A Silvia

"Jajajaja, claro, pasta, creo que eso puedo hacerlo..." comentó riendo un poco por lo rápido que había contestado y la forma en lo lo hacía sonar como si fuera la cosa más obvia y natural.

"O... puedo intentar hacer sushi. No es tan dulce como la comida china, creo" comentó pensado "tampoco soy muy afecto a las cosas demasiado dulces, sólo cuando son frutas, aunque aun así prefiero más las ácidas"

-Sushi… suena delicioso…-

Se enderezó al fin mirando la mesa, los vasos de ambos vacíos… hasta el momento ninguno de los dos había hecho el intento de retomar lo que estaban haciendo antes de ir a tomar el café… pero no quería retomarlo aún, quería seguir charlando con él, un poco más, de lo que fuera…

-De hecho, de ser posible me encantaría que me enseñases a hacerlo…-

"Pues... mi hermano convenció hace un tiempo a mi mamá de comprar una arrocera, porque según él haría onigiris y sushi, mi primo fue a enseñarnos, pero creo que sólo lo hemos intentado un par de veces. Bueno, yo al menos..."

Se quedó pensando, considerando la idea. Supuso que podían "matar dos pájaros de un tiro" como comúnmente decían.

"Creo que puedo comprar las cosas que falten y podemos intentar hacerlos juntos en mi casa, si quieres"

-Me agrada la idea… ¿Me avisarás entonces? Después de todo, tienes mi número ya…-

Quien les había atendido pasó a preguntar si podía recoger los vasos vacíos y de paso preguntar si se les ofrecía algo más, Armand negó suavemente con la mano dejando que el rubio decidiera si le apetecía tomar otro jugo o no.

-Me decías que tienes un hermano menor ¿Es muy pequeño? Me da algo de curiosidad que digas que si lo conociera quizás no me sentiría tan mal…-

Asintió a la pregunta de Armand antes de ver a la encargada ofrecerles algo más. Cuando Armand declinó la oferta, el automáticamente pidió otro jugo, pese a no tener demasiada sed... quizás porque le hacía sentir un poco culpable estar ocupando una mesa sin estar consumiendo algo, no importaba que hubiera otras mesas vacías.

"Ah... sí, de... no tener hermanos pero..." suspiró para halar bajito después, algo avergonzado "fue un comentario muy rudo, no estoy seguro de haberlo quería decir así. Mi hermano tiene 16 años, pero no sé... es muy ¿inestable? Pero creo que todos a su edad lo somos un poco así que es pero que sea sólo eso y ya"

-Deduzco que es la edad-

Se aventuro a comentar, ya que después de todo era la creencia popular, que los adolescentes son algo así como mutantes aterradores que pueden pasar del frio al calor en un segundo… aunque ahora que lo pensaba él nunca había sido tan nefasto en sus años de mocoso… al contrario, se enfocó con más tenacidad en sus practicas con los instrumentos; pero bueno… cada cabeza es un mundo.

-Bueno, puede que de estar en tu lugar pensara lo mismo… en todo caso, quizá me hubiera gustado mucho más haber tenido una linda hermanita, mayor o menor… eso no importa tanto… me gustan los bebés después de todo y una hermanita sería una posibilidad grande de tener sobrinos…- suspiró mientras se recargaba en su silla nuevamente- Quizá me desvío mucho del tema… es fácil hablar contigo Orel…-

"Una hermana hubiera sido lindo" secundó asintiendo con la cabeza. "Aunque es extraño... en la familia de mis papá nacen más hombres. Él sólo tiene hermanos y mis primos son todos hombres también. Apenas hace poco la esposa del mayor de mis primos tuvo una nena"

Nena... se sonrojó por la forma de llamarla, riendo un poco nervioso poco después, más cuando escuchó ese pequeño halago por parte de Armand.

"¿Sí? Me alegra, también creo que es fácil y muy agradable hablar contigo"

-Que suerte tienes… los niños, todos… aunque especialmente los pequeños son un amor… no se de dónde es que les he sacado ese gusto considerando que muy pocas ocasiones he tenido la oportunidad de verlos de cerca o convivir con algunos… pero me gustan…-

Trajeron la bebida que el chico había pedido, otro jugo a juzgar por el color y la consistencia; sonrió mientras seguía mirándolo… aunque tuviera aproximadamente su edad, parecía un tanto más joven por sus expresiones.

-Aunque es cierto lo que dije… no se me ocurre que otra cosa preguntar… ¿Hay algo que tu quieras saber?- preguntó mientras tocaba con la yema de su índice la cabecita de la grulla de papel.

Sonrió, imaginando a Armand como un papá orgulloso hablando de su séquito de niños. Era curioso pensarlo, pero no era difícil, no le había costado, considerando lo lindo que hablaba de la idea de cuidar niños.

"Mmmh... no sé, ¿practicas algún deporte...? ¿Tienes alguna serie favorita?"

-Deporte… durante un tiempo practique esgrima, y equitación sin embargo no fue mucho tiempo y no lo hice con constancia ya que me enfoqué mucho más a la practica musical… sobre serie… no estoy muy seguro a que te refieres…-

Aunque le daba la impresión de que hablaba de programas televisivos… si era eso, entonces no podría responderle mucho, Armand apenas tenia tiempo para leer, realmente nunca para sentarse a ver programas, pocos lograban atrapar su atención y en lo particular prefería escuchar música mientras trabajaba.

Miró alrededor una vez más, luego tomó la grulla para acercarla nuevamente del lado de la mesa de Orel; seguían charlando y cada vez más lejos del propósito original de trabajar juntos… eso le agradaba y de ser posible deseaba continuar del modo en que estaban, sin embargo conforme la cafetería se llenaba de personas, el empezaba a ponerse ligeramente ansioso, de modo que se inclinó hacia él y decidió arriesgarse a que el menor se negara.

-¿Qué te parece si caminamos un poco por el campus?-

Miró a su al rededor antes de responder, viendo como más gente entraba, la mayoría en grupos de personas que iban saliendo de clases y el ruido que eso seguro generaría, y aunque usualmente no le molestaba, en ese momento, tampoco le apetecía.

Asintió a la propuesta, tomando sus cosas y el dinero de la otra bebida que había pedido para pagarla en caja antes de salir.

"No te estoy... quitando tiempo ni nada, ¿verdad?" preguntó de pronto algo cohibido, ahora que tenía una idea más general de lo que hacía Armand, quizás tenía otros compromisos.

-Oh bueno… puedes tomar tu bebida con calma, no corre prisa…-

Susurró extendiendo las manos hacia el rubio para detenerlo cuando empezaba a tomar sus cosas, casi dispuesto a salir del lugar de inmediato, se quedó tomándole de las manos durante unos segundos, sonrió soltándolas levemente, más lento de lo usual… eran unas manos agradables, cálidas.

-Aunque como tu prefieras… puedes llevarlo para el camino si gustas, y no, no mequitas tiempo… en realidad disfruto mucho de tu compañía, no todos los días se conoce a un chico interesante en esta ciudad…-

Detuvo sus manos al instante en que el mayor las tomó, sólo dejando ver una pequeña sorpresa en su rostro antes de bajar la mirada a ellas, las que Armand se mantuvo sosteniendo por unos momentos más.

Sonrió ligeramente al levantar la mirada, cuando sus manos fueron "liberadas" de las manos de Armand, manos de pianista.

"Creo que debería ser yo quien dijera eso. No me molesta salir ahora, creo que acaban de terminar una hora de clase y se empezará a llenar aquí"

-En ese caso… cierto, mejor será salir de aquí-

Terminó de echar para atrás su silla para poder salir junto con Orel de la cafetería, acomodándose un poco la chamarra antes de salir de la calidez aromática de ese lugar, realmente había sido de su agrado, en otro momento tal vez, volvería por un café y un poco de paz.

Al llegar al a caja insistió suavemente en pagar una parte de lo que habían pedido negociándolo con el menor en voz baja para no hacer aquello del dominio publico; una vez afuera se percató de que miraba constantemente las manos del chico, de reojo y por algunos segundos cada que podía… reacción rara, pero aún después de detectarla, no la podía evitar.

-Y bien… ¿No importa dónde?-

Preguntó mientras metía sus manos en los bolsillos de la chamarra mirando a los ojos de Orel mientras esperaba una respuesta.

Lo de negociar la cuenta... admitía que le abochornaba un poco y si había aceptado fue más para no alargar eso de hacer cuentas porque, realmente era alguien a quien le costaba mucho recibir algo de los demás, como dejarse pagar alguna cosa o recibir regalos.

Pero no dijo nada cuando salieron, solo mantuvo sus cosas dentro de su mochila, excepto la grulla de papel que llevaba en una mano y el jugo que llevaba en la otra mientras seguía tomando un poco de él, caminando sereno en el agradable clima frío que hacía afuera y no terminaba de molestarlo.

"¿Mmh?" Alzó la vista del suelo, donde miraba las grietas del pavimento y las hojas caídas para atender al pelirrojo, soltando la pajilla del jugo de sus labios. "Creo que... no, ¿quieres ir a algún lugar en especial?"

Sonrió suavemente mientras se ajustaba un poco más la correa de su mochila y paraba un momento para guardar en ella los libros que llevaba desde que se encontró al menor, usualmente no le gustaba cargar libros en la mochila porque le daba la impresión de que se maltrataban levemente; pero ahora, la situación lo ameritaba.

-Ya que lo mencionas… si no tienes inconveniente, te mostraré algo…-

Una vez listo emprendió camino de nuevo, pero esta vez hacia los edificios de la zona sur, atravesaron varias explanadas pequeñas mientras Armand guiaba sin separarse mucho del rubio.

-Es un sitio bello, pequeño… si; pero bello, no muchos lo conocen, está mal diseñado… por lo que es difícil dar con él…-

Charlaba mientras seguían andando hacia la zona de las direcciones de cada carrera, muy pocas veces acudían ahí los estudiantes porque era como que el “edificio de reunión” de los profesores; justo enfrente de él atravesando un pasillo algo largo llegaban a un jardín pequeño comparado con el resto de la escuela, con un par de bancas de metal casi despintado y siempre solitario, las flores eran muy hermosas aunque sembradas casi al azar… había un par de árboles que daban sombra justo sobre las bancas y las enredaderas que adornaban las rejas altas lo volvían un sitio realmente privado.

-“El jardín de los poetas”… hermoso nombre… lástima que casi nadie viene a verlo…-

Susurraba mientras le mostraba a Orel donde estaba el espacio en el que antes hubo una puerta de metal y ahora no había nada, dejando libre el acceso al pequeño jardín y esperaba que entrase…

Se dejó guiar por los caminos entre los edificios. Le gustaba caminar, le resultaba relajante y la compañía contribuía también al sentimiento.

Tiró el vaso con jugo cuando lo terminó en uno de los contenedores de basura y se mantuvo siguiendo a Armand, mirando con curiosidad algunos edificios por los que no solía pasar porque simplemente no tenía que hacerlo, con algo de curiosidad, notando lo diferentes que se veían a veces los estudiantes de una carrera y otra, lo peculiar de algunas.

Llegaron a un pasillo medio oculto de todo que daba un jardín que tenía un peculiar arreglo, uno que parecía más bien alzar y ligeramente descuidad, pero que la misma flora del lugar y la lluvia se había encargado de mantener hermoso, en una naturaleza más primaria, más esencial.

Se adelantó un par de pasos a Armand, mirando el lugar con curiosidad, dejando su mochila en una de las bancas, medio encantado con el sitio... El jardín de los poetas definitivamente era un bonito nombre para un lugar así y, consideraba, que también le iba muy bien.

"No creo que este tan mal, si lo conocieran más seguro estaría lleno de parejitas y no se vería... así" comentó sin pensarlo mucho, quizás un poco egoísta, pero, aunque le gustara convivir con la gente, a veces demasiada gente era... simplemente demasiada "El jardín de los poetas... suena al lugar perfecto para tratar de entender lo que pensaban"

Sus pensamientos le recordaron entonces que tenía tarea, un pequeño compromiso con Silvia y, por un momento, en ese lugar, sintió una suave nostalgia pensando en el nombre.

-Mmmm… quizás tienes razón Orel…-

Miró el jardín, hermoso por su misma condición de natural, de imperturbable… ¿virgen hasta cierto punto?... tenía en esa aura de abandono y soledad un misticismo delicioso… ¿Por qué justamente había decidido compartirlo con Orel? Miró al rubio de reojo y sonrió… Ah si… por eso… porque su compañía era tan agradable, que con tal de extenderla más… le ofrecía esto; quizás también para estar solos un momento, y que el resto de voces no interrumpieran su charla… muchas posibilidades.

-Oh si… A Silvia… lo había olvidado por un momento… si quieres… podemos seguir ahora… o después, como tu desees…-

Caminó hasta la banca sentándose en ella mirando todo el tiempo al rubio a su lado, ahí en ese jardín, el encanto natural de la sencillez de Orel combinaban bien…

"Como gustes, ya no falta mucho de cualquier forma"

Comentó antes de sentarse junto a Armand, sonriendo suavemente porque el lugar le hacía sentir ganas de hacerlo, aunque también estaba esa otra sensación, quizás oculta, quizás demasiado rebuscada como para poder ponerle un nombre...

Negó para si mismo con un pequeño suspiro antes de tomar su mochila para sacar de nuevo lo que necesitaba, la libreta y abrirla sobre sus piernas, sólo después de dejar a la pequeña grulla de servilleta sobre la mochila para asegurarse de que estuviera a salvo.

"Veamos... ¿qué palabra estará...?"

Se detuvo un momento en la pregunta antes de bajar su lápiz y volver la mirada a Armand, de pronto recordando algo que en el momento había pasado por alto y hasta ese momento le había hecho sentido.

"¿Cómo... me dijiste que te apellidabas?"

-Bueno… podemos hacerlo ahora…-

Esperó a que Orel sacase de nuevo sus notas y el resto para ayudarle con las palabras que dudara, después de todo él era una especia de traductor al italiano, que hablaba, se movía y podía reírse de cuando se atorasen en algo.

Se inclinó sobre los apuntes del chico quedando cerca de él, le parecía divertido estar trabajando en un poema justo en ese lugar, el nombre del jardín tenia entendido se lo pusieron un grupo de jovencillos estudiantes de literatura… lo habían garabateado en un pequeño metal cuadrado que clavado en uno de los bancos… hoy en día imaginaba que nadie podría asociar ese jardincillo perdido por ese nombre, en su tiempo ahí siempre era el único visitante… el y las aves… y ahora Orel…

-¿Mmm?-

El rubio le miró y se movió al mismo tiempo buscando sus ojos interrogantes, sonrió levemente, no recordaba cómo se había presentado con él… se habían dado los teléfonos y los correos… ¿pero nada de apellidos? De ser así, bonita presentación… pensó divertido.

-Soy Telesca… Armand Telesca…-

"¿Telesca no es un apellido italiano?"

Bueno, podía decir que era curioso que si la familia de Armand tenía origen italiano, él estuviera como estudiante de italiano... aunque no era que él mismo pudiera hablar mucho, su familia era alemana, y los únicos que hablaban alemán, además de él, era su tío Xaver y sus abuelos, por los que había aprendido...

-Ahmm… si, eso creo… verás… yo, soy italiano…-

Lo decía cautelosamente porque esperaba que el menor no lo tomara como que le había estado tomando el pelo hasta el momento, realmente era lo que menos deseaba… sabía italiano, esa parte era cierta…

-En realidad… llegue a Inglaterra… hará un año; desde entonces estudio en la universidad… estudio Arte… yasabes, por mi trabajo...- decidió que este era el momento adecuado para decir esas pequeñas cositas que había omitido hasta el momento.

Se quedó callado un momento, tan sólo mirándolo mientras escuchaba su respuesta, esperando a que terminara de hablar para bajar la mirada a su cuaderno, viendo las anotaciones, notando que había empezado a garabatear de nuevo, esta vez sin darse cuenta en absoluto...

"Ah... entonces..."

Se reprendió mentalmente por no haberlo esperado del todo, bueno, su acento era realmente bonito, tan limpio al hablar, debía ser... obvio en cierta forma que el italiano era más bien su lengua materna y no...

Exhaló antes de sonreír.

"¿Es... lindo por allá? Me gustaría ir allí alguna vez, quizás, en algunos años... Ah, no importa es... a ver..."

No iba a preguntar: ¿por qué no me dijiste antes? si él había sido el que había apresurado conclusiones al preguntarle si estudiaba italiano. Es decir, Armand no había negado ser italiano, y no es como que tuviera que irse presentando sólo con eso. ¿Quién decía esas cosas de cualquier manera? Y... de verdad necesitaba concentrarse en esa palabra.

Se angustio un poco… al verlo bajar la vista, al notar como hacia garabatos, como parecía dudar al momento de responder, titubeante y ligeramente disperso; se preocupó, porque si bien no había hablado claramente desde el principio… “Soy italiano, puedo ayudarte con ese poema” quizás ahora no estarían con ese silencio denso entre ellos... pero ahora que lo pensaba ¿Por qué se sentía culpable? Nunca mintió… y bueno, no solía llegar diciendo, “Hola, ¿Qué hay? A que no sabias que soy italiano!....” pues no, no lo hacía…

La sonrisa no lo relajó en realidad, al contrario; sintió una molestia creciente ahí sentadita en medio de los dos, si no era una molestia al menos era una incomodidad que estaba tornándose desagradable… desvió la mirada a otro lado, sus dedos tamborileaban sobre su pierna sin que apenas fuera consciente de ello.

-Uhm… es lindo… ojalá visites…-

Miró al chico de reojo, luego al jardín indómito donde se encontraban… se concentró en el sonido lejano de algún partido de baloncesto en las canchas…

-Yo… no lo dije antes… no quería sonar pretencioso…-

Se daba cuenta de que esa razón ahora parecía más bien una excusa pretenciosa, exacto lo que no había querido dar en un principio… la apariencia de un insoportable vanidoso, nada más lejos de la realidad… al menos con las personas que le agradaban.

-Uhm… ¿Cómo vas?-

Decidió abandonar esa conversación y ver si salían a flote conversando o concentrándose en el trabajo original… en Silvia.

Sonar pretencioso... ¿como por qué?

No dijo nada al respecto en primera instancia, sólo siguió con las pequeñas palabras, decidiendo que realmente no quería hacer eso en ese momento, quizás después, la emoción para hacerlo se había pasado, quizás desde que había empezado a hablar con Armand en el salón, no porque el italiano le hubiera quitado "emoción" al trabajo, sino que... él le había parecido, y le parecía aún, más interesante.

"Creo que lo haré después..." admitió, cerrando la libreta "no creo poder hacerle justicia justo ahora."

No guardó la libreta, sino que la dejó en sus pierna mientras miraba al frente, mirando el lugar, escuchando los pequeños sonidos, quizás un poco nervioso con el ambiente que se había hecho y, deseo, no haber preguntado sobre lo otro.

"...¿Sabes? Empecé a estudiar bien el alemán porque mis abuelos paternos son alemanes y... cuando iba con ellos a pasar las vacaciones, me gustaba escucharlos charlar en la cocina" sonrió antes los recuerdos, encogiendo las piernas y subiéndolas a la banca. "Y... él francés, cuando era muy niño, una tía de mi mamá que nos llevaba chocolates tenía un acento muy bonito, solía decirle a mi papá que era la tía que hablaba chistoso, jajaja cuando lo dije frente a ella mi mamá se sonrojó y me regañó, pero la señora sólo se río y me dio uno de los chocolates... No creo... que tenga que ser pretencioso decir que tienes raíces de cierto lugar o que eres... de una nacionalidad y por eso hablas el idioma. De hecho, es mejor porque nunca va a ser lo mismo alguien que aprendió el idioma a quien lo tiene como su lengua materna y..."

Sonrió nervioso...

"Lo siento, soy malo con estas cosas"