Dos caminos

Aquellas palabras, eran tan... Lo llevaba a acariciar el cielo aunque muy cursi podía sonar cuando le preguntara, pero ese hombre era su perdición, lo amaba tanto que siempre perdía ante él aun cuando una y otra vez decidiera alejarse de su lado, era algo que al parece nunca lograría hacer, dependía tanto de él, su yo completamente sentimental sólo quería a ese hombre a su lado, dejando su mundo de experiencia sólo girar a su alrededor.

-Hmn-, Aqueo su espalda a sentir como aquella corriente eléctrica subió tan peligrosamente y volviendo el caer como una oleada de calor, la sensación se hacía presa en su vientre antes de continuar por todo su cuerpo, estaba tan encantad. Su mirar se sentía llena de luces por las lagrimas que se hacían en ellas a causa de ese placer.

No podía resistir mucho más, se abrazo a Hugo sin dejar de moverse, no deseaba ni siquiera un respiro de tranquilidad, quería seguir sintiendo ese aliento caliente, ese cuerpo que se fundía con el suyo, deseaba tenerlo allí así para siempre. Beso aquellos labios ahogando sus gemidos, esa voz vergonzosa que dejaba en evidencia que no resistiría mucho más, su cuerpo se tensaba por el placer que se anunciaba en un exquisito clímax.

Podía escuchar el tintinear de las esposas contra los barrotes de la cama y la muñeca seguro le dolería después de eso, quizás encontraría su piel ligeramente raspada, roja, pero eso era lo de menos, ahora mismo no la notaba o no le importaba. Lo único que importaban eran esos beso en los que con tanta facilidad podía perder, en los que podía deshacer el mundo.

Su mano libre acarició el pecho de Nadir mientras aún había espacio entre ellos y rozó uno de sus pezones con la yema de los dedos... caricias que pasaron suavemente a su espalda y delinearon la columna vertebral y, en la cintura, lo aferraba más a él mientras se movían a unísono.

Su aliento caliente salía como pequeños jadeos entre los besos, donde recibía la lengua ajena en su boca, donde mordía suavemente sus labios para luego besarlos, rojos e inchados de caricias. Lo acompañaba en esa exquisita sensación de escalofríos y la piel erizada.

Jadeo y su mano apresada se tomó de la cama cuando un sonido gutural alcanzó sus labios. Su voz sonaba como los temblores del frío pero dentro de él había sólo un inmenso calor que se sentía más poderosamente en su ingle, donde oculto por Nadir, en el interior cálido y que ahora se contraía, sentía que era ordeñado de su leche entre embestidas que él mismo propició.

Su cuerpo se tensó por completo y balbuceó algo ininteligible mientras se relajaba en medio de esos escalofríos...

Y luego besos, besos con los que quiso llenar el cuello y mejillas de Nadir mientras trataba de recuperar el aliento.

Ese sentir perfecto no había podido ocultarse más. El calor inundo todo su cuerpo apunto de derretir antes de verse aquella sensación de ceder por la explosión de emociones, se había aferrando mucho más al cuerpo de Hugo en esa ultima evidencia de placer. Sintiendo los últimos cosquilleo de placer a sentir su simiente entre sus vientre, dejando esa unión más demandante a sentir su cuerpo tenso antes de ir relajándose poco a poco.

Jadeo cuando aquella calidez empezó a llenarlo, una sentir que le encantaba, le causaba una vibración agradable, el saber que tanto estaban unidos donde no sólo el placer estaba de su lado, le pareció escuchar algo aunque nada seguro de eso, debido a que sus oídos sólo escuchaba el fuerte latir de su corazón.

Se dejo caer contra el mayor a quedarse quieto así muy cerca de él sin separarse ni un poco, sólo lo abrazaba, tratando de calmarse, dejando sentir su respirar contra aquel cuello donde su rostro decidió ocultarse y sus labios se veían tentado a ser traviesos para dejar una huella.

"Libérame..." susurró luego de un rato, besando a Nadir en el cabello.

"Empieza a dolerme el hombro" admitió con una sonrisa mientras acariciaba a Nadir con la otra mano, tentado a hacerle cosquillas en las costillas y en cuello. Eso sería divertido y lindo, verlo retorcerse un poco... De hecho, lo haría.

Se rió cuando empezó a mover sus dedos como patitas de araña por la piel clara y perlada de Nadir.

Se sintió relajado por fin, su cuerpo había cedido a todas esas emociones que habían dejado cosquilleo en su cuerpo, le presto de nuevo atención a escucharlo, le dejo un roce en sus labios que ni pudo simular a un beso antes de moverse apenas para tomar la llave y abrir aquellas esposas, pero mientras hacía eso la sensación de aquellos dedos dejaba sentir ese andar de aquellos dedos travieso.

-No hagas eso...-, Le regaño por la travesura que tenia planeado tratando de alejarse de la sensación, pero le provocaba el cosquilleo que sólo buscaba que se alejara más o tratara de detenerlo. -...Allí no...-, Casi se escapa una risita que delataba el lugar mas vulnerable de aquel cosquilleo.

"¿Dónde? ¿Aquí?" preguntó con una sonrisa, insistiendo con sus cosquilleos, haciéndose un poco hacia delante, lo que le permitían las esposas, para atacar con más esmero, antes de cambiar de objetivo, por el vientre de Nadir "¿O aquí? ¿O aquí?"

Jugaba, riéndose con la pequeña tortura.

-Jaja... No por allí no...-, Busco sostener la mano que se aventuraba en esa travesura, apenas deteniéndola unos segundo para tomar respiro. -Si sigues así no te soltare.-, Le dejo un beso cuando murieron lentamente sus palabras. -Y seras mi prisionero toda la noche.-, Declaraba con travesura, una perfecta venganza, aunque a medía por todos los motivos que vivían en el exterior de aquella habitación, pero era divertido pensarlo.

"Jajaja está bien, me comportaré"

Tomó la muñeca de Nadir de la mano con la que le había sostenido la suya, la acarició hasta encontrar su mano y entrelazar sus dedos con los de él.

"¿Así está mejor, Monsieur?"

-Si...-, Le sonrió. -Aunque también una pena, hubiera sido muy tentador tenerte como mi prisionero.-, Lo beso, saboreando una vez más sus labios y la cercanía también le permitió por fin termina de abrir aquella esposa, sólo teniendo que girar la llave para que se escuchara estas abrir en un ligero clic. Y aun cuando ya lo tuviera libre no se alejo de él, al menos por unos momentos más lo disfrutaría.

Bajó su mano cuando las esposas cedieron, sintiendo las cosquillas en sus dedos mientras la sangre volvía a fluir por ellos, igual que el ardor en su muñeca, al que decidió restarle importancia para acoger el cuerpo de Nadir en un abrazo, dejando un pequeño beso en su cuello.

"Aun puedo ser tu prisionero esta noche..." susurró contra su hombro "al menos hasta las 4 am... después tendré que regresar a la prisión de verdad".

Frunció el ceño, con la mirada oculta en el hueco el hombro y el cuello de Nadir.

Aquellos besos era agradable y de momento provocaban el escapar de suspiros, le dejo seguir por verse envuelto en su calor, sus dedos pasaron a peinarlo, dejando enredar su dígitos entre esos cabellos, siguiendo su camino hasta la ultima punta de aquel pelo rubio. Se detuvo cuando oyó aquellas palabras, y una sonrisa se dibujo en sus labios, deseando ignorar la realidad, no importaba mientras lo tuviera un poco más a su lado.

-Entonces hasta entonces no pensemos en eso, sólo seremos nosotros dos... En nuestro mundo.-, Busco ver su rostro, lamió sus labios. -No te soltare.-, Sonrió declarando divertido, movió su cadera levemente aun aprovechando de aquella cercanía que hizo la unión.

Se rió por la lamida en sus labios e hizo ademán de tratar de morderle la lengua, claro que no lo haría, no fuerte al menos. Le gustaban las caricias de Nadir, sus manos y sus besos, el cariño que parecía haber tras ambas cosas.

Hizo una mueca cuando lo sintió moverse y evitó reaccionar, aunque sonrió gusto después, besando a Nadir en la frente.

"¿No? ¿Me tendrás recluido aquí? ¿Qué pretendes hacer conmigo?"

-Si, eres mi esclavo…-, Rió por aquella palabra. -Mm, me aprovechare completamente de ti hasta quedar satisfecho.-, Mordió el cuello de Hugo pero sin tanta fuerza, se aseguraría de no dejarle alguna otra marca, aunque eso no quitaba que pudiera hacer alguna travesura de momento, sólo era molestar al ‘prisionero’ un poco más.

-¿Me pregunto que sería bueno hacer primero?-, Dijo pensativo, rozo con dos de sus dedos desde la barbilla hasta su pecho por debajo del cuello, siguiendo aquel centro, dibujando lentamente un camino por donde le gustaría pasar sus labios. -Tal vez acepte una idea del prisionero.-

Se sobresaltó un poco con la mordida, pero cuando alejó los dientes sin hacer tanta presión, se calmó. No podía dejar que Richelle viera marcas.

No, realmente no creía que su esposa fuera tan ingenua como para no darse cuenta de que la engañaba, si su hermano Érico lo había notado, al parecer, ¿cómo podría no hacer ella? No. Richelle lo sabía, pero no quería darle más motivos para gritar que sus llegadas tarde o sus ausencias...

Sonrió porque no debía pensar en eso estando con Nadir, se lo había prometido.

"Estoy a tu merced..." Le contestó besándole la comisura de los labios. "Ahora mismo, mi deseo, amo, es complacerlo"

Sonrió. -Que prisionero tan halagados, siendo así deberé de darle un premio.-, Acaricio su vientre. -Tal vez deje que sea él que disfrute esta vez.-, Tomo su mano, aquella que estuvo esposada besando las lineas que dejaron aquellas esposas, lamiendo todo el contorno que se veía pintado por el color a causar del movimiento interrumpido. -Seguro que desea hacer algo más.-, Susurro contra las lineas de expresión, lamiendo de nuevo y dejando sentir su aliento en leve soplido.