Día colorido

No se limitó, soltó una carcajada por esa última frase dicha por el modelo, ¿de verdad? ¿y eso no era humillarse? Palabrería cursi que le daba risa y lástima nada más.

"Eres patético" se burló entre risas "¿de dónde sacas esos diálogos? ¿de dramas de telenovela? ¿eres la amante buena que viene a salvar a los hijos de la mala esposa de su amado?"

No era más que una mofa, era tan, precisamente, patético para él. Nadir y cualquiera que se dejara mangonear por otro para recibir algo de cariño a cambio, era un idiota.

"¿Ni siquiera vas a negar que eres el amante?" una sonrisa más bien creada de pura ira contenida mientras apretaba uno de los utensilios al lado de su plato con fuerza. "Maldito cínico..."

Apretaba tan fuertemente los dientes como su mano al rededor del cuchillo y se le aceleraba la respiración.

"Porque tu apareciste... porque tú existes y lo dejas hacer lo que quiera... los odio a ti y a ellos y deseo que se mueran todos. ¡Es tu culpa que ellos siempre peleen!"

Sintió frío en uno de sus muslos, luego la sintió empezar a calentarse. Ni siquiera había notado en qué punto había alzado el cuchillo que ahora tenía enterrado allí. no gritó, pero su mano derecha tembló aún sosteniendo el cuchillo y sus labios dejaron salir suaves quejas que eran más bien intento de jalar aire que de gritar. Estaba hiperventilando.

Quiero morir... quiero que se mueran...

Su reacción natural a la nueva cercanía de Nadir fue hacerse a un lado, huir, podría decirse, mirarlo como animalito asustado, herido y acorralado. Justo del tipo que saca garras y muestra los dientes.

"¡No me toques!"

Si estaban o no en público, eso Stein no parecía notarlo, ni cuando se acercó otro mesero, ni cuando algún otro en el restaurante se acercó preguntando qué había pasado, porque por la escena era difícil saber si el chico se había lastimado a sí mismo o lo había hecho alguien más, esa persona a la que le gritaba y de la que parecía tratar de alejarse.

Algo estaba claro, Stein no estaba cooperando con nadie, el sólo hecho de que se acercaran más personas lo ponía sumamente nervioso, a la defensiva.

Quizás sólo tenía demasiada adrenalina aún, pero realmente no sentía mucho de su herida. Estaba terriblemente ansioso y no quería otra cosa que irse de allí, se había olvidado hasta de su juego, o donde había dejado sus cosas. Pero tampoco quería llegar a casa.

"¡Quiero hablar con mi tío Xaver!" demandó de pronto, aún pegado a una esquina.

No quería ver ni oír ni hablar con nadie que no fuera su tío.

Cuando se acercaron los paramédicos, lo último que quería es que lo tocaran, y maldijo ser menor de edad porque seguro llamarían a sus padres, sino Nadir, el hospital lo haría. No quería. No quería verlos...

Se dejó llevar a regañadientes. Sentía y odiaba las miradas de los demás sobre él, sentía escalofríos y nauseas sólo por ellas. No quería estar allí. Lo de su pierna lo pasaba a segundo plano, auqnue claro que se sintió terriblemente estúpido, esa era la causa de que todos mirarán y lo había hecho sólo por estar molesto.

Nadir, después de todo, no podía ser la causa de toda su infelicidad, pero si era alguien que había contribuido a ella y, eso, no se lo podía perdonar, como no se lo perdonaría a su padre, ni a su madre...

Cuando al fin lograron salir del centro comercial, todo pareció ir más rápido, ahora no que había gente estorbándoles el paso.

Se subieron a la ambulancia y uno de los camilleros se encargó de ofrecerle a Nadir que fuera con ellos, cuando, tratando de aligerar un poco el ambiente y pensando que sería adecuando bromear con Stein considerando su edad, se le ocurrió hacer un comentario relativo a que la mayoría de las personas, cuando hablaban de desear enterrarse algún cuchillo o tenedor, no lo decían en serio.

Stein, por su puesto, sólo podía pensar en que quería partirle la cara y después allegar que había sido culpa sólo del dolor y de la situación, pero era demasido drama por un momento, así qie se limitó a malderir en voz baja, casi como un mantra, lo mucho que los odiabaa todos y cómo deseaba su muerte.

Llegaron al hospital y lo llevaron a urgencias para retirarle "el arma", haciendo preguntas sobre el nombre, la edad, la dirección, sobre sus padres, su número telefónico, su tipo de sangre, su relación con Nadir.

No quería, pero terminó contestándolo todo, tentado a usar el nombre de sus tíos en lugar del de su padre, así como sus números de móvil, prefería que estuviera allí sus tíos Xaver y Wanda, pero suponía que con Nadir allí no podría mentir al respecto, como lo habría hecho en otras ocasión... Entonces notó que se sabía mejor el número de móvil de sus tíos que el de sus padres.

Pidió calmantes y los residentes de dieron algunos mientras evaluaban la herida y le pedían a Nadir que esperaba fuera, que no estaban seguros de qué tan profundo estaba, ni si necesitaría algo más que puntadas.

Bastian y su esposa estaban en camino al hospital, él se había encargado de llamar a Hugo para avisarle lo que había pasado, pero sólo había conseguido dejarle un mensaje de texto en el móvil porque, suponía, estaba demasiado ocupado para si quiera revisar quién le llamaba, porque estaba casi seguro que Nadir le habría intentado llamar a él primer.

Sacó su Blackberry para llamar de nuevo al joven Florit con quien estaba su primo, esperando de forma ligeramente impaciente a que respondiera.

"Nadir, ¿ya llegaron al hospital? ¿Me puede decir donde está? Mi esposa y yo estamos ya en el auto"

"Estaremos allí en seguida. ¿Ha podido contactarse con Hugo?"

Había puesto el manos libres ahora que conducía y veía que su esposa se encargaba de avisarle a la mamá de Yohann sobre lo ocurrido, así como a su propio hijo Walter, por si llegaba a casa y no los encontraba para que no se preocupara. Wanda (la esposa de Bastian), suponía que podía dejarle a Richelle el trabajo de avisarle a Hugo y Adrian de lo que había ocurrido y del hospital donde estarían.

"¿Cómo está usted?"

"Estaremos allí ponto, descuide. Mi esposa ya llamó a la madre de Yohann, que estará allá en unos minutos. Tengo que colgar ahora, pero lo veo en el hospital"

Terminó la llamada para concentrarse en el camino, porque a pesar de todo Bastian sabía pensar con la mente en frío, sólo así se podía trabajar en su área. No sabía muy bien como habían estado las cosas, pero si era similar a otras veces, su sobrino le preocupaba, más que por las posibles heridas, por como se iba a poner su hermano y su cuñada cuando se enterarán.

Por fortuna el hospital no estaba tan lejos de su casa, por desgracia para Nadir, estaba mucho más cerca de casa de Richelle y su hermano.

Claro, Richelle, la esposa de Hugo, estaba furiosa, además de la preocupación natural. No tardó en llegar al hospital, ni siquiera fue en su propio auto, había tomado un taxi y el sólo pensar que al que se iba a encontrar allí iba a ser a no otro que al "amiguito" de Hugo hacía que se le revolviera el estómago.

"¿Qué le hiciste a mi hijo?"

Había alzado la voz con la pregunta aun a varios metros de la persona en cuestión, mientras caminaba a pasos apresurados por el pasillo, con los ojos rojos y la voz molesta.

"¿Qué rayos tenías que hacer con Yohann? Se suponía que estuviera en casa."

"¿Y con el permiso de quién? ¿Crees que soy yo la que los tengo encerrados? Si Yohann no quiere salir es porque no le gusta hacerlo, y sí, a mí no me gusta que salga, pero es porque siempre, siempre termina en cosas así, y ¿sabes qué es lo único que vas a provocar? Espera a que llegue Hugo, una herida va a ser de las últimas preocupaciones de Yohann cuando su papá se entere, porque... ¡ah, claro! te hizo un escándalo ¡a ti!"

-Señora... le pido de favor que baje la voz o se retire, está en un hospital.

Un enfermero había tenido que acercarse para llamarle la atención, sino ella hubiera seguido y seguido, aunque tampoco era como que tuviera muchas intenciones de quedarse callada.

"Disculpe..." pidió, haciendo ademán de calmarse. "Me dijeron que mi hijo estaba aquí en urgencias, ¿me podría decir cómo está? Apenas vengo y apenas me han dado detalles de mi niño"

-¿Cómo se llama su hijo?

"Stein Yohann Wohlmuth, tiene dieciséis años, es rubio y tiene ojos de color..."

-Sí... ahora están viendo que no se haya lastimado ninguna arteria, si todo está bien, se irá a casa hoy sólo con algunos puntos, aunque no podría hacer esfuerzos con la pierna por unos días. Pero mejor esperemos a lo que diga el doctor. Mientras, trate de estar calmada y no elevar la voz, el resto de los pacientes y familiares también necesitan estar tranquilos.

"Sí, lo siento, muchas gracias..." A Richelle incluso se le habían salido algunas lágrimas de los ojos, que como la nariz, ahora mostraba enrojecidos mientras sollozaba.

-Con su permiso.

"Mi pobre bebé... mi niño Yohann..."

Richelle escuchó los pasos en el pasillo y volteó para encontrarse con sus cuñados, Wanda y Xaver.

"Wanda..." llamó a su amiga tan pronto la vio para ir directo hacía ella, buscando que le consolara y le dieran por su lado, algo que Wanda había aprendido a hacer, además de lograr convencerla de sentarse y tratar de calmarse, que todo estaría bien y Hugo llegaría pronto.

"Nadir" fue ahora la voz de Bastian la que llamó al francés "¿cómo está? ¿podría decirme qué pasó?"

Elevó una mano con su palma abierta, indicándole guardar silencio.

"Conozco a mi sobrino" era quizás lo único que tenía que decir al respecto "¿Hugo y Richelle estaban enterados de que estaba contigo y dónde estaban cuando eso pasó?"