Dos caminos

Sintió la reacción del cuerpo de Nadir y le encantó en muchos sentidos, sacándole una sonrisa mientras lo sentía moverse más debajo de él. Sus manos se encargaron entonces de desfajarle la camisa para colar sus manos dentro de ella y acariciar la piel mientras hurgaba con la nariz en el cabello largo de Nadir, aspirando el perfume de su shampoo...

"Estás tardando..." anunció a su oreja con hambre en su voz, que confirmó al morder ésta con travesura, mientras alcanzaba uno de los pezones del menor para acariciarlo descaradamente.

Conocía el cuerpo de Nadir y sabía que reaccionaba, que le gustaba, pero era parte del juego negarse un poco a aceptarlo, aunque que se moviera debajo de él sólo lo provocaba más, haciéndolo buscar su cuello para dejar mordidas en él.

"¿Ah, si?" preguntó incrédulo, hasta que sintió la mano de Nadir e imaginó sus intenciones, por lo que dobló su codo y movió un poco su muñeca para dejar de sostenerse en ella y ahora estar recargado en su antebrazo, abrazando, de cierta forma a Nadir.

"Mmh... escurridizo conejo"

Se movió un poco, rozando su cadera con el trasero del menor, dejándole sentir un poco los principios de su erección.

"Te tengo atrapado desde hace años"

Contuvo un gemido en su garganta al sentir como el menor lo provocaba y al tiempo apretó ligeramente el pezón que mantenía entre sus dedos, aunque una cosa si le falló, que por querer alejarse un poco de la tentación que eran esas posaderas, dejó espacio entre su mano fuera de la camisa y el pecho de Nadir que al parecer había sido suficiente para permitirle atraparlo con una de las esposas.

"Oh, mira lo que acabas de hacer" dije en tono de fingido reproche, apresurándose a alejar su muñeca con las esposas de Nadir, alzando el brazo, o no sería nada bueno para él... o quizás si, pero si no se lo ponía difícil, entonces no sería divertido.

Apretó y torció un poco el pezón en sus dedos.

"Tendré que castigarte"

"Porque..." se acercó un poco para dejar una rápida mordida a su hombro "ser tan provocativo tiene que ser un pecado"

Bajó su mano lentamente por el pecho de Nadir hasta el vientre, buscando el inicio de su pantalón para abrirlo.

"Y haces que quiera hacer cosas malas, eres mi cómplice"

"Sí... suena bien..." Sintió los labios suaves que atrapaban los suyos en un beso, uno que se le antojó delicioso, que quiso probar a mordidas suaves, acariciar con la lengua, casi con la pasión de un adolescente, pero con la experiencia de alguien mayor. Por eso adoraba a Nadir y su edad perfecta, como su cuerpo.

Todo Nadir le parecía perfecto, al tacto, a los labios, al beso... Lo disfrutaba tanto, cada una de sus caricias.

Era perverso y eso le gustaba.

"Qué chico tan malo... ¿qué dirían tus padres si se enteraran?" Cerró los ojos entre los besos, sintiendo el húmedo y cálido órgano de Nadir recorrerlo a placer, así como sus manos, dejándolo hacer mientras él se limitaba a ocuparse en apoyarse en la cama y disfrutar...

Eso, hasta que Nadir decidió que quería cambiar de posición, dejándolo entonces sólo con la tarea de disfrutar del espectáculo.

Sonrió y extendió una mano para acariciar la piel del abdomen del francés mientras iba subiendo por su pecho. Nadir era delicioso.

Sólo escuchó el clic de las esposas al cerrarse y alzó su vista para notar su error y fallo de calculo (aunque tal vez si había dejado que lo hiciera y ya, pero eso no se lo dejaría saber a Nadir). Volteó a ver a su captor, con intenciones de reclamar por su libertad, pero toda queja fue suprimida cuando Nadir tomó su mano y lo dejó acariciar su rostro dejándolo por segundos sin aliento por la sensualidad de esa sola acción, del francés por sí mismo.

Retiró su mano suavemente cuando Nadir la bajó, a la expectativa de lo que estaría por hacer.

La forma en la que se quitó la camisa y le dejaba ese pequeño espectáculo, dejando ver un cuerpo digno de su profesión y lo bien que sabía sacarle provecho son sus poses. Si fuera fotógrafo, seguro estaría deseando tener una cámara con él, pero no era, y adoraba que ese momento fuera sólo para que él pudiera decirse mentalmente que otros no sabían de lo mucho que se perdían.

Se mordió la parte interna de una mejilla para ver si así podía contener los deseos de sonreír abiertamente. Su mano acarició el abdomen de Nadir con apenas la yema de los dedos, sintiendo la piel desnuda, antes de bajar lentamente, acariciando la linea del pantalón y hasta los muslos, la cara interna de los muslos.

"No... nadie se enterará..."

Disfrutó del beso mientras acariciaba su cabello, dejándose mimar por el hombre con el que estaba, el que lo hacía vibrar así...

"Quiero verlo todo..."

Sus ojos no dejaban los de Nadir, le encantaba esa mirada, toda la sensualidad que había solamente en ella. Era lujuria, era tentación, pero también parecía haber en ella una devoción tan dulce que lo hacía ponerse también a sus pies.

Lo dejó moverse, casi suspirando por la forma en la que se desnudaba para él, provocándolo al extremo, haciendo que lamiera los labios que le dejaba secos de pura anticipación. Ahora si sentía algo de desesperación por estar atrapado y no poder usar sus manos para acariciar esa blanca piel.

Se le aceleró el pulso cuando lo sintió acercarse y le sacó un mudo jadeo cuando lo besó sobre esa parte tan sensible.

"Nadir..."

Lo estaba provocando y su cuerpo se empeñaba en mostrar con abierta sinceridad lo que deseaba. A quién deseaba.

Se quedó mudo por momentos, contemplándolo solamente, sintiendo como su hombría empezaba a crecer dentro de sus prendas viendo como Nadir tocaba su propio cuerpo y casi podía sentir los roces que él mismo se propiciaba en sus manos, la piel cálida de Nadir...

Espectáculo siempre era agradable cuando era su amante quien lo protagonizaba, alguien que estaba listo para ser visto y ahora, se reservaba eso para él, sólo Hugo como espectador, hambriento de más de esas eróticas imágenes.

"Mucho mejor..." respondió bajo "Me gusta... pero no es todo lo que tienes, ¿o sí? Tienes mucho mejores poses"

Estaba extasiado, pero quería ver más, verlo jugar, porque era lo que adoraba de Nadir.

Teniéndolo tan cerca, la tentación de morderlo era demasiada, pero el francés se alejó de él antes de que pudiera completar su travesura, riendo suave y encantadoramente, a su parecer al menos.

"Sorpréndeme" sugirió sintiéndolo subir a la cama y pronto la presión contra su hombría que la provocaba aún más, logrando que terminara de desperar para quedar completamente erguida y orgullosa. "Huh, bueno esa... es una buena"

Sonrió acariciándolo con la mano libre, hasta que fue atrapada por las manos de Nadir y fue atendida pro su boca, siendo usada después como pincel sobre ese pecho firme, pero de piel tan suave y cuidada, una donde podía dibujarse el deseo y la lujuria al rededor de uno de esos pezones que parecían reclamar atención desde que Nadir los había ignorado.

Apenas alcanzó a apretar el botoncito rosa cuando el menor se estaba ya alejando de él para quitarle la ropa, cosa en la que no dudo en ayudar (o más bien cooperar) para hacer la tarea lo más fácil posible, ansioso ya por lo que vendría después de eso, sobre todo al tener esa mirada de Nadir sobre él, traviesa y hambrienta.

Se movió un poco, con la poca libertad que le dejaba su mano esposada al tubo de la cama, para poder sentarse, sostentiéndose con ambas manos de la cabecera donde estaba apresado, dejando que Nadir se acercara, separando ligeramente las piernas para dejarlo "comer" a gusto.

"Ng... eso puedo verlo" cerró los ojos al sentir el contacto de los labios de Nadir contra su virilidad que se mostraba orgullosa y altanera, deseosa de esos tratos, tanto como sensible mientras iba siendo engüida para después ser abandonada.

Su mano libre no tardó en atrapar el cabello del modelo, mientras se las arreglaba para regularizar su respiración.

"Estás siendo travieso hoy"

"Eres un chico malo" se le escapó con una sonrisa, aunque, al parecer, Nadir pensaba lo mismo de él.

Jadeó ante la sorpresa, el sólo tacto de las manos de Nadir sobre su hombría y sus testículos, masturbándolo. Sintió su aliento sobre los labios y quiso bebérselo completo, tragando saliva con dificultad al sentir que el trasero ajeno y su erección se rozaban.

"Enséñale..."

Se le agitaba la respiración con las tentaciones que le ofrecía su joven amante en forma de mordidas y succiones que quizás su esposa notaría después y él tendría que ocultar como un moretón por haberse golpeado con una mesa o algo similar, pero ahora ella, que importaba.

Se quejó con un sonido gutural cuando Nadir se alejó de él, dejándole apenas promesas al alejarse de su alcance y casi lo maldijo en medio de la pasión, pero verlo, sí, aquel jovencito era un demonio, uno realmente hermoso.

El espectáculo lo tenía mordiéndose lo labios y, su mano libre, intento contenerse, pero con todo eso, no pudo, simplemente bajo hasta su agitado miembro que buscaba llamar la atención con ese rojizo intenso en el que ahora se mostraba y copió con su mano el movimiento de esos dedos, imaginándose el cálido interior, las contracciones y...

Jadeó con más fuerza, sintiéndose tan cerca, no podía más.

Lo acarició como pudo con uno de sus pies, su muslo, los blancos muslos de Nadir.

"No seas cruel... ven aquí..."

Cuando vio que Nadir se detuvo, lo hizo también, por la promesa de lo que vendría.

El beso lo excitó aún más, lo hizo sentir indicios del líquido transparente, ligeramente lechoso abandonando su miembro para rozar los labios húmedos de Nadir. Su expresión, su rostro juvenil y el cabello que le caía a los lados de la cara. Nadir era exquisito.

Apretó la sábana en su mano mientras Nadir se acercaba a lo que sentía como su inevitable encuentro, desde que lo había conocido, esa atracción mortal que no permitía que estuvieran demasiado tiempo separados, que pedía a gritos más, siempre más.

Un sonido gutural se le escapó de los labios mientras sentía como el menor se empalaba con su miembro que palpitaba entrando en la calidez, y gimió su nombre con delirio, encontrando rápidamente el muslo blanco que antes había acariciado con los dedos de los pies y que ahora apretaba entre los dedos de su mano libre, sin poder evitar alzar la cadera para llegar más dentro.

¿Hace cuánto que no se daban la oportunidad de tener ese encuentro? Su mente, si lo pensó antes, no lo hacía ahora, estaba en blanco, completamente entregada a su cuerpo, a sus deseos y los del jovencito francés que había conocido años atrás.

"También te amo" respondieron sus ojos, o la linea ligera de ellos que se dejaba ver entre sus párpados y sus pestañas cuando se sintió devorado por el cuerpo ajeno. El calor era siempre abrumador, casi tanto como la unión.

Si afuera nevaba, o si llovía, si estaba frío, no podía tener idea, no le importaba. Entre él y esa persona frente a él, parecía que el calor se elevaba más y más como las caderas de Nadir entre cada embestida y las suyas tratando de hacerle par.

No quiso cerrar los ojos en ningún momento, pese a que su cuerpo a ratos lo obligaba, pero verlo, extasiado y hermoso, con el cabello alborotado y el pecho acelerado era parte de esa experiencia que no podía perderse. El maquillaje que usaban en las fotos del modelo siempre parecía demás si lo observaba en esos momentos. Nadir era… el pecado de lujuria con una hermosa e inocente cara enmarcada en finos cabellos oscuros revueltos.