Se dio una ultima miradilla en el baño para asegurarse de que estaba todo en su lugar, su ropa, su cabello, su... bueno, él y sonrió. Todo el día anterior había habido hombres entrando y saliendo del edificio y sabía exactamente por qué, él mismo había sido parte de ello. Elysa se había mudado al mismo edificio que él, tres pisos debajo. Sin sus padres, por supuesto y estaba seguro de que ni Elysa misma estaba tan emocionada por la decisión.
Ahora la tenía cerca, pensaba mientras iba bajando las escaleras y acomodándose el saco, y aunque eso significaba que tenía algo menos de espacio para estar solo, después de todo eran sólo tres pisos, también significaba que tenía más tiempo para estar con ella y por el momento, pintaba muy bien.
Al llegar, con un bien grande y bien pesado ramo de rosas en las manos, y un regalito en el bolsillo, llamó a la puerta, sonriendo.