le interrogaré sin reparo…-

Suspiro aliviado, lo menos que necesitaba el mundo era otra novela de romance de “vampiros” y chicas bobas o a la inversa, últimamente ese tipo de textos se reproducían como las ratas del alcantarillado de Londres. Mientras escuchaba y apreciaba la amabilidad del otro terminó de acomodar los libros que había estudiado a lo largo del día.

Sonrió por la pregunta ajena mientras metía sus manos en los bolsillos del pantalón y acompañaba al rubio a su mesa, al parecer la amena conversación podía extenderse un poco más y no estaba en contra de ello.

-Bueno… estudio temas selectos del arte… aunque ahora mismo estaba trabajando, refrescaba mis conocimientos de arte sacro…-

Sonrió ante su risa, encantado de que hubiera entendido la razón de su aclaración. De verdad no entendía los gustos de las y los jovenes de preparatoria y los que fueran que leyeran eso. El tema era interesante, claro... si se sabe manejar.

-Adelante, encantado de responderle lo que guste.

Caminó con tranquilidad hasta una mesa, porque primero que nada tenía que revisar que de verdad fuera lo que quería, tal vez sacar algunas copias del ejemplar y después podría ir a casa a armar algo... o allí, aun no estaba seguro, donde "llegara la inspiración".

-¿Arte sacro? Interesante, ¿es por... alguna clase de tarea o trabajo de su carrera? ¿o por un trabajo más... profesional, digamos?

Pensó en qué preguntarle primero, pero el interrogatorio ideado en su mente parecía demasiado extenso como para atreverse a soltarlo de buenas a primeras en ese lugar, porque sin duda terminarían corriéndolos si hablaban un poco alto, y sabía que entre sus defectos estaba perder el sentido de la realidad cuando un tema le apasionaba y podía incluso terminar hablando fuerte si se emocionaba…

Asintió recargándose en la mesa mirando al rubio y echándose para atrás unos mechones de cabello que se atravesaron en su frente y rango de visión.

-Podría decirse que ambas cosas… pero supongo que más es por interés profesional… soy comerciante de arte, y tengo una cita en Brighton esta semana para adquirir unas pinturas de arte sacro del siglo XV, así que decidí empaparme de nuevo en estilos y técnicas del siglo para examinar adecuadamente las pinturas…-

Levantó la mirada de su libro cuando escuchó a qué se dedicaba el otro, algo realmente interesante a su edad, por lo que sabía era muy, pero muy dificil entrar en el negocio del arte, al menos en lo referente a la literatura lo era y todos en Soho se quejaban de basicamente lo mismo en sus diferentes ramas.

-Vaya... comerciante de arte, ¿se especializa en obras antiguas o también maneja algo de arte contemporáneo? -se detuvo en sus pensamientos, haciendo uan ligera pausa para continuar luego, como si se interrumpiera a sí mismo, o si se corrigiera-. Ah, disculpe, soy de Soho y es muy, pero muy común oír a las personas hablar de lo complicado que es esto del mercado del arte y me dio algo de curiosidad porque se ve joven, sobre todo porque además aun está estudiando.

Asintió sonriendo mientras separaba una de las sillas sentándose en la mesa del rubio un momento mientras miraba los libros que el rubio había traído consigo.

-Arte clásico y contemporáneo… la demanda es increíblemente alta en ambos, aunque no lo parezca…-

Sonrió levemente apenado, aunque sin demostrarlo del todo cuando comentó su juventud, si… era joven para estar dentro de esa rama del negocio, y a veces la juventud resultaba un inconveniente por ejemplo, al acordar compras de lotes con herederos sexagenarios, siempre miran a los jóvenes como inexpertos…

-Es algo de familia… digamos que he vivido con esto desde siempre; es un circulo de difícil acceso hasta para alguien que nace en una familia que ya está dentro del mismo… a veces es cuestión de talento, de suerte… o de las dos ¿Es usted de Shoho? Entonces es escritor a toda regla, no hay mejores talentos que los de ahí, al menos en Inglaterra-

-Un poco de ambos, talento y suerte, definitivamente -adminitó con una sonrisa ante ese comentario. Qué si lo supiera él. Los contactos podían hacer parte del trabajo, pero era el talento a final de cuentas el que dejaba una verdadera impresión en los demás. O al menos así quería pensarlo él.

Pero poco después fue su turno de apenarse al escuchar los referentes que tenía el menor sobre Soho y la forma en que ahora lo mencionaba a él.

Una parte de él, en ese momento, se sintió casi orgullosa de haber tomado la que ahora sabía sabia decisión de vivir en Soho. Localización, siempre le habían dicho que eso era importante para el negocio... para cualquier negocio, y al parecer el suyo no era una excepción.

-Bueno... es una zona interesante, inspiradora -sonrió sin poder evitarlo, estaba disfrutando realmente de la compañía ajena y eso era algo inusual en él que tendía más a ser huraño y, según algunos, con tendencias de ermitaño.

Cerró el libro que tenía en las manos con cuidado de que no se fueran a doblar las hojas y lo puso en una pilita junto con los otros que había sacado para ponerse de pie con ellos cerca. Ya hecha su elección, quedaba solo terminar de revisarlos en su departamento y sacar copias a los que serían sus referentes finales. El detalle era que no deseaba que la amena conversación terminara así de pronto, no cuando le resultaba tan agradable y, al parecer, tenían intereses en común.

-Bueno, creo que he terminado aquí, aunque realmente no quisiera acabar la conversación así, me siento un poco... maleducado estando en una biblioteca. -Sonrió, casi coqueto, tomando los libros que llevaría, haciendo ademán de moverse a donde la bibliotecaria en cualquier momento-. ¿Aún desea ir por un té? Tal vez podamos seguir platicando en un lugar más... adecuado para eso.

-Realmente lo es, refrescante en cuando a talento…-

Notó que el joven había terminado con su investigación y adivinó que los libros que aun conservaba cerca de él serían los que se llevaría consigo ese día, por un instante lamentó que el encuentro fuese tan breve ya que tenía ganas de seguir charlando con él, algo en su forma de hablar y actuar le parecía vagamente familiar, pero sumamente cómodo, casi apacible... ¿Y si hacía efectiva la “invitación” a tomar un té? Digo, siempre podía decir que había sido en serio.

El joven Reid leyó su mente de cabeza a pies, ya que expresó aquello que Armand se limitó a pensar, sonrió encantado por la serie de acontecimientos fortuitos que llevaban a ese aparente desenlace.

-Me encantaría, le acompaño a que saque esos libros… o copias; y entonces podemos continuar la charla en otro lugar…-

él no tenía nada que llevarse consigo en esta ocasión y no había compromisos pendientes por lo que podía disfrutar de esa graciosa coincidencia de encuentros, con un escritor i más ni menos, quizá le pidiera alguno de sus trabajos después.

-¿Vamos?-

-Copias, es menos bromoso, y estáb bien cuando se trata sólo de texto -comentó caminando ya hasta donde la encargada, tomando una de las papeletas en el escritorio para anotar las páginas de las que pediría copias y dejarla sobre el libro, esperando a que la persona se desocupara y pudiera atenderlos.

Volteo de nuevo a donde su acompañante y sonrió, un poco más relajado con... todo.

-¿Me decía que tenía un año viviendo aquí? ¿Qué tal le ha parecido Inglaterra? ¿o los ingleses en general?

Le siguió mientras esperaban turno para que la señorita les atendiera, se apoyó en el vidrio que los separaba del área de copiadoras mientras se estudiaba las manos y se acomodaba un poco las mangas de la camisa; su boca se dulcificó con una sonrisa al pensar en Inglaterra; le gustaba el lugar, el ambiente bohemio de algunos lugares que contrastaba con la elegancia refinada deliciosa de otras zonas, sin embargo era el sueño de todo artista nacido en cuna burguesa… por un lado la pasión de su alma, por el otro la costumbre de sus raíces, y en un lugar tan amplio como Inglaterra podías bailar entre ambas sin temor a parecer un loco.

-Hermoso lugar… por todo, costumbres y diversidad, arte… vine a estudiar y resultó ser el lugar perfecto ya que muchos contactos de mi familia son de Inglaterra, eso es una ventaja; sobre los ingleses… son todos diferentes… hasta el momento eso me gusta… ¿Usted vive aquí desde hace mucho?-

-Es un buen lugar para un comerciante de arte, siempre hay alguien haciendo algo en esa área.

La señorita encargada se acercó en ese momento, tomando la nota donde estaban las páginas y, sólo por no dejarlo, preguntó para confirmar que fueran esas de las que debía sacar copias antes de tomar los libros y llevarlos a la copiadora, dejando solos de nuevo a los dos mayores.

-Soy de aquí, aunque por parte de la familia de mi madre había algunos árabes, por eso el nombre -sonrió-. Suena algo foráneo, pero sólo eso. Así que, si algun día desea un paseo por... Wimbledon, que es donde crecí, o Soho, con gusto puedo mostrarle algunas cosa que los guías de turistas suelen omitir.

Lugares como los que encuentran los niños curiosos jugando en las calles o como los que se llega sólo cuando alguien más te lleva.

Agradeció a la joven con uan sonrisa galante cuando ésta le entregó las copias y las guardó en el maletínque llevaba con él.

[color=purple]-Usted dirá -invitó con esa misma galantería-. ¿A dónde le gustaría ir a tomar el té?

Spoiler:

-Que coincidencia, actualmente vivo aquí en Wimbledon, y Soho es de los lugares que frecuento ya que tal y como ha dicho, el material de trabajo para un comerciante de arte es grande y prolifero… será un placer encontrarme con usted para que me haga el favor de mostrarme algunos lugares…-

Esperó a que guardase sus cosas antes de caminar con él hacia la calle, afuera el clima era una delicia, quizá porque su humor estaba de ánimo como para percibir por igual rayos de sol fustigantes o pesadas nubes cargadas.

-Estamos un poco lejos del Scarlet Oak, así que lo prudente sería un café cercano… a un costado de la biblioteca hay uno que los estudiantes frecuentan… podemos ir ahí…-

Invitó mostrándole el camino mientras se deleitaba de anticipado con la conversación ajena, aunado a que el otro era escritor, uno nunca sabe cuando puede tener frente a si algo realmente valioso.

-Sólo como comentario al margen, seré yo quien invite si no le molesta…-

-Me encantaría.

Le siguió fuera de la biblioteca, propucando ir, sino a su lado, atrás de él. Se llenó los pulmones del aire fresco que a veces olvidaba que había en algún lugar por allí. Demasiado tiempo trabajando sólo en su apartamento.

-Me parece bien, y a esta ahora no parece que vaya a haber mucha gente, así que, por mi perfecto -comentó accediendo al café, aun siguiendo sus pasos, más no esperando esa pequeño comentario que pareciere más una aclaración que una cuestión por sí mismo, pero al que sonrió-. Sólo si el siguiente me permite invitarlo yo.

Sonrió suavemente porque la idea de que no hubiera muchos chicos por ahí le encantaba, entre más privado y menos escandaloso, siempre era mejor…

-Espero que no sea una persona como yo, que difícilmente se concentra en los barullos y por ende les huye…- comentó suavemente adornando aquello con una risa para evidenciar que se trataba de una broma.

-Eso me parece justo…-

Aceptó más encantado de la idea de otra oportunidad para repetir dicho encuentro, caminó lento al lugar apreciando aún antes de llegar las mesas pequeñas y los manteles blancos, banquillos altos y el ambiente de escuela superior que siempre tenía, apenas había un par de mesas ocupadas y eso le terminó de hacer el día una maravilla.

Se quedaron en una de las mesas del exterior a buen resguardo de una sombrillita que les daba sombra y bordeados de las bardas naturales de arbustos…

Sonrió ante esa aclaración. Entonces perfecto, si a ninguno de los dos les agradaba el ruido excesivo, podían siempre encontrarse en lugares tranquilos. Mejor para él.

-Bueno, algunas cosas son mejor serenas. Me alegra que sea uno de los que aun apreciamos la calma.

Se sentó mirando el lugar a placer, contemplando a los pocos que estaban por allí, a la gente que pasaba, y el delicioso aroma del té de menta convinandose con el del café y tal vez algo de comida, pero no tan notorio, para su fortuna.

-A veces es más interesante sólo ver a la gente pasar y poder disfrutar de una conversación que ir a... no sé, un antro por ejemplo. A mi parecer al menos -se rió ligero-. Pero eso puede ser porque soy más contemplativo que activo y... me gusta poder escuchar a la persona con la que estoy.

-La aprecio en los momentos indicados, que son la mayoría…-

Tomó asiento disfrutando de anticipado del sabor del té imaginando en su mente las posibilidades, ya que estaban ahí incluso el café le apetecía… sabiamente decidió dejarlo a la suerte, lo primero que le viniera a la mente cuando la mesera que ya los había visto y caminaba lentamente hacía ellos sacando de su delantal su pequeña libretita llegase.

-Entonces voy a suponerme que somos afines en eso… es agradable…-

La chica llegó al fin a su lado y después de saludarlos, recomendarles el postre de frutas de ese día y las cositas pequeñas que le toca hacer a toda buena mesera para asegurar el buen ambiente de sus mesas, que asegura también de cierto modo su propina procedió a esperar la orden, Armand se limitó a pedirle una taza de té de limón y algunas galletas; luego esperó a que su compañero pidiese y la chica se retirara con el vuelo de su falda almidonada al girar.

-Es muy simpática… bueno, y regresando a esto, ¿Me decía que es escritor?-

-"Afines." Me agrada como lo dice -admitió con una pequeña sonrisa, antes de que la joven se acercara.

Escuchó atento lo que tenía para ofrecerles, los saludos, las recomendaciones y demás y, considerando que él no iba a pagar, se limitó a un cappuccino y algunas galletas dulces, cuando en otras ocaciones seguro pediría algún postre. Uno de sus mucho malos hábitos.

-Es linda, supongo -dijo sin tomarle demasiada importancia al comentario, aunque siguiendo con la mirada el caminar de la mesera hasta que entró a la cocina.

Volvió la vista a Armand y asintió sutilmente a la pregunta.

-Así es... tengo un algunas novelas publicadas ya, ningún best seller ni nada parecido, pero me he hecho de algunas buenas críticas, así que, creo que voy por buen camino y... no sé que tan útil le sea si le menciono algunos títulos, no son realmente comenciarles... ¿Le gustan las novelas en general? O... ¿Tal vez un género en específico?

Se inclinó hacia delante inconscientemente cuando el otro empezó a hablar de su trabajo, su rostro sereno y su mirada atenta porque el tema realmente le interesaba, le encantaba leer, quizá a ese hobbie le debía el tener que usar lentes, aunque no tuvieran mucho aumento, eran solo para vista cansada.

-En todo caso me gustaría saber los títulos para leerlos, me gustan las novelas en general, no tengo un tema especifico ya que gusto de la literatura siempre y cuando sea significativa… y me parece que con una persona tan interesante como usted, el trabajo debe ser sustancial… me encantaría leerle… ¿Qué temas gusta de explotar? ¿Cuáles son su fuerte?-