Nombre: Mishka Antonov
Edad: 8 años
Zona de residencia: Wimbledon
Ocupación: Estudiante de primaria
Descripción física: Algo chaparrito, de cabello corto color caoba y ojos grandes color verde. Tiene tez clara, ligeramente pálida por estar algo anémico, algo que también le ha provocado tener esa baja estatura. Es algo frágil y propenso a enfermarse.
Descripción psicológica: Es inteligente, de buenas calificaciones, aplicado, pero antisocial, al que le es muy difícil acercarse a las personas y suele huir de ellos, sobre todo de los alumnos, aunque los chicos de su edad tampoco son del todo de su agrado. Es algo retraído e introvertido.
Noble y de buen corazón, cuando se han ganado su confianza es un niño muy cariñoso y atento, aunque también tiene sus lapsos de mal carácter, sobre todo cuando las cosas no le salen bien, tiende a desesperarse mucho y hacer silenciosos berrinches, rehusándose a seguir intentando y frunciendo el seño.
Gustos: Las cosas dulces, sobre todo las galletas o bocadillos en forma de animalitos. Le encanta dibujar y de hecho lo hace muy bien para su edad.
Desagrada: Las lociones de hombre de aromas muy fuertes hacen que le pique la nariz. No le gusta la carne roja y odia el aroma y sabor del pescado, si lo obligan a probarlo, llorará hasta vomitar. Batalla mucho con comidas que requieran masticar mucho, ya que tiene problemas en su quijada que hacen que se canse y le duela.
Historia: Su padre era un ruso algo violento que golpeaba a su madre, sin embargo, ella seguía con él, porque a fin de cuentas, ella y su bebé, Mishka, dependían económicamente de él y pensaba que por su niño podía soportarlo... Hasta que un día el hombre, en un arranque de ira, fue capaz de lastimar a su propio hijo, lastimándole la quijada.
Su madre lo dejó de inmediato, llevándose apenas lo que podía cargar en ese momento, llevándose con ella algo de dinero y a su niño, temerosa de que aquella persona fuera a encontrarlos y quisiera desquitarse, se las averiguó para salir del país, quedándose con casi nada de dinero, pero todo el tiempo tratando de ocultarle aquello a su pequeño niño de entonces 5 años, siempre mostrándole una sonrisa.
Ya fuera obra divina o de la suerte, justo el día que había notado que no le quedaba más dinero más que para una comida sencilla, decidió llevar a su pequeño con ella a un pequeño puesto de comida, donde conoció a un militar al que agradó y en ese momento empezó a sacar platica a ella y a su pequeño, para después ofrecerse a pagar su cuenta, detalle que, más que por el gesto, por las circunstancias en las que se dio, volvieron a su madre en llanto y terminó por contarle toda su historia al hombre con el que estaba que, conmovido por ella, le ofreció su casa y ayudarla a ella y a Mishka en todo lo que pudiera.
El tiempo pasó y su madre se hizo novia de ese hombre que en primera instancia le había causado miedo al recordarle físicamente a su padre pero que después se convirtió en su real figura paterna, uno que representaba más para él la idea de padre de lo que había hecho su padre biológico. Todo iba bien, o eso parecía, cuando el novio de su madre le propuso matrimonio...
Luego su madre enfermó de algo muy grave, un cáncer que la llevó a la muerte y lo dejó huérfano y el saberlo a sus 7 años lo hizo llorar asustado hasta que esa persona que había sido novio de su madre lo cargó y lo abrazó, prometiéndole que cuidaría de él, que no lo dejaría solo.
Ahora vive con él como su hijo y cursa la escuela primaria en Wimbledon.