¡Preparativos!

Vio a Nyree volver le agradeció aun desde la distancia que tenia sobre la presencia de la joven, estaba algo más alejado ya que fue a ver a otros, pero dejo que continuara con ello, hablando de eso, el grupo de Andre ya había tardado, bueno nunca pensó que sería de los más rápido, pero mejor ver si al menos habían llegado donde les dijo.

-Realmente increíble… y claro que te dejaré esta vez la parte difícil… la tiza y yo no nos llevamos del todo bien-

Y hasta cierto punto era cierto, generalmente la tiza hacia una infinidad de polvo blanco que se le pegaba a la ropa y las manos… e iba de negro, una cosa era el polvo que te sacudes y ya, pero el polvo de tiza… ese solo se expandía y se expandía… una de las chicas se acercó a ellos ofreciendoles botellas de agua, Armand tomó la de Orel también cargandola por él.

-Pero de todos modos ayudaré…-

Le miró de reojo una vez ante el almacén, extrañado de la sonrisa de complacencia sutil que el rubio tenía consigo, sonrió divertido a su vez mientras sacaba lo necesario para el trabajo…

-Empecemos por allá… oye enamorado… ¿En quién piensas? Tienes cara de felicidad contenida…-

"Está bien y..." se sonrojó ligeramente con lo de enamorado, riendo.

Negró suavemente con la cabeza.

"No es lo que piensas" se apresuró a decir, aun con un tono risueño.

Buscó la tiza entre las cosas que había sacado Armand por él, así como una cinta metrica.

"Me gusta hacer estas cosas. El trabajo social siempre me ha gustado. Cuando era menor y mi tío hablaba de su trabajo de militar pensaba que sería bueno tener algún trabajo así, donde pudiera ayudar a la gente y hacer muchas cosas por... muchas personas. Pero no puedo decir que mis padres estuvieran del todo de acuerdo entonces. Pero poder hacer estas cosas..."

Sonrió volviendo la vista a la iglesia y a los que seguían trabajando allá afuera.

"Es como... una medicina para el mundo y para uno mismo"

-Jajajaja eso es lo que siempre dicen!- declaró molestándolo, aunque completamente seguro de que efectivamente no se trataba de ello, quizás aquella seguridad solo se sostenía en su interés al respecto, pero por lo mismo se negaba a cuestionarla.

Un muchacho altruista, amable, sonrió encantado mientras empezaban a medir los espacios para los que serian los puestos, o al menos eso imaginaba… le gustaba la gente como Orel, positivas, optimistas, encantados del mundo y de las bondades que podían existir en él. Le gustaban las personas que mantenían la inocencia y dulzura de los niños, que asumen que el bien siempre gana.

-Suena bien… eres bastante romántico ¿No Orel?-