El Resto del Mundo

Lo único que no le gustaba de manejar era que al parecer a la gente que manejaba con él, a su lado, en frente, detrás, no le gustaba manejar en lo absoluto. A él no es que lo hiciera de lo más feliz, pero sí sabía cómo disfrutar del camino, escuchar buena música y mirar al cielo de vez en cuando lo libraban del estrés que el resto de la calle llena de autos estaba resuelta a generarle.

Apenas hacía un par de semanas que había sacado su auto de la agencia, un Z4 Roadster porque quiso y porque pudo, y estaba satisfecho, no sabía muy bien si con la vida pero al parecer, le gustaba estar allí sentado esperando a que el resto del mundo dejara de sonar los claxon y pusieran los autos en marcha.

Del trabajo salía más tarde pero se había tomado un par de horas después del almuerzo y era más que suficiente tiempo para ir a ver a quién tenía tantas ganas de desde hacía ya un tiempo considerable, así que así, entre autos desesperados y torpes condujo hasta la escuela de Elysa, llegando algunos minutos antes de la hora pactada y se estacionó allí a esperar.

Se bajó del auto y se quedó recargado contra el auto, cuidando no rayarlo por supuesto, sacó su smarthphone y se dedicó a trabajar un rato, para compensar un poco su huída.

Había pasado el día confeccionando un vestido para una clase, apenas había terminado los patrones la clase pasada y ya estaban apurandola para hacerlo, ¡cuando apenas y había tenido oportunidad de comprar la tela!

De verdad, a veces odiaba a sus profesores y de eso venía quejándose con sus compañeras de clase al salir cuando una de ellas dio un gritito emocionada del que no entendió la razón hasta que le tomó el rostro y la hizo ver hacia el estacionamiento.

"¡Arsi!" ¡Y su carro nuevo!

Sonrió y se despidió rápidamente de sus amigas con una sonrisa pintada en sus labios para ir a donde su guapísimo novio que era seguro el producto de la envida de tantas y tantas chicas hacía ella. Aun más si se aparecía así.

Se paró enfrente de él para pasarle los brazos por el cuello, entrelazando los dedos de sus manos detras de este y dejándole un suave beso en los labios como saludo.

"¿Qué haces aquí? Pensé que trabajabas hasta tarde" preguntó con un tono que no sonaba del todo consternado, más bien feliz y agradecido de su presencia. "No te habrás escapado sólo para verme, ¿verdad, Arsi?"

Ya había visto que el flujo de gente entrando y saliendo del edificio había aumentado, el móvil le confirmó que se acercaba a la hora y que seguro algunos varios salones habrían recién terminado clases, no miró hacia la entrada para no acosar a Ely si salía con alguien más, que no pensara que la presionaba. Podía tomarse tiempo de despedirse y lo que fuera, no importaba demasiado. El gritillo, sin embargo, sí llamó su atención y no pudo evitar mirar a la chica que le había roto algo en el cerebro.

Resultó ser una buena idea porque para cuando reaccionó Ely ya se acercaba a él y ya estaba abriéndole los brazos, a lo que sin dudar ni un segundo, reacciono de igual manera, abrazándola por la cintura y cerrando los ojos fugazmente cuando sus labios rozaron los rosas bonitos de su novia.

Carajo que era guapa. "Hola, hermosa" susurró a modo de respuesta, besándole la mejilla en seguida. Sonrió al escucharla preguntar con esa vocecilla contenta, encantado de que su plan estuviera funcionando y que aparentemente la escapada estuviera resultando provechosa, que Elysa apreciara el momento lo hacía válido, o algo así. "¡Trabajo hasta tarde! Pero digamos que sólo estoy haciéndole ligeras variaciones a mi agenda el día de hoy... por una causa noble".

Sonrió por ese beso en la mejilla que le facilitó moviendo ligeramente el rostro para él mientras esperaba algún comentario o respuesta y, la que recibió, le pareció más que perfecta, por la que sonrió y dejó que uno de sus dedos índice se enredara en el cabello de la nuca de Jaska para hacer al mechón dar vueltas al rededor de este.

"Ah... ¿cuál causa noble podrá ser?" preguntó bajito, coqueta. "¿Me raptarás a algún lado?"

Ante la respuesta, que pecaba de demasiado física, no pudo hacer mucho más que contemplar los muchos posibles escenarios a los que su propia respuesta podía llevarlos, mas tras una fracción de segundo de cavilación, optó por empujar fuera de su mente todas esas ideas que sería mejor explorar en algún otro momento y sólo responder:

"¿Crees que es noble que te rapte?", con una ligera y coqueta sonrisa, "Pícara princesa" susurró divertido.

Se dejó hacer mimitos en el cabello no sólo porque le agradaba la cercanía sino porque... No. Sólo porque le agradaba la cercanía y con 'cercanía' no se refería precisamente a la mano de la chica en su nuca. Sonrió y la besó una vez más. Está bien, también le gustaba sentirse querido.

"¿Te parece si te llevo por allí a comer? Algo de almorzar, postre para mí, besos para tí si los quieres. Me pasaría contigo el resto del día pero mi jefa me obligará a volver cuando note que estoy ausentandome de más, lo sospecho." se encogió de hombros y parpadeó cansado.

Sonrió divertida por la respuesta y simplemente mordió ligeramente su propio labio inferior al pensarlo.

"Dependería para que me raptaras"

Sonrió en el corto beso que no dudó en corresponder, frotando ligeramente su nariz con la de él poco después, como una pequeñuela perdidamente enamorada. El plan se le antojaba perfecto mientras se lo decía... hasta que llegó al tema de la jefa. Esa vieja que siempre se imaginaba, por lo poco que sabía de ella por los esporádicos comentarios de Jaska, como una machorra, mal encarada y vanidosa y, aunque no tenía mucho que ver con lo que Jaska pudiera contarle, también la pensaba chaparrita, con sobre peso y siempre en trajes sastre y cabello horriblemente peinado. Una jefa regañona y ya.

"Tu jefa debería darte un tiempo libre... sólo un poquito más, suficiente para que podamos disfrutar tú tu postre a gusto y yo mis besos" y no es que estuviera pensando en nada en especifico ademas de estrictamente lo dicho.

"Pero si no está tan mal, así quedan ánimos para más tarde" contestó sonriendo, sin muchas ganas de discutir qué debería o no hacer su jefa. Terreno prohibido o algo así, que además... Elysa no entendía, en parte porque él nunca se había molestado en explicarle qué era exactamente lo que hacía por Zina. Nada de lo que aprendió en la maestría, seguro.

La atrajo más hacia él, dando un paso atrás y recargándose en el auto, regalándose un momento para besa su mejilla, un poco más cerca de su oreja que la vez anterior, "además mi jefa me da más tiempo libre del que crees", a continuación hundiendo su nariz en el hueco del cuello de la chica, dándose un momento para aspirar el bonito aroma de su perfume. Depositó un beso suave sobre la piel que la ligera mordida que le dio justo debajo de la oreja, dejó un poco enrojecida.

"...que ya averiguaremos cómo emplear sabiamente"

Sintió cosquillas por culpa del cálido y húmedo aliento contra su cuello, o cercano a él. Los besos eran agradables, pero eso... le daba esos agradables escalofríos que la volvían loca y la ponían medio a la merced del mayor y lo que fuera que estuviera diciendo, generalmente.

Dejó que una de sus manos apretara ligeramente uno de los largos brazos de Jaska al tiempo que lo sentía percibir su aroma y... oh, esa mordida le hacía sentir debilidad en las piernas, porque era más bien sentir los dientes ajenos contra la piel, algo mucho menos agresivo que una mordida y mucho más... ¿sexy era la palabra?

"Mmm... Me gusta más como suena eso..."

Miró sobre el hombro a sus amigas cuchicheando a lo lejos pero como le importó, envidiosas todas, ah, pero sabía que había alguien de quien si debía cuidarse que viera (y sobre todo que dijera) algo: El director, porque, igual, aun estaban, básicamente en terreno de la escuela y ella tenía la mala fortuna de que el tipo conociera a sus padres... y no es que ellos no conocieran a Jaska, pero igual.

"Entonces... ¿a comer?"

Echó un vistazo a las chicas a las que Elysa había mirado fugazmente, un poco por curiosidad un poco porque... quería darles motivos para seguir cuchicheando, regalándose un momento a sí mismo para poner su mejor sonrisa y saludarlas desde lejos, con toda la elegancia de la que disponía. Quizás se hubiera quedado a alborotar a las chicas, porque no era ningún tonto, sabía la impresión que un hombre ligeramente mayor con un bonito auto podía llegar a dejar y sabía que Elysa hubiera disfrutado mucho saber que tenía algo que alguien más quería y no tenía (algo infantil y adorable... estúpido pero adorable), pero ella lo apuró, quizás tenía planes más tarde, o algo.

"Claro, vamos" respondió dándole un último apretón a su cintura y un beso a su frente cubierta de delgado, sedoso y rubio cabello oloroso a quién sabe qué fragancia agradable que de pronto le daba ganas como de envolverse en él y perderse para siempre de la faz de la tierra.

Pero tenía hambre, así que le quitó la alarma al auto y se dirigió a la puerta, señalandole a ella el otro lado para que subiera. "¿Se te antoja algo en especial?" preguntó poniéndose los lentes oscuros de vuelta porque el cielo estaba muy blanco y le lastimaba la vista, no quería causarse una jaqueca que terminara horriblemente.

Sonrió al beso y se separó de él sólo al escuchar que quitaba la alarma al carro para subirse del lado del copiloto, dejando sus cosas en el asiento trasero, sin molestarse en ponerse el cinturón porque igual iba a ir medio mal sentada, de lado y sobre una pierna, para ir viendo a su hermoso novio todo el camino.

"Mmmm... ¿Alitas picantes? O..." se rió nerviosa, por miedo a verse muy glotona, con esa respuesta "un ensalada con pollo spice. Pero donde tú quieras, amor"

"Alitas..." dijo para sí mismo mientras se montaba en el auto, más para concentrarse que en ánimo de responder, mirando al frente al sentarse mientras cerraba la puerta y se ponía los guantes de cuero para que el volante frío no le entumiera las manos. Echó una mirada a su lado y cuando no vió el cinturón de abrochado, arrancó el auto pero no lo puso en marcha.

"Ponte el cinturón, preciosa, por lo menos el de la cintura" y habiendo dicho ello echó a andar el auto, mirando atrás para marchar en reversa fuera del estacionamiento. Ya le había dicho que se pusiera el cinturón, si lo hacía o no, era cosa de ella.

Al salir, cuando hizo camino fuera de la escuela y hacia la avenida, sugirió, tras llegar a una solución al problema planteado, porque tenía antojo de steak además, "Podemos ir a T.G.I. Friday's, creo que hay alitas en las entradas y puedes comer una ensalada aparte si quieres, ¿te parece?" preguntó con una sonrisa mientras encendía la calefacción y ponía música bajito.

Hizo una pequeña mueca con los labios cuando le pidió que se abrochara el cinturón, pensando por un momento que sonaba como su padre, pero no dijo nada, sólo hizo caso, abrochando el cinturón solo por la cintura antes de volver la mirada a su precioso novio.

Apenas mencionó el lugar, sonrió, pero porque se le antojaron mejor unas costillitas baby con salsa BBQ que había probado una vez con unas amigas allí y...

"Me parece"

Sacó de la bolsa de su suéter un lip glos de fresa que le encantaba porque dejaba sus labios con un bonito brillo y evitaba que se partieran con el frío y, en parte, porque tenía un sabor que le gustaba, pese a no ser fanática de los sabores dulces. Y sí, sabía que el lip glos no era para comerse, pero...

"Puchito, ¿qué sabor de lip glos te gusta más?"