Día de compras

No había nada mejor que recibir una cuantiosa suma de dinero como pago de un trabajo sencillo como lo era mirar a una cámara durante algunas horas haciendo poses de niña inocente en vestidos de colores pastel, o de venus atrapamoscas en medio de velos vaporosos… al diablo lo que pidiera, pagaban bien.

-Ah… vivo para esto…-

Ese día era suyo por completo, se puso una falda relativamente corta de dos caídas, la de debajo de color negro y más corta que la superior que era negra también pero traslucida, apenas y le cubría la mitad de los muslos, y con el bamboleo de su andar se mecía de un lado a otro de forma encantadora; llevaba una blusa de tirantes negra ajustada y por extraño que pareciera como único adorno en esta ocasión sólo llevaba unos lentes de sol acomodados en su cabeza, encima de su cabello suelto cuan largo era y un cinturón más que nada decorativo de piel color marrón.

Se colgó una bolsa de mano y caminó encantada de levantar vistas a su paso hacia uno de los centros comerciales de su preferencia, se probaría todo lo que le llamase la atención y con toda seguridad, se llevaría consigo todo lo que su paga recién recibida pudiera solventar.

Caminaba por allí, ausente mirándo su móvil, tal vez checando su correo demasiado seguido, con un bubble tea en la mano libre al que le había dado apenas un sorbo (¿un mordisco?) y el brazo cargado de pequeñas bolsas de papel de boutiques diferentes en el centro comercial.

Había comprado zapatos nuevos, por indecisa, el mismo par en dos colores y ya se sentía culpable por hacer algo así, se había comprado un vestido, unas medias, un perfume, un collar, dos juegos de ropa interior y nada tenía relación con nada, todo aislado, todo por capricho.

Compraría un libro después... de lo que fuera.

Se rió de su propia estúpida cabeza y por ir mirando al gadget en su mano, en el que entonces iba haciendo un sudoku, de pronto su hombro y su bolso chocaron con alguien que iba caminando en dirección contraria a ella. El impacto la hizo tirar el celular pero lo que le preocupó fue el té, le daba miedo habérselo derramado encima a la persona con la que había chocado.

"¡Perdón!" medio gritó, algo alarmada y miró a la chica, que vestía una linda falda por cierto, "¿Está todo bien?"

Acostumbrada como estaba a andar a sus anchas en ese tipo de lugares sin mirar a los que caminaban en sentido contrario no pudo evitar el choque por estar perdida en la ensoñación de un vestido vaporoso de color vino… si no lo encontraba lo mandaría hacer, oh si… generalmente las damas la miraban y se hacían a un lado, y los hombres también, o se paraban a mirarla… por eso fue una autentica sorpresa sentir el choque con alguien… o la bolsa de alguien, daba lo mismo.

Iba a quejarse en unos decibeles muy altos, pero antes de hacerlo, su mente alcanzó a procesar la imagen de la bebida ajena que se balanceó y amenazaba con caer sobre su falda; ¡Arruinaría su falda! reaccionó a velocidad de rayo con el instinto de conservación de su ropa actuando al máximo potencial; por lo que dio un grácil saltito a un lado evitando la catástrofe con una gracia encantadora de bailarina, incluso había aterrizado en puntitas…

-Save!-

Gritó divertida al ver el chorrito de… té?... caer en el suelo a unos centímetros de sus zapatos pero sin haberla manchado un poco… se le olvidó el grito indignado que iba lanzar al haber esquivado la bala… incluso se echó a reír divertida de la cara alarmada de la dueña de aquel té.

-Todo bien, estoy perfecta…- repuso encantadoramente mientras se acomodaba el cabello para atrás suavemente mirando a la otra chica, iba cargada de bolsas también, compañera del mismo hobbie quizá…

Su mirada sorprendida se relajó cuando vio que todo estaba en orden y le sonrió a la chica rubia un momento antes de recordar que su móvil estaba en el suelo y que lo más sensato era ir por él antes de que se lo robaran, lo patearan o olvidara que no le llevaba consigo. Se agachó con cuidado por él y mientras volvía a pararse examinó la carátula esperando que no estuviera rayado.

"Oh... allí," dijo señalando una desporitillada en una esquina con la punta del dedo anular "Qué tonto de mi parte". Negó reprochándose a sí misma su estupidez y riñéndose mentalmente, sabía que tenía que poner más atención.

"Lo siento, normalmente miro por dónde voy" se explicó, era medio cierto, con una sonrisa.

Siguió a la chica con la mirada mientras recogía su móvil o eso parecía hacer, sonrió porque le dio la impresión de que iba medio dormida o quizá era que su rostro estaba siempre estampado de esa calma somnolienta.

-Esta bien, no pasó a mayores… salvo por tu aparato…-

Dijo mientras se revisaba por costumbre la falda y la blusa sacudiéndose un poco de pelusilla que traía en el hombro, se puso la bolsa en el brazo de nuevo mirando a la chica otra vez.

-Supongo que has terminado por hoy…- le tendió la mano sonriente – Alessia…-

La miró al rostro detenidamente por primera vez y no estuvo segura si lo que veía le gustaba o no. Era guapa pero tenía la sensación de que estaba tratándola con cierta condescendencia y aunque había hecho una idiotez e igual se la había ganado, le disgustaba. Por otro lado, la chica en cuestión, Alessia, era guapa y tenía energía, era la clase de persona con la que es agradable pasar el rato y con intenciones de quitarse la anterior impresión, la que no le parecía del todo, se presentó y propuso.

"Oneida" Extendió la mano y estrechó la de aquella muchachita con fuerza, como la habían enseñado. "¿Has terminado tú? yo no creo que las compras en algún momento se terminen, pero supongo que las limitaciones de tiempo y dinero existen" se encogió de hombros y con un gesto de la cabeza señaló al resto del centro comercial.

"¿Tienes algo que hacer, te apetece tomar o comer algo?"

Sintió un pequeño atisbo de celos al escuchar su nombre, le gustaba porque se escuchaba fuerte, con presencia… decidió que lo usaría en algún momento, quizás una presentación, una obra… Oneida… simple, fuerte y con un algo de exótico; comparado con el suyo, que en realidad eran tres dulzones y mas bien adornados… bueno, la diferencia era amplia.

-Estaba por comenzar… pero no me corre prisa-

Le gustaba como pensaba, era cierto, las compras jamás terminarían y dio gracias al cielo de que fuese así, el dinero y el tiempo bueno… eran nimiedades que ya se encargaría de solucionar luego.

-Hey, me agrada esa idea… tomemos algo juntas Oneida, las tiendas esperaran por mi sin duda…-

"Las tiendas esperaran a cualquiera que se haga esperar," dijo con una sonrisa, pensando que era cierto que si su última finalidad era vender, cualquiera con dinero sería bienvenido en el momento que fuera y aunque podía emitir juicios menos benévolos con el atuendo de Alessia, también podía decir que se veía bien, muy bien... y que hace falta invertir para lograr el efecto.

Estuvo a punto de enojarse por que la llamara Oneida sin más ni más tan rápido, pero uno, ni Alessia sabía quién era ni de qué juntas se rodeaba y dos, no le había dado motivos para que la llamara de otro modo. Es más, le había gustado oir su nombre ser dicho así, como si nada. Ni señorita, ni apellido ni nada... Oneida y punto.

Como a cualquiera.

"Yo... tengo algo de beber pero no me haría nada mal un postrecillo, o algo. ¿Te parece?" dijo alzando la mano que sostenía el té y encogiendose de hombros.

-Entonces que esperen-

Sentenció de lo más divertida mientras miraba de reojo la cantidad de tiendas de la plaza, sus favoritas andaban por esos pasillos y desde donde estaba parada alcanzó a ver con su ojo de águila, un vestido negro corto de una maravillosa tela delgada que se iría a casa con ella…

Reparó en la mano de la chica cuando dijo que llevaba algo de beber, pues si… si casi se lo había volcado encima, pero en el frenesí del momento lo había omitido… sonrió de nuevo, risa pronta cuando estaba de buenas, podría decirse que era una de sus cualidades.

-Hecho… ¿Algún lugar en especial? Muero por una malteada de mango y unas crepas de fresa…-

Cerró los ojos delegando la responsabilidad de elegir lugar a la castaña, aprovecho para inhalar tenazmente, y luego suspirar bajo mientras disfrutaba de la algarabía del lugar, voces de mujeres… muchas mezclándose, y música de moda en algunos pasillos, clásica en otros… instrumental por allá… olor a café recién molido. Amaba ir de compras… un éxtasis para los sentidos, y eso que aún ni empezaba.