Tercia

Cuando eran menores, ella solía fastidiarlos diciéndoles que eran la tercia de jotas... o de jotos. A ninguno de los otros dos implicados le gustaba, a ella tampoco, pero era divertido molestarlos, mucho más después de que en una ocasión, cuando ya estaban en preparatoria, medio borrachos, pero quizás no tanto aún, Alvah perdió una apuesta y lo hizo ponerse una de sus faldas.

Entonces eran la tercia de reinas... tecnicamente, no había un motivo en sí para incluir a Jaska como "reina" y estaba casi segura que algo así alegó el moreno. No importaba, le gustaba Alvah. Esa siempre fue la forma en la que gustaba de fastidiarlo, aunque estaba segura de que a Jaska sí le gustaba y sólo lo reprimía porque era cristiano... claro que con la cantidad correcta de alcohol, lo olvidaba.

"Y ahora somos una tercia de reyes..." murmuró meneando su copa mientras recordaba. Pronto llegarían, seguramente Jaska primero y Alvah después. Alvah siempre llegaba tarde. "Mmh..."

Ahora que lo recordaba, con la cantidad correcta de alcohol, incluso ella se olvidaba de ciertas cosas que era. Tenía que reconocer, hasta eso, que el alcohol no cambiaba tanto ciertas tendencias de Alvah. Indefinido, promiscuo.

Tal vez beber con ellos no era tan buena idea.

Le gustaba mucho que al llegar a la reja de casa de Zina, no tuviera que llamar por el interfon, sino que tuviera su propia clave para abrir el portón eléctrico. No sabía si era una clave propia realmente y un poco sabía que era por comodidad, pasaba allí más tiempo que cualquier otra persona, además de Zina, obviamente. Así que así, contento, tecleó su clave y manejó por la veredita hasta la puerta principal.

Se quedó de cualquier modo un momento en el auto contemplando si quería bajar o no, hacía un poco de frío y temía no estar suficientemente abrigado. Igual no pensaba hacerlo si sólo iba a correr de su puerta a la puerta. Finalmente no lo hizo, sólo salió corriendo del auto tras ver que no se olvidaba nada, el móvil, la cartera y el Jack.

Ya en la puerta, esperando a que le abriera porque dudaba que estuviera abierto, se frotó las manos y encontró que las tenía muy resecas, un poco rojas quizás, y zapateó ansiosamente, quejándose en su mente del clima asqueroso, ignorando por completo que había llegado tarde porque al parecer era costumbre.

Un sonidito especial le avisó que alguien abría la reja y sabía ya de quién se trataba. Había perdido la oportunidad de esconder el alcohol, pero los conocía y sabía que tenían una especie de radar para detectar esas cosas, si no había alcohol en su casa (y sabían que igual si había), ellos se encargaban de llevarlo.

Borrachos todos.

Se levantó con pereza dejando la copa en la mesa para abrir la puerta, mirando a Jaska allí frotándose las manos.

"Qué fea piel..." fue lo primero que dijo porque sus ojos habían ido automáticamente a ellas. "Hay crema en mi cuarto." Anunció haciéndose a un lado para dejarlo entrar y cerrar la puerta tras él.

"Llegas tarde, tú y el güero siempre llegan tarde"