El inicio de un cuento...

Era consciente de que él inicio eso pero no podía hacer nada ya, lo había provocado y por él no era realmente problema soporta el dolor desde hace tiempo se había hecho a esa idea, pero lo que si le preocupaba de todo eso era su hermano.

Cerró los ojos a causa del dolor que recorrió todo su cuerpo cuando lo penetro completamente fue un escalofrió total lo que surco su ser, agradeció de cierta forma que aquella mano ahoga sus quejidos que escaparon sin mayor remedio.

La palpitación de su interior por el dolor lo estaba destrozando porque se tensaba solamente mas, sintió el arde que dejaba cuando se movía de aquella forma brutal pues no podía describirlo de otra forma, mordía el interior de su labios deseando dolor pero uno que lo ayudara a aminorar el sentir que llegaba desde la parte trasera de su cuerpo que poco a poco dejaba apreciar el sentir de algo tibio.

Apretó su muslo en su mano entre una de tantas embestidas que, si bien no eran demasiado rápidas, si eran bastante bruscas, como si deseara romperlo, darle una buena lección, castigándolo.

-Deja de tensarte -ordenó a su oído al sentir que le era más difícil cada embestida por lo estrecho que estaba-. Tanto la deseas que no la quieres dejar salir.

Lamió su cuello antes de morderlo, como si eso fuera a relajarlo, asiéndose de parte de su cuerpo mientras seguía embistiendo ese cálido interior que parecía buscar darle su propio lubricante... uno rojo y cálido que, de alguna forma, le facilitaba también las cosas.

Su manos ahora estaba apoyada en la pared por igual, pero aunque deseara moverse no era posible, en el estúpido intento de buscar separarse de esa pared sólo hizo que aquella hombría se enterrar más en su cuerpo arrancando un grito que fue medio mudo.

Busco morder aquella mano sintiendo por fin como capturaba la palma entre sus dientes era la protesta que no podía decir su boca, respiro hondo pero era difícil y casi asfixiante hacerlo con esa mano por lo cual sólo quemaba sus pulmones en esos segundos.

Abrir su mirada sólo demostraba que estaba nublada por las lagrimas que fueron liberaras por el dolor de la impotencia, empezaba a sentir aquel paso más rápido del miembro del mayor que lo lastimabas aun más aunque buscara relajarse aunque eso le permitía ignorar todo lo demás que hacía aquel hombre.

Empujo su mano hacía atrás como buscando golpearlo contra su codo pero aunque sintió pegar algo, no estaba seguro si realmente fue bueno el movimiento, sus ojos se cerraba por el delirio del padecer que cada vez era más intenso aun cuando aquel fluido trataba de ayudar, pero sólo demostraba las heridas que le estaba causado.

Apartó su mano cuando sintió los dientes ajenos, maldiciendo por la mordida, haciéndose algo hacia atrás, apenas esquivando un codazo que alcanzó a golpearlo en el costado, aunque tal vez no con toda la fuerza que el menor quería, si la suficiente para ser molesto... para molestarlo.

Gruñó tomando el cabello largo del joven por la raíz, con fuerza suficiente para hacerlo hacer la cabeza hacía atrás y salió de su interior por completo, pero no para darle descanso, sino para aventarlo, esperando que por instinto cayera poniendo las manos y patearlo en las costillas, más o menos en la zona en la que él mismo había recibido el codazo.

Eso estaba lejos de acabar...

Se quejo cuando su cabellos fueron jalados eso lo orillo a ir hacía atrás para poder soporta el dolor causado, sentirlo salir de su interior le dio cierto alivio pero que quedo en nada cuando sintió la fuerza contra las que lo empujaba, cerro los ojos dejando su cuerpo defenderse por instinto.

Ardieron sus palmas cuando se ante pusieron para evitar un poco el golpe eso causo que se raspara no hubo tiempo para quejarse ni para sentir un alivió a no tenerlo en su interior, primero porque realmente no lo había ya que le dolía demasiado su interior siendo más presente en ese momento y sentir los hilillos de la sangre por su muslos.

¿Que era más humillante su pasado o esos momentos?, En realidad no podía separarlos porque había similitud en todo aquello con excepción del acto previo, pero no por eso lo hacía menos doloroso, tocio tras hacer morir un quejido en su garganta causando que sintiera que se raspaba, pero el sentir esa necesidad de ahogo y de aquel nudo era más por todo lo que sucedía junto con el dolor de aquellos golpes.

-No te muevas -sentenció mientras iba a su espalda, donde podía ver perfectamente el trasero del menor y su entrada dilatada a la fuerza junto a los hilitos de sangre que escurrían por sus muslos, pero le tomó poco importancia, su mente no estaba allí del todo, no cuando estaba tan dominada por la resistencia ajena que parecía actuar de afrodisiaco.

Tomó sus nalgas cada una en una mano y las hizo separse parar acariciar con su longitud el canalillo entre ellas sólo para posicionarse antes penetrarlo nuevamente, pretendiendo llevar eso hasta el final, empezando nuevamente a moverse dentro de él, mientras una de sus manos se encargaba de empujar la espalda del menor hacia abajo, para que no estuviera moviéndose.

Escuchó aquella orden ahora que esperaba que le dijera acaso un ¡Claro, no lo haré!, estaba molesto, en realidad furioso, odiándose así mismo y aquel sujeto que lo sometía de tal forma, dejaba todas sus fuerza en ese sentimiento para no llorar por la maldita impotencia que le hacía sentir aun cuando se sintiera devastado en esos momento.

-Maldito... Hijo de...-, Su voz se ahogo en un quejido cuando de nuevo lo sintió contra su entrada causándole un frió por el centro de su espalda, un grito ahogado se aprecio cuando lo sintió de nuevo profanar su interior que palpitaba por el dolor que aun sentía provocando lastimarse más pues se encontraba tenso.

Aunque empezaba a llegar al punto donde el dolor se dejaba de sentir como se le hubieran puesto una clase de anestesia, su espalda se inclinaba provocando que no pudiera hacer ni un poco su cuerpo hacía atrás porque lo empujaba de tal forma que se viera atrapado en la presión.

Comenzo a moverse nuevamente en su interior, forzando entrada que se contraía a su al rededor, apretando entre sus dedos parte del cabello largo.

Cada vez que el menor ser quejaba, que maldecía, parecía darle más razones para reprenderlo, para someterlo de manera que entendiera y... Era tan deliciosa esa forma y aún así pensaba que no iba a volver a intentar provocar a nadie de esa manera, que sería la primera y ultima vez y, en medio de esos pensamientos, sintió la próxima liberación. Aceleró el ritmo en las ultimas embestidas, sintiendo ya su semilla liberarse, dejando que parte de ella quedara en ese cálido interior, pero saliendo de al antes de venirse por completo, dejando que parte de esa esencia se virtiera en la espalda del menor.

Gruñía como un animal herido en esos momentos, seguro que daba toda la imagen como aquellos que son derrotados por el macho alfa o algo similar, esos que era sodomizados para dejar un mensaje claro a la manada, en ese momento su cuerpo sólo podía sentir dolor y nada de placer aunque se buscara en el instante.

Aun a pensar de que una parte lejana de su mente lo disfrutara un poco, el ardiente dolor impedía que fuera de todo liberado ese sentir agradable, cuando la esencia del mayor empezó a liberarse en su interior causo que sus quejidos fuera más intenso por el arde que provocaba, era como quemar la carne viva.

-Hmg-, El dolor continuo, pero cuando fue realmente intenso fue cuando aquella simiente bañaba gran parte de su interior ahogando su voz en un grito silenciosos, aun cuando salio de su cuerpo no era suficiente para darle cama pues la sensación aun quedaba en su cuerpo tanto que ni se tomo importancia sentir aquel semen en parte de su espalda.

Tenía los ojos cerrados, su cuerpo aún degustando los últimos espasmos del placer que poco a poco se iban yendo, dejándolo con esa agradable sensación... hasta que abrió los ojos y medio volvió a la realidad, a ese lugar público, a la calle donde... ¿y si alguien los había visto?

Sus mejillas, ya sonrosadas por la reciente actividad, se pintaron de un especial rojo cuando miró al chico frente a él y, lo cierto es que parte de él no cayó en la cuenta de lo que acababa de pasar, por lo que pronto se supo se pie para arreglarse la ropa.

¡Sus amigos lo iban a matar! Les había dicho que no tardaba...

Sacó rápido un pañuelo y algo de dinero (para un taxi, seguramente), para dejarlo cerca del menor al tiempo que, con su otra mano, buscaba su celular para marcarle a alguno de sus amigos, haciéndose para atrás.

Su cuerpo temblaba por el dolor, el enojo, la... En realidad por toda la mezcla de emociones que ahora surcaba en él, respiro hondo para poder moverse porque sentía que sus fuerzas eran nulas, pero más que eso estaba el dolor que a cada leve movimiento resaltaba de forma profunda.

Cuando logro medio incorporarse sin soltar un grito miró que dejaba aquel pañuelo, lo miró con enojo pero que diablos se creía, le había hecho eso e iba a "brindarle" ayuda, ignoro el pañuelo porque ni tenía fuerza para discutir con el otro sujeto pero en ese segundo desearía que las miradas asesinaran.

Estaba mordiéndose el labio inferior para no quejarse y no gritarle hasta de lo que se iba a morir, el dolor era una buena distracción para eso, se apoyo en la pared logrando incorporarse de alguna forma y medio busca ordenar sus ropas que bien no dejaba ni un poco de presentación.

Se encontraba cerradas sus manos en dos puños, esperando que llegara un poco de fuerza en él cuando intento dar un paso sintió que todo su cuerpo ardía y volvió a quedar pegado en la pared en espera de acostumbrarse al dolor, pero eso no parecía ser ahora porque se encontraba más que el físico... Pero al menos por ahora que aun estaba él debía de llevar a su hermano a un lugar seguro antes de que despertara.

-Deberías tomar un taxi a casa, es tarde -comentó solamente, aun en shock, ahora bloqueando conscientemente lo que había pasado.

Él NO había estado con otro hombre, NO había tenido relaciones con un menor de edad y definitivamente NO lo había disfrutado...

Sus manso temblaban ligeramente en el celular mientras marcaba aun medio caminando hacía atrás, buscando él mismo una pared en al que sostenerse, de preferencia no la misma que la de la otra persona allí.

-Hey... ya...ya voy para allá, los veo al rato... no, no pasó nada... bueno... No, eh... los veo al rato, ya, bye.

Genial, ahora le dolía el estómago.

"Deberías tomar un taxi a casa, es tarde", Escuchó esas palabras como un eco en su oído, pero que diablos se creía aquel sujeto acaso el papa o algo así por todos los dioses aun cuando hizo eso se creía con el derecho de decirle que hacer, cerro sus puños más fuerte y aun cuando se sintiera morir se movió con la fuerza del coraje.

Le soltó un puñetazo, lo miró con esa rabia que sentía, viéndose sus ojos húmedos y como dos frías dagas que atravesaba la carne si así quería. -No necesito su buena voluntad... Esa maldita buena voluntad sólo causa problemas... Usted es como todos esos hipócrita que andan allí por la calle... Maldito desgraciado...-

Gruño pasando a apretar fuertemente su diente antes de darse la vuelta, debía de soporta un poco más se decía, no pensaba seguir aceptando la buena voluntad de las persona y no era que quitara parte de su culpa por ello, pero aun así, todo los estúpidos humanos eran igual, se detuvo sólo un segundo para decir... -Por cierto... Los disfruto ¿Verdad?, Ahora sabe que es todo lo que le dije...-

Había dejado de mirarlo cuando pensó en volver ya al bar, a olvidarse de que era el conductor designado y embriagarse has olvidar esa noche por completo. ¡Si al menos estuviera tomando!

Cuando menos se lo había imaginado, sintió el puñetazo del menor, que, aunque alcanzó a dar un paso atrás, aun algo del golpe le llegó al mentón, suficiente para hacerlo doler. Por reacción había tomado su muñeca, sin decir nada mientras lo escuchaba maldecir, soltándolo al instante cuando se dio la vuelta, mirándolo mientras se iba.

"Los disfruto ¿Verdad?, Ahora sabe que es todo lo que le dije..."

Se quedó congelado en su sitio ante esas palabras, mirándolo irse... recibiendo apenas otra llamada, despertando de ese shock sólo por el sonido del timbre de su celular, colgando poco antes de ver el número. Tenía que... irse... y olvidarse de todo eso.

El orgullo a veces era bueno y en ese instante le estaba ayudando a igual que el enojo que sentía, le ayudaba a por unos segundos ignorar todo el dolor de su cuerpo, sólo había que avanzar un poco más, sólo debía de llegar a la casa, debía de soportarlo hasta dejar a su hermano "bien" después... Bueno después sólo le tocaba buscar el como ayudarlo con ello.

Así su figura se perdió lentamente por aquellas calles que en ese momento fueron de gran ayuda a verse envolverse entre las sombras, dejando que de esa forma se pudiera esconder de mejor forma su estado desalineado.