A Silvia

Se sorprendió que el muchacho cerrase la libreta mientras un atisbo ligero de culpa se abría paso poco a poco en su mente echando a un lado los pensamientos sobre la maleza salvaje del jardín y los poetas ahí consagrados ¿Le había quitado la inspiración para trabajar? No hizo ruido mientras se removía en su pedazo del asiento mirando hacia el mismo lugar que el rubio observaba.

Escuchó mientras iba entrecerrando los ojos, era… una linda historia, honestamente agradable, sin embargo en lugar de hacerlo sentir un tanto menos inquieto sólo le acentuaba un poco más la sensación de incomodidad que había aparecido hacía tan poco… no le encontraba el origen, sólo se mantenía ahí con él, flotando a su lado, sin una razón aparente… aún sentía haber hecho mal, como una especie de treta… pero no había sido eso ¿O si?... sólo había evitado mencionarlo… ¿Eso no era como mentir? Empezó a sentir punzadas en la cien… darle muchas vueltas a pensamientos que no alcanzaba a comprender siempre le provocaban pequeñas neuralgias, cosa del estrés le habían dicho alguna vez, sabía que tenía que hacer, dejar de preocuparse por eso o le daría una migraña digna de dios...

Sonrió a su vez aún mirando al frente, decidió llevar aquello a terrenos más relajados, sólo había sido un mal entendido, era todo y no pensaría más al respecto, un mal entendido, que si dejaban de pensarlo, desaparecería como todo. Decidido a eso sonrió.

-Es una linda historia familiar… me parece que tienes muchas más anécdotas interesantes de las que podría tener yo… ¿Naciste aquí Orel?-

"¿Mmh...?" volvió su mirada al mayor, negando suavemente con la cabeza a lo que había asegurado. No creía tener historias más interesantes que las que seguro tendría Armand, al menos no en primera persona, quizás si de algunos familiares.

"Pues... sí, nací aquí, mis abuelos paternos eran alemanes y vivieron a vivir aquí cuando el mayor de mis tíos tenía 7 años, el otro tenía 4. Mi padre nació aquí y conoció a mi madre por ser una amiga de la que era novia de mi tío Xaver, él mayor, el que sí habla alemán."

Se detuvo un momento en la conversación, sin estar seguro si ese detalle lo había mencionado en voz alta o no, tratando de recordarlo...

"Mmmh... bueno... Básicamente mis primos y yo nacimos todos aquí, aunque mis abuelos volvieron a Alemania poco después de que yo naciera, cuando ya todos mis tíos habían hecho su vida, por decirlo de alguna forma, cuando ya no dependían de ellos. Igual vamos cada cierto tiempo, en las celebraciones como navidad y año nuevo ellos vienen o a veces nosotros vamos, depende... Y... ¿tú naciste aquí?"

-No… nací en Sicilia… mis padres tienen diversas casas en Italia, heredadas y adquiridas… Nápoles… Firenze… Milano…Verona… yo nací en Sicilia y viví en la isla mis primeros años, a cargo de mis tutores; de los 7 años en adelante viví en las diferentes casas por temporadas mientras mi educación continuaba… de los 13 en adelante empecé a viajar con mis padres para conocer el oficio, muchos lugares… a partir de los 19 empecé a tomar el cargo de los negocios en algunas regiones, estoy en Inglaterra hará apenas un año, en parte para continuar mi educación y en parte porque este lugar es una joya en cuanto a posibilidades de adquisición de lotes y movilidad dentro de Europa…-

Seguía mirando hacia el frente, considerablemente más calmado ahora que hablaba de algo completamente aleatorio, lejano a sus antiguos pensamientos… inclusive se le habían escapado algunos nombres en italiano mezclando idiomas, algo que sólo le pasaba cuando se distraía al charlar… era algo obsesivo con las impresiones, eso nunca le habría pasado por ejemplo… en la casa de algún potencial cliente, acordando un trato.

-El inglés lo estudié en mis años de tutores… honestamente, sólo la universidad la cursé de forma escolarizada… es resto fue educación en casa, tedioso pero realmente severo debo decir…-

La sonrisa le volvió a los labios al escuchar el acento italiano en ese par de palabras y, sin notarlo, se había acomodado de tal forma que su cuerpo estaba en dirección a Armand, mientras escuchaba atento.

"¿Qué estudias?" bueno él había pensado que Armand estudiaba italiano, ahora sabía que no, así que, le daba curiosidad-. Perdona, no recuerdo... si lo comentaste antes...

Se disculpó con una pequeña sonrisa por estar distraído, sentía que habían hablado de tantas cosas...

Giró el cuerpo hacia donde Orel, sorprendiéndose un poco de encontrarlo observándole y girado a su vez quedando ligeramente de frente, lo que se topó al voltear fueron sus ojos, ligeramente rasgados y curiosos… como los de un niño muy pequeño… los encontró encantadores, dulces… llamativos.

-Arte…- susurró apenas mientras esbozaba una sonrisa breve sin bajar la mirada, él mismo no recordaba las cosas que había dicho o no de si mismo, cosa rara… señal de que estaba pasándosela muy bien, o de que estaba muy nervioso… quizás eran las dos.

-Arte… por los negocios estoy especializándome en pintura y escultura…-

"¿Tienes cuadros o esculturas?"

Imaginar al mayor pintando o esculpiendo le resultaba una imagen... quizás un poco ajena, por lo pulcro que parecía y, quizás porque inevitablemente, pensar en un taller de artista, de alguna vez que fue a ayudar a una de sus amigas, era pensar en cierta suciedad, por las pinturas y los materiales.

Pero también imaginar a ese Armand con pedacitos de barro en el cabello, podía tener cierto... No, encanto no era la palabra, no para pensar en un chico mayor que él, pero podía ser algo así. Algo interesante de ver.

"No sé... si te encarguen ese tipo de cosas como tareas"

-En algunas materias… realmente pocas, estoy mucho más metido en características, estudiar los estilos, reconocerlos… aunque si, en alguna ocasión me han hecho pintar… no soy del todo terrible… pero esculturas, realmente no son lo mío…- se rió suavemente mientras se estiraba haciendo tronar suavemente su cuello con los movimientos –Lo mío es la música… siempre la música…-

Como estaban de frente aún seguía mirando la mayor parte del tiempo mientras seguían charlando… ¿Qué tanto tiempo había pasado ya desde que se encontraron? ¿Qué tanto tiempo iba a seguir robándole al rubio? La respuesta parecía simple… todo el posible…

“Pues tu origami podría convencer a algunos de lo contrario. Definitivamente las artes nunca han sido lo mío, me gustan, sí, pero nunca he sido muy destacado... es la case de materias que lograba pasar sólo porque trabajaba. Ah, pero en serio, me llevo cuatro años con mi hermano, y todavía, cuando tenía unos 10 años, mi mamá creía que mis dibujos eran de mi hermano.”

No podía decir que le avergonzara del todo, suponía que sólo no era lo suyo, su hermano era incapaz de pronunciar el alemán mientras que él lo hablaba con la misma fluidez que el inglés, sólo era bueno para otras cosas.

“Lo más cercano a una escultura que he hecho, fue una casita con legos, y papá se desesperó por que simplemente no podía pensar en una forma para hacer techo, que tiré como unas... 4 veces. Como era parte de una maqueta que tenía que entregar, terminamos yendo a una tienda donde vendían cosas para las maquetas de los arquitectos. Cuando volvimos, mi mamá nos dijo que debimos haber hecho eso desde un principio.”

Trataba de imaginárselo… dibujando, sus dibujos… sus manos delicadas sujetando el lápiz, deslizándose por el papel… y trataba de no imaginar la otra parte que buscaba colarse en su imaginario, la de un Orel de 10 años pequeño y sonriente que dibujaba… la imagen al final se coló más rápido de las represiones de Armand que buscaban pararlas y no pudo evitar esbozar una sonrisa y sonrojarse un poco mientras se cubría la boca con la mano casualmente… Era una imagen linda… ¿No era una falta de respeto imaginar algo así de una persona que acabas de conocer?

Eran anécdotas adorables, hablaban de en cierta medida algo de unión familiar… sonaba bien, sonaba calido… hasta el hecho de tener un hermano era algo envidiable, Armand no recordaba haber recibido ayuda de alguien más que de sus tutores para sus tareas y eso sólo instrucciones… tampoco recordaba haber mostrado ningún dibujo infantil a sus padres… habría sido vergonzoso hacerlo considerando que ambos eran tan exigentes en las artes. Sintió un poco de celos sin querer.

-Vaya que suena divertido… no tengo historias así… salvo… en algún tiempo estuve ayudando a montar la música de una obra de teatro en Florencia, durante los ensayos ayudé a los chicos a pintar los murales de la escenografía… alguien empezó a jugar con la pintura pintando manos por el cuerpo de todos… al poco estábamos todos pintándonos manos encima, en el pantalón, en las camisas, en los brazos… cuando llegaron los encargados y nos vieron casi se mueren… Tener a un Romeo con un par de manos rojas pintadas en las bolsas traseras del pantalón... y a un Paris con las manos llenas de pintura roja no quedaba muy bien que digamos... - susurraba mientras reía de buena gana

No pudo evitar reírse por la imagen mental, era una variante bastante curiosa de ser atrapado con las manos en la masa.

"Jajaja, debió ser muy divertido, me hubiera gustado estar allí. ¿Cómo terminaste tú? ¿También con manos pintadas por todos lados?"

Él tampoco podía decir que fuera muy fanático de ensuciarse, solía ser muy pulcro, no para llegar a lo obsesivo, según él, pero si había sido en algún punto motivo de discusiones con su hermano en lo muchos años que compartieron habitación y la razón por la que sus padres habían optado darles cuartos separados.

"Yo me la hubiera pasado ocultándome de todos, mamá me mataría si llegara a casa con una sola gota de pintura en la ropa"

-Realmente lo fue… terminé bastante sucio, los productores no lo podían creer… no lo esperaban de mi, ante ellos siempre fui un chico no sólo serio, demasiado formal… creyeron que los demás chicos me habían pintado sin que yo estuviera de acuerdo… pero yo vaya que participé… alcancé a limpiarme las manos cuando ellos llegaron… pero muchas manos verdes de por ahí eran mías…-

Contaba de lo más divertido, eso era a veces tan usual… con sus amigos o personas que apreciaba, que eran cercanas, se comportaba diferente a como lo haría ante desconocidos, y más aún como lo sería ante clientes.

-Ehhh?... habrá que llevarte un día al Gotcha Orel- bromeó, porque él en lo particular no era nada devoto de ese tipo de “deportes”, lo más que haría sería acordar quizá algún juego amistoso de globos con agua o con pintura entre sus amigos…- luego mandarle una foto a tu mamá…- bromeó aún más soltando una risa larga… pensando que si su madre lo viera lleno de pintura no le diría nada a menos que estuvieran a punto de ir a algún evento… entonces sí, sería capaz de mandar que lo metieran a la lavadora si era necesario.

“No sé si entonces le molestarían más las manchas de pintura o los moretones” Había visto uno que otro video de Gotcha y con eso tenía para sentir dolor. Sí, le daba curiosidad, pero no era precisamente un fanático de esas cosas.

“Cuando estaba en secundaria y aún a veces, mis amigos dicen que son un niño de mamá. Yo creo que más bien es que soy algo aburrido, porque no voy a los lugares a los que ellos van ni hago lo que ellos hacen. Cuando éramos menores era más fácil, entonces jugaba baloncesto y me gustaba mucho, también llegué a jugar voleibol y llegaba con el uniforme del equipo todo sudado. Hace años que no juego ese tipo de cosas, desde que salí de bachiller”

-Los moretones seguramente…-

Susurró mientras buscaba la mano de Orel y la tomaba levantándola un poco y mirándola atentamente…

-Tu piel es tan clara… que cualquier marca en ella se vería más llamativa de lo que fue en realidad, estoy casi seguro…-

Comentó como si aquello fuese hasta cierto punto una desgracia, ligeramente divertida si… pero desgracia, escuchó la anécdota del menor, y no pudo por más que trato, imaginárselo corriendo de un lado a otro en una cancha, con el uniforme holgado de los equipos de baloncesto, sudando y con el cabello largo ondeando por ahí; una imagen en exceso graciosa…

-Jajaja vaya… un deportista eh?...- soltó su mano lentamente al notar que hasta el momento no lo había hecho –Algún día enséñame a hacer tiros… ¿si?-

Se sorprendió de que tomara su mano, pero no hizo nada por retirarla, al contrarió, sonrió un poco apenado por el comentario.

"Es verdad, se marca muy fácil, creo que parte de eso hizo que mamá me pidiera que dejara de ir a las prácticas de Voleibol"

Se rió también cuando Armand lo hizo, aunque en su caso fue más por nerviosismo.

"No te burles, también los del equipo se reían, pero no era tan malo" recogió su mano pero no hizo más que dejarla sobre sus piernas sintiendo cierta ansiedad en sus dedos, como pequeñas hormiguitas que parecían adisgusto por haber perdido el contacto con la otra mano. "Y sí, puedo enseñarte a hacer tiros cuando gustes, peor ya estoy algo oxidado"

-Parece que tu madre es de las que cuidan mucho a sus retoños… ¿Qué te decía tu padre de tus prácticas deportivas? Digo… generalmente les enorgullece mucho, ya sabes… la parte masculina del deporte… bueno, no a todos…-

Admitió mientras pensaba en su propio padre que en efecto fue el que lo alentó a él a practicar esgrima tantos años, aunque lo hizo más que nada para que Armand aprendiera autocontrol, paciencia y elegancia… no toleraba nada de brusquedad, salvajismo o contacto con otros; su padre era un hombre que no se permitía una sola gota de sudor en la frente, de esos caballeros en toda regla que nunca dan abrazos y a las damas les besan la mano, un hombre frío de sentimientos a puertas cerradas y eso a veces… pensándolo bien, no recordaba haber presenciado ni un solo beso entre sus padres en público y la mayor muestra de afecto hacia él… palmaditas en el hombro, una mano sobre la cabeza, un asentimiento de cabeza.

Miró la mano del rubio que ahora descansaba en sus piernas, sintió deseos de tomarla nuevamente, ahora entra ambas manos y acercarla a su rostro para sentir el calor de la misma… y se preguntó de dónde había sacado el ese gusto por el contacto humano, con las personas que eran de su confianza claro (o con los niños), su madre era mucho más dulce, de esas que daban abrazos, besos y sonrisas francas… pero nunca en publico y nunca en exceso; entonces ¿A quién le sacó Armand esa peculiaridad de carácter?

-No importa, sabrás más que yo y eso es suficiente…-

Las luces del día se estaban perdiendo conforme pasaba el tiempo, y en ese jardín a buen resguardo de las enredaderas que los mantenía lejos de los alumnos, de los maestros, del mundo… miró al rubio a los ojos y pensó en decirle que era tarde, preguntar si no debía volver a algún lado… pero no lo hizo, sonrió para él.

-¿En qué piensas justo ahora?-

"Sí... algo así" admitió con cierta incomodidad. Su madre era algo cambiante a veces, sí, muy sobreprotectora, pero a veces al grado de ser agresiva. "A papá le gustaba mucho que jugara, sobre todo porque a los dos equipos en los que estaba les iba bien, una vez llegamos a regionales. De hecho creo que no le agradó mucho que dejara los deportes... pero no me dice mucho tampoco"

Se encogió de hombros. Cada vez que sacaban en tema en casa, el ambiente se ponía algo tenso entre el no de mamá y el deberías de... de papá

"Mmm... en que mis padres nunca se ponen de acuerdo" admitió con una sonrisa un poco condescendiente, antes de voltear al cielo. "Y que parece que se está haciendo tarde"

Se interrumpió con una sonrisa un poco más calmada, más real, volviendo la vista a Armand.

"Pero está bien, me alegra haberme quedado tarde hoy. Además, este lugar es muy lindo, calmado... pero prometo no acapararlo, a menos que venga contigo"

Cuando el rubio lo dijo, no pudo seguir pretendiendo que no se había dado cuenta… pues si, se estaba haciendo tarde y también estaba llegando la hora de marcharse, se había excedido considerablemente del tiempo que esa mañana había pensado pasar en el campus, pero fue por una causa extraordinaria… mirando al chico a su lado honestamente no se arrepentía ni un poco. Cada movimiento ajeno, cada palabra le parecía aún más interesante y encantador que la anterior… eso no era precisamente normal, era como un deseo, de seguir escuchando, seguir mirando y seguir simplemente ahí con él…

Su mirada era tranquila, relajada… podía mantener la mirada profunda de Orel sin problemas, quizá justamente porque quería verla más y más… aún no se estaban despidiendo pero el saber que justamente eso era lo que empezarían a hacer ya ponía a Armand ligeramente ansioso… ¿Volverían a charlar? ¿Es descortés preguntar eso en la primera charla con alguien?... como si leyese su mente Orel con su ultimo comentario tranquilizo al castaño y le hizo soltar un suspiro aliviado… volvería a verlo.

-Ven cuando lo desees… si llegamos a encontrarnos aquí de nuevo lo disfrutaría mucho-

Se puso de pie entonces sacudiéndose el pantalón y dándole un último vistazo a su jardín de los poetas.

-Entonces… habrá que retirarnos…-

"¿Estás seguro?" preguntó con entusiasmo mal disimulado en su voz "me tendrías aquí más tiempo del que quieres, seguramente"

Se paró poco después que Armand, guardando sus cosas en su mochila, excepto cierta figurita de origami que insistía en llevar en sus manos.

"¿Vas a la parada de autobús o traes tu propio auto? Puedo acompañarte si quieres, igual creo que iré a casa de un tío que vive cerca de aquí, creo que es algo tarde para irme a mi casa"

-Muy seguro-

Dijo sonriendo, deseando que las palabras de Orel, con ese ligero tono de promesa resultasen ciertas al final… sería grato, muy divertido, quizás sólo sería la oportunidad para verse de nuevo, ayudarle con alguna traducción, a saber… con poder charlar con él sería quizás suficiente.

-Tengo mi auto en el estacionamiento… si gustas podría llevarte cerca de la casa de tu tío, puede que llueva más tarde, y esta oscureciendo…- se controlo para no darle más motivos al rubio para aceptar, después de todo a él no le costaba nada llevarlo, al contrario, implicaba disfrutar un poco más de su compañía.

-Descuida- susurró mientras terminaba de revisar que llevase todas sus cosas y no dejaba nada en la vieja banca del jardín… -Vivo muy cerca también y no me causa ningún problema puesto que vivo solo en el departamento... ehm… claro, si tu gustas no tengo ningún problema…-

Comenzó a caminar para salir del sitio, dejando a Orel un poco en privado para que hiciera su llamada a unos pasos de distancia, Armand era el tipo de persona que se alejaba un poco para no escuchar sin querer conversaciones ajenas, los celulares eran una cosa tan molesta a veces… no te das cuenta de lo alto de las bocinas pero todo el mundo se entera de tu llamada, a Armand le daba algo de pena escuchar una llamada de otra persona aunque no fuera su intención.

"No tardo..."

Sacó su móvil ya también se movió un poco, no mucho, marcando el número de su tío, esperando que contestara, ya que si no lo hacía, bien podía mandarle un mensaje de texto a él y a su primo para preguntar si podía quedarse en su casa... y a sus padres, aunque nunca había habido problema, no con él, aunque el que probablemente se enojaría sería su hermano.

"Tío, habla Adrian, se me hizo algo tarde en la escuela y, ¿está bien si llegó a tu casa?... Ok, gracias"

Colgó y se acercó de nuevo aún con el móvil en mano mientras escribía un mensaje de texto rápido...

"Listo..."

-Bien… entonces vamos al estacionamiento que está detrás del departamento de artes…-

Le sonrió cuando le alcanzó parando un poco para quedar a la par con él y caminar juntos, no estaba realmente lejos el estacionamiento en concreto, ya era un poco tarde las lámparas del campus se encendieron. Llegaron al estacionamiento, aún había autos pero no demasiados.

-A estas horas ya esta un poco solitario…-

Caminó hacia su Lexus negro, le gustaba el auto aunque también le estresaba un poco ya que se trataba de un regalo por parte de un socio inglés de sus padres, había insistido en dárselo al joven cuando se mudo y entró a la universidad y sus padres habían insistido más en que lo usase; realmente evitaba comentar esa parte de la historia del auto, otra excentricidad de sus adorables padres. Abrió la puerta del copiloto para el joven para luego rodear y subirse.

-Bueno... tendrás que guiarme ¿De acuerdo?- le miró divertido mientras se colocaba el cinturón.

"Sí, así parece, pocas veces me había quedado tan tarde por aquí."

Las luces ligeramente anaranjadas rebotaban contra el suelo y se dejaban ver en un cielo que parecía cada vez tomar más color. Usualmente no le molestaba caminar, en realidad, hasta podía decir que le agradaba, pero, por la hora y porque no tardaría en terminar de oscurecer, mejor así.

Miró el automóvil del mayor y notó que era, seguramente, mejor auto que el que llevaba su padre y, él realmente no sabía mucho de autos, pero le pareció algo evidente. Quiso hacer un halago al auto, pero no estaba seguro de cómo hacerlo o las palabras indicadas, así que terminó por apresurándose a sí mismo a subir. Cuidando, en todo momento, a la pequeña grulla de papel.

"Ah, sí, claro, no es muy difícil llegar de cualquier manera"

Curiosamente, Orel siempre se hallaba a sí mismo incómodo con las cosas demasiado caras, no estaba seguro del porque, quizás simplemente porque imaginaba que cualquier cosa que pudiera pasarles, un raspón, un golpe, así de caro sería de reparar.

"Tienes un lindo auto"

Se sintió apenado al escuchar el cumplido, generalmente, estando en situaciones más bien personales le costaba mucho recibirlos… especialmente cuando eran hacia ese auto… muy bonito, llamativo… demasiado quizás, ese era el único problema… eso y que le obligaran a usarlo; otra de las muchas imposiciones de sus padres a las que se acataba, como siempre; pensándolo un poco, quizá la incomodidad no era tanto llamar vistas sobre él con el Lexus, si no haberlo aceptado porque no tuvo opción o forma de imponerse a sus padres.

-Si…gracias... aunque, no es del todo mi gusto…- se cayó entonces al notar que estaba a punto de sonar estúpido, quejándose como lo haría sólo un adolescente inconforme, mientras ponía en marcha el auto y salía del estacionamiento trato de explicarse con Orel, disimulando su turbación momentánea –Verás… un socio de mis padres lo hizo de regalo… vistoso regalo… y me coaccionaron para usarlo… no es que no lo agradezca, es que no me gusta llamar la atención…- susurraba sonriendo con embarazo como si lo que hubiese dicho fuera una grosería; evitó comentar la parte en la que había días que pensaba en pasarle la punta de un desarmador a lo largo del cofre y las puertas para ver si así le dejaban volver a su antiguo auto.

Giró al fin en la calle esperando las indicaciones del rubio, aún no empezaba a ponerse nervioso por el hecho de ir con él gracias a que se había distraído preocupandose por si Orel le consideraba un tonto ahora por la cuestión del auto y su nada diestra explicación.