Relativamente casual

Nada más sano que un paseo matutino a orillas del magnifico río; en realidad eso era una magnifica excusa que se había inventado ahora que estaba caminando a orillas del río, era temprano, tanto que el sol apenas salía por el horizonte con una pereza envidiable, los rayos del sol aún no calentaban y ¿Por qué estaba fuera de casa tan temprano? Sencillo, ese mismo día en la noche tenía una cita con una familia muy importante donde tendría que concretar un trato bastante sustancial, no el mejor que había hecho, pero si uno considerable; la espera lo ponía nervioso así que en lugar de rodar en cama, caminar prometía al menos cansarlo luego de un rato…

Llevaba pantalones casuales de color café, una camisa gruesa de cuello alto de un tono gris claro, y por el frío llevaba a manera de precaución, una bufanda larga que destacaba en su vestimenta por ser de color blanco y ondear un poco por efecto del refrescante viento matutino… conforme avanzaba una sombra que al principio le había parecido un árbol pequeño a la distancia justo en la orilla del río, tomó la forma de una persona… extraño, no esperaba a alguien paseando a esas horas, excepto un histérico ocasional como él.

-Buenos días- saludó a la figura conforme se acercaba

Una vez que estuvo cerca sencillamente no comprendió el cómo pudo confundir a ese chico con un árbol a la distancia, el color de su cabello no era lo que se dice precisamente discreto, se disculpó a si mismo excusándose con la idea de que, como estaba a la sombra de los árboles y no había mucha luz… lo menos que necesitaba era un nuevo examen de la vista.

Se detuvo un momento, curioso sin poderlo evitar del hecho de que el chico estuviera afuera de casa tan temprano; sin duda no le correspondía preguntarlo y vulgarmente hablando, no era de su incumbencia, evidentemente no le interrogaría con algo tan estúpido de pronto.

-Es extraño ver a alguien paseando tan temprano… aunque supongo que podría decirse lo mismo de mí… ¿Necesitas ayuda con eso?- señalándole con su mano las bolsas que llevaba, eran bastantes a su parecer.

Y era completamente cierto, él mismo no estaría ahí si los nervios le dejasen en paz, a estas horas estaría disfrutando de un reparador sueño sin duda alguna, pero bueno… no es como si fuera a decírselo a un joven extraño.

Miró la pequeña montaña de bolsas, y aunque no dudaba de la capacidad del chico, se notaba que eran pesadas… no estaba haciendo nada en ese momento, y al caminar estaba buscando cansarse, ayudarle a cargar en ese sentido parecía mucho más prometedor.

-Nada urgente en este momento… permíteme ayudarte, aunque antes…- extendió la mano hacia el joven ofreciéndole el saludo y presentándose- Armand-

Eso lo tomó por sorpresa, estaba acostumbrado a ese tipo de presentaciones en otros lugares, cuando hacia negocios eran el pan nuestro de cada día, pero honestamente no había esperado encontrarse con alguien que a medio camino de, donde fuera… y cargando esa cantidad de bolsas pudiera aún tener el tino como para sacar su tarjeta; estrechó la mano ajena y luego guardo la pequeña hojita apenas lanzándole un vistazo, presentaciones tan formales en situaciones tan informales, realmente incomodo.

-Permíteme…-

Comentó mientras tomaba algunas de las bolsas más accesibles para quitarle peso al joven.

Sonrió levemente un par de segundos mientras miraba de reojo nuevamente al chico, era una peculiar combinación la de sus ojos y el cabello, colores llamativos y bueno… destacaban, eso era todo.

-No es ninguna molestia-

Un joven educado, quizá demasiado… no le molestaba, después de todo no era algo tan raro en su haber diario, tomó las bolsas disminuyendo la carga ajena y esperando que le indicase hacia donde.

El lugar despertaba poco a poco conforme el día avanzaba de forma lenta pero constante, no le importaba caminar mucho, después de todo esa había sido la motivación principal para salir tan temprano, pero no es como si se lo fuese a contar a toda persona con la que se topara, sería demasiado raro hasta para él.

-No se preocupe, no tengo problema con cargarlas… aunque me sorprende que haya ido solo por todo esto…-

Honestamente tanta bolsa parecía la ración de un par de semanas para un pequeño grupo de infantería móvil, pero bueno… ¿Quién era el para meterse en lo que no le iba?

Viajar en coche sólo ayuda cuando lo que importa es llegar rápido, a él en particular no le gustaba a menos que tuviera que hacer recorridos largos o cuando se trataba de cerrar tratos, es decir, no quedaba nada bien llegar a la casa de un trato potencial a pie, presentación ante todo… pero salvo por eso, el andar en coche siempre es terriblemente monótono, al menos para él que no era lo que se dice un fan de la velocidad, siempre le iba mucho más la calma.

Miró de reojo las cosas que podía distinguir en la bolsa, ingredientes todos de ¿Comida? Resultaba sinceramente peculiar, tendría un hermano chef o algo así quizá… a saber, caminó a su lado acoplándose al ritmo en el andar ajeno.

-Bueno, al menos le durará un tiempo considerable…-

Miró de reojo las bolsas, las que llevaba él y las que llevaba Eliot, absteniéndose de preguntar si es que acaso manejaban un restaurante o algo parecido… sonrió discretamente sin imaginar que alguien pudiera consumir tanta materia prima en poco tiempo, aunque siempre entraba la posibilidad de que fuera una familia excesivamente grande.

-Mmm… siempre y cuando no lo sean en demasía… ¿A usted le gustan mucho?-

Trató de imaginarse comidas dulces, y por un instante lo descartó… sólo un instante, ya que cuando niño hacía muchos viajes con su padre siempre pegado a su portafolios para aprender los negocios Telesca y además deleitar a los conocidos de su padre y otros contactos con su talento en la música, en muchos lugares la comida era dulce, especialmente en oriente, casi lo había olvidado.

-Debe ser una persona muy feliz entonces…-

Susurró, había una vieja creencia que decía que las personas consumen alimentos en base a las cosas que necesitan, felicidad con lo dulce, lo picante con el miedo… ¿o esa era la tensión? No recordaba… no le había prestado atención a ese joven estudiante de viejas costumbres; volteó a verlo cuando notó lo raro de su comentario.

-Lo siento, eso fue extraño… me refería en realidad un carácter suave, aunque es sólo una teoría-

Esbozó una sonrisa difícil al escuchar la escueta respuesta interpretándola como una negativa gentil disfrazada de ambigüedad a su comentario, no fue cosa que le sorprendiera, el mismo se reprendía de haber soltado un comentario tan aleatorio e impreciso con una persona que recién conocía…

-Hm… si…-

Concentró su mirada en el camino que el otro le indicaba mirando los pasos ajenos de soslayo y eso se prolongó un rato, de modo que permitió a su mente vagar en otros pensamientos lejos de ese momento.

Y mientras repasaba el valor de una copia exacta de Siete acciones de misericordia que les ofrecían a sus padres en casa regresó al presente cuando escuchó aquella pregunta alarmándose ligeramente sin demostrarlo en su rostro más allá que unas líneas de sorpresa en su boca; habría sido más sencillo si el otro le hubiera preguntado cuál era el motivo de la existencia humana…

-Yo no estoy seguro… quiero pensar que simplemente lo sabe; quizá es como estar enamorado… sólo lo sabes aunque no sabes porqué…-

Otra vez diciendo estupideces…

Torció la boca delicadamente mientras pensaba en eso, no se le había pasado por la cabeza porque en su mente y su trabajo siempre el amor era… sagrado, ya fuera consumado o miserable… siempre completo y siempre magnifico ya fuese en el éxito o el fracaso… pero soledad, o agradecimiento… sonaba perverso de esa forma… pero no pudo contradecirlo… la realidad era esa.

-En tal caso es sólo algo relativo… el masoquista es feliz sintiendo dolor, el hedonista sintiendo placer… pero a final de cuentas es la misma cosa… sólo que desde el cristal de cada uno… lo que para uno es miseria, para el otro es gloria… si en eso nos basamos, entonces generalizar sería una blasfemia… y entonces cada quien con lo que considera felicidad, si para tal persona existe…-

Se calló de nuevo porque ese tipo de temas son lo que tocas en las charlas de cafés con tus compañeros, los temas filosóficos como los temas políticos, sólo se tratan con personas muy conocidas, y eso a veces…

-Sólo hablo de más, no me preste atención…-

Estaba encontrando bastante difícil el hablar con ese chico, y no es que fuera la persona más sociable de todo Wimbledon… pero se preciaba de al menos ser lo bastante apto como para poder charlar cómodamente con casi cualquier tipo de persona… y ahora le estaba costando mucho trabajo, se lamentó de no haber leído bien la tarjeta que el otro le dio y que estaba en su bolsillo porque al menos podría preguntarle por su trabajo… algún terreno así de llano y mucho menos atropellado y peligroso como la felicidad...

-Eliot Usami… cierto?... me parece que he escuchado ese apellido antes…-