Alma

Las calles de Soho, además de que parecían siempre estar un poco sucias, no lo estaban realmente pero nunca se veían demasiado limpias tampoco, tenían un aire viejo que Jaska no estaba seguro de disfrutar o sufrir. Por una parte era el barrio de los artistas bohemios y bohemio siempre, por motivos desconocidos, significaba en alguna medida poca higiene. Se figura que los borrachos, drogados y esquizofrénicos no se preocupan demasiado por salir a barrer sus calles y no es que él lo haga pero le pagan a un portero por ello. Eso, además son medios pobres todos. Pero al mismo tiempo las calles tienen cierta libertad, entre los muros pintados de colores, los estilos variopintos de las construcciones, etcétera, hacen cada calle un descubrimiento, le dan un alma diferente.

Muy diferente a Wimbledon donde prácticamente todo es clásico, neoclásico, típicamente inglés, cantera, caliza, madera oscura, roble y acero. En Soho hay todo, todo. Así llegó a la casa a la que se dirigía, pensando en el espíritu del barrio y en sus porqués, tarareando con la música en su cabeza hasta la puerta del departamento de uno de sus más viejos amigos, Alvah Reid.

Tocó y esperó a escuchar ruido dentro, seguramente estaba allí, siempre estaba allí.

Estaba tirado en su sillón, se había quedado dormido con el celular con alarma en la misma mano cuyo antebrazo cubría sus ojos de la luz que no se había dignado en apagar porque, si lo hacía, sabía que no iba a querer despertar y tenía que avanzar en la idea antes de que todas ellas se fueran y su inspiración se fugara de nuevo a quién sabe donde.

Al menos esa había sido la razón para no dormir toda la noche anterior y ahora estar somnoliento por eso, pero es que... si las ideas venían, realmente tenía que aprovecharlas.

Había planeado despertar unas tres horas después de echarse a dormir, pero lo que lo despertó no fue la alarma del celular, sino el sonido de la puerta que lo hizo gruñir, y aún más sonoramente al notar que habían pasado sólo dos horas. ¿Quién ratas lo visitaba de cualquier forma?

Espera... ¿era fin de semana? Andrew había dicho que iría un fin de semana y...

Se levantó rápido del sillón, olvidándose por completo de revisar la fecha, dejando el celular en su saturado escritorio, maldiciendo por el pequeño desastre que tenía en su pequeño lugar, varios libros abiertos, unos sobre otros, una taza de café a medio terminar, algunas revistas... y un montón de papelitos con notas esparcidas frente al monitor. Además de plato con migajitas de pan tostado al lado del sillón, el suéter que se había quitado en el respaldo de la silla y... un cojín del sillón que ahora estaba en el piso y que fue lo único que levantó.

Sintió la urgencia de limpiar, pero eso tomaría tiempo y... tampoco iba a dejar al rubio esperando en le puerta.

-Voy -se apresuró a decir, al menos tomando el plato para llevarlo a la cocina y dejarlo en el fregadero, tomando algo de agua para pasársela por el cabello y medio peinarlo, igual que por la cara, para no verse tan dormido y, después de eso, ahora así. Abrir-. Disculpa el desastre... ayer tuve una... noche atareada.

Spoiler:

Ayer tuve una noche atareada. Sabía lo que eso significaba, primero, era una excusa para el desorden colosal que seguramente le esperaba dentro del departamento y segundo, estaba convencido de que Alvah había dormido nada cavilando en sus 'cosas' y al final había tomado demasiado café y hecho bien poco.

Iba a decir algo sobre lo mal que estaba extralimitarse, pero dándose cuenta de que al parecer el residente estaba esperando a alguien, porque no es que fuera especialmente precavido pero había abierto la puerta sin siquiera preguntar quién estaba tras ella, y medio culpando a la noche en vela que se le notaba en las ojeras y la cara hinchada, se lo guardó. De todos modos nunca hacía caso.

"Guau, te ves fatal." saludó con una sonrisa.

Sin pedir permiso, ni explicar su visita, se abrió paso dentro esquivándolo y se encontró con, en efecto, un desorden de proporciones épicas. Como siempre, había tazas de café por todos lados y papeles y restos de comida y lápices, ropa y chucherías varias, pero esta vez era especial... y a Jaska se le ocurrió entonces pensar que era signo inequívoco de que hacía mucho no venía a visitarlo, de algun modo u otro siempre terminaba limpiando algo.

No podía evitarlo, había vivido con mujeres toda su vida.

Pasó a la cocina, levantando la bolsa que llevaba en la mano y preguntó, "¿Comiste? Traje pollo" seguro también de que ni había comido ni tenía algo previsto para ello.

Se había distraído disuclpándose y medio evaluando el daño tras él que apenas escuchó la voz de su receptor cayó en la cuenta de que no era precisamente la persona que pensaba, pero, sin duda, en ese momento y con las condiciones de su casa y todo, le alegraba.

-Eso pasa cuando dejas de visitarme -fue lo único que atinó a contestar correspondiendo la sonrisa.

Lo vio pasar y tampoco le impidió que lo hiciera, sólo cerró suavemente la puerta tras de él en medio de un bostezo, buscando su celular para ver la hora y el día... ah, no, ese día no le tocaba que fuera Andrew, aún tenía que limpiar y le daba algo de pereza, lo que le hacía preguntarse cómo era que más joven era pues... más ordenado y obsesivo con sus cosas.

Hizo un leve sonido de queja por su hombro, porque había dormido mal y en una posición incómoda y ahora le dolía. necesitaba un baño caliente pronto para quitarlo.

-No, acababa de despertar -admitió con otro bostezo, uno, porque era obvio, dos, porque era Jaska y ya lo conocía.

Murmuró un gracias y se acercó a la cocina, yendo detrás de Jaska para mirar sobre su hombro la bolsa, considerando si tenía hambre o no, decidiendo que sí apenas percibió el olor a comida.

-Hace tiempo que no te veía.

"Eso pasa cuando dejas de visitarme, supongo" dijo mientras dejaba el pollo en una encimera cercana y averiguaba si había platos limpios en los cuales comer, y si no, donde estaban para lavar un par. Alvah, sin embargo, no parecía tener ganas de esperar, pues se asomaba con interés que el llamaría solamente hambre, tal vez mucha.

"Ya se que recién despertaste, te conozco... vete a dar un baño, a ver si despiertas" dijo sin mirarlo, absolutamente seguro de lo que decía, tenia muchos años de conocerlo, se sabia sus hábitos de pi a pa, tanto que a veces le parecía demasiado. Y entonces se giro a verlo con detenimiento, en interés de preguntarle por los platos, y decidió que era medio urgente. "Now."

Hizo una mueca por la respuesta de Jaska y ver sus palabras siendo usadas en su contra, pero no tuvo ni tiempo de responderle cuando Jaska lo mandó a bañarse.

-Está bien... si vienes conmigo -sonrió echandose hacía atrás el cabello con lo dedos antes de soltar un bostezo y darse media para buscar algo de roba limpia.

Su respuesta, aunque lo descolocó un poco, no le extrañó demasiado ni le molestó, pese a que en teoría estaba en desacuerdo con la proposición y sus implicaciones, pero no le iba a mentir a nadie, era divertido y le recordaba tiempos mejores.

"No, apestas. Apúrate" le dijo mientras lo miraba irse y sonrió para sí mismo.

Ver a Alvah siempre era curioso y por el peso que tenía en su vida, era siempre un ejercicio de remembranza, pensar en ellos antes, de más chicos, lo que habían hecho y en qué se habían convertido y en qué no. Mientras buscaba y encontraba platos, limpios en medio del caos, reflexionó estas cosas.

Era normal que siguieran frecuentandose, habían compartido más que los picos de las botellas cuando eran adolescentes libertinos y 'curiosos' y Jaska no tenía la menor idea de cómo lo habían logrado pero al menos él estaba cómodo con cómo estaban las cosas entre él y el rubio... Sí, sabía que la tensión sexual seguía allí y que no iba a irse a ninguna parte, pero era parte de la peculiaridad de su relación, supuso, tampoco les estorbaba.

Aunque le daba pie a Zina para fastidiarlos y eso sí que no era agradable y nunca lo había sido.

-Ya voy, mamá... -respondió con un tono de fingido fastidio, ya con las prendas elegidas en mano.

Abrió la puerta del cuarto de baño y entró, dejando la ropa sobre la taza del baño, con la tapa cerrada por supuesto, estaba medio dormido, pero no era idiota.

Se desvistió con apenas prisa, pero relativamente rápido, nunca había sido de los que demorara en quitarse o ponerse la ropa, y aunque sonaba terriblemente mal y daba una mala referencia a su persona, en cualquier caso, admitiría un poco para sí mismo, que era algo cierto. Pero no era que tuviera que estar pensando en eso en ese preciso momento.

Abrió el agua caliente y no tuvo que esperar mucho a que estuviera a una temperatura agradable. Hacía frío, podía bañarse con sólo agua caliente, ya después pondría algo de agua fría cuando estuviera por salir. Se metió a la ducha, se tronó la espalda y... Se apresuró a terminar de bañarse porque Jaska lo estaba esperando en la cocina. Igual, no es que tardara mucho en vestirse.

Cuando salió se sentía mucho más fresco, el aroma de su cabello le gustaba, porque el aroma del champú le gustaba, pero también la sensación de limpio y de mojado, por eso cuando volvió a la cocina estaba peinándose con los dedos.

-Sueño... -comentó en medio de un pequeño bostezo-. Mmh... ¿vienes del trabajo?

Después del muy adolescente comentario, que hay que aceptar, lo hizo sonreír, se dedicó a poner un poco de orden en el lugar. Había cualquier cantidad de cosas por todas partes, Jaska no entendía como era que Alvah podía guardar tantas cosas cuando era obvio que lo único que generaban era desorden, y tampoco entendía como era que él mismo tuviera la paciencia para agarrar cada cosa, recordar dónde la había acomodado la vez pasada y a lo que no conocía, las nuevas adquisiciones, asignar un lugar que Alvah no respetaría pero él sí y desde que él era el único preocupado por el orden, no había necesidad de buscarle más fundamento al sistema.

Sabía que Alvah se molestaría por moverle las cosas, bajo la excusa de que él entiende su desorden, pero a Jaska le importaba poco porque estaba convencido de que el orden es eficiencia y deja a la mente ocuparse de cosas más importantes. Además, no podía soportar las tazas sucias, así que se puso a ello.

No terminó de lavar los trastes que encontró rápidamente y en el fregadero, tampoco pensaba hacer limpieza profunda, no era su esclavo, antes de que lo oyera cerrar el agua y tras unos momentos salir del baño. A Zina le gustaba decir que era culpa de su nariz gigantesca, la propia, que no pudiera evitar olisquear a la gente, y Jaska no sabía si algo tenía que ver, pero era cierto que no podía evitarlo, los olores siempre llamaban su atención, agradables o desagradables, y este vapor con olor a limpio que salió del baño, definitivamente le agradó.

Alvah apareció poco después aún con el cabello un poco mojado, bostezando.

"Se supone que es mi hora de comida, pero sabemos que no volveré. Llamaré a Zina más tarde." dijo terminando de lavar y secándose las manos con cuidado de no tallarse fuerte. "¿Y esperabas a alguien o algo?"

-Si le dijiste que venías para acá, estoy seguro que también sabe que no vas a regresar.

Se encogió de hombros y se dejó en paz el cabello. Cuando vio la comida que había llevado Jaska lo primor que pensó es que seguro ya estaba fría y que de hecho le daba algo de asco el olor, más que nada porque estaba fría y era algo como carne. Pero evitó decirlo porque igual no era culpa de Jaska (quizás si por mandarlo a bañar antes de comer o por llevar comida que no se comerían en ese momento cuando bien podían haber pedido algo a domicilio. Pero, de nuevo, eso no era culpa de Jaska).

Buscó platos y vasos limpios para servir algo de comer y meterlo al microondas mientras pensaba en qué podía ofrecerle de tomar... Jugo, tenía mucho jugo, y refresco, pero... bueno, ya dependería de que quería Jaska.

Se detuvo un momento para recordar que de hecho quizás sí esperaba a alguien y pudiera ser algo extraño dadas las circunstancias. Sí, Andrew había dicho que quería conocer a Jaska, pero prefería que fuera en otro escenario menos... raro.

-Mmm... ¿depende qué día es? bueno, para el caso, es... un chico que conocí hace poco, es lindo y quizás le ayude un poco con una obra que tenía que ensayar. Pero si fuera el día yo estaría limpiando, seguramente.

"Jueves" respondió automáticamente, acostumbrado a vivir el día a día muy de cerca, saber siempre el día, la semana, el mes, la hora, casi el minuto, su trabajo no requería realmente de esa presión, pero la atmósfera sí y en la oficina se hablaba de poco más que de cifras y tiempos. Que Alvah no supiera qué día era le sorprendía y le enervaba un poco, pero entendía el estilo de vida que había adoptado.

"Es un chico lindo... como, ¿lindo-lindo o, lindo-me-gusta?" preguntó con una sonrisa que pecaba un poco de condescendiente, porque no sería la primera vez que escuchara historias maravillosas de un chico, o una chica, lindos y sobre él vaciándose de amor por ellos y dejándolos meterse tanto en su vida que cuando se iban lo dejaban hecho mierda. Tampoco es que pensara que no debía enamorarse, sólo creía que lo hacía demasiado seguido, y tampoco pensaba que este chico fuera igual que los demàs...

Jaska tenía fe en que en algún momento Alvah lograría encontrar a la persona ideal y a cada nuevo prospecto les deseaba la mejor de las suertes aunque un poco a ciegas, porque en verdad no creía en ninguno. Demasiados años del mismo patrón.

Jueves, entonces estaban bien. Eso era lo malo de contar los días pensando en los días que faltaban para la fecha límite de entrega de su trabajo (que eran 4, por cierto... por eso la casa estaba en esas condiciones).

Se le curvaron un poco los labios en una sonrisa ladeada, más que nada porque intentaba evitarla porque había cierto nerviosismo de colegial en ella. Zina odiaba esa sonrisa, porque sabía que significaba que Alvah pretendía a alguien pero al mismo Alvah poco le importaba lo que Zina pensara al respecto.

-Es agradable, lo admito, y es... lindo -se encogió de nuevo de hombros-. Sé que a Zina no le gustó, se le presente en la fiesta, pero no me importa, aunque seguro le creerás más a ella. Y empezamos a salir hace poco. Le comenté que tenía un amigo que era importante para mí y dijo que quería conocerte. Es rubio, no lo molesten o me enojaré. Es... bueno un poco más bajo que yo y tiene unos bonitos ojos azules. Además es fácil conversar con él, un poco tímido, está estudiando medicina. Y no me preguntaste eso, pero... creo que igual contesta la pregunta.

Metió la comida al microondas y mientras esperaba a que la alarma de éste sonara iba por algo de jugo al refrigerador para servir dos vasos... deteniéndose antes de comenzar a hacerlo.

-¿Quieres cerveza o jugo de manzana?

Y luego se dijo que el jugo de manzana sonaba a almuerzo de niño de primaria.

Miró al reloj un momento y consideró sus opciones, no cabía posibilidad alguna de que volviera, no way in hell. Podía aceptar una cerveza pero quizás sería demasiado descaro de su parte, por otro lado, aceptar jugo de manzana era más marica que marica así que le quitó importancia a la desición con un gesto y anunció con una sonrisa de rendición, "Cerveza está bien"

Se acercó al microondas a ver que la comida estuviera bien, justo antes de que la cuenta regresiva terminara, y cuando lo hizo, la sacó y la sirvió pulcramente en dos platos.

"Suena a tu tipo," quiso decir sin ganas de sonar acusador, y lograndolo, quizás, porque le interesaba la plática y el sujeto, legítimamente, "De cualquier modo a Zina no le gusta nadie y mucho menos si es rubio, a excepción de ti no le conozco ningún otro cercano. Pero este chico... estudia medicina, ¿no piensa que eres raro?" terminó riendo con ganas, poniendo los platos sobe la pequeña mesa y sentándose, llamándolo con un ademán.

-Entonces cerveza.

Mientras sacaba una de las botellas, se preguntaba realmente porqué tenía cervezas cuando él no era precisamente del tipo que bebiera, aunque sí era una persona de "antojos" y hacía poco había tenido ese antojo, precisamente, no suficiente para acabarse lo que había comprado, pero eso era lo de menos, ya se las acabaría.

Sacó otra, para hacerle compañía a Jaska y las puso sobre la mesa, dejando que Jaska se encargara de la comida, mientras lo escuchaba.

-Y tampoco yo le gusto mucho -interrumpió en un murmullo quizás algo irritado, algo que sólo contribuyó (de una forma extraña) a sentirse un poco más expuesto con la pregunta que le siguió, como las risas.

Hizo una pequeña mueca de disconformidad, y se mordió la lengua (de forma figurada) para no responder. Suspirando para obedecer sentándose también.

-No sé... tal vez... -dijo con un ánimo igualmente juguetón-. ¿A ti cómo te ha ido con tu novia? No alcancé a verlos en la fiesta, ¿no te dijo nada por pasar San Valentín... pues... así?