He pecado...

Los recuerdos lo abrumaban, las personas que lo conocían notaban su actitud errática esos días. Su madre lo había mencionado, que parecía que algo le preocupaba, su jefe le había pedido que se concentrará en el trabajo "si no quería perder un dedo" más de una vez, y sus amigos seguían preguntando si había pasado algo con el chico del bar, porque "estaba raro" desde esa noche.

No se lo había dicho a nadie, simplemente por era... algo a lo que no se hacía a la idea aún, algo que no habían pensado que pudiera hacer y, aún así...

-Perdóneme, padre, porque he pecado...

La iglesia un lugar para orar y arrepentirse de sus pecados, pero que pasaba con alguien que no parecía arrepentirse mucho, el acto de orar no valía demasiado, decidió colarse por allí viendo que por esos segundo no parecía ver gente en ese recinto, se coló hacía unos de los apartados del confesionario sólo para descansar, era un lugar tranquilo a final de cuenta y se suponía que las confesiones había sido interrumpidas por una dirigencia del sacerdote.

La rejilla por donde se miraba hacia el lado del confesante estaba bajada y la cortina levemente corrida dejando ver que había alguien aunque no el rostro de dicha persona, sólo la sombra, escuchó una voz de pronto tras verse asentar una sombra. Sacarlo de su error o dejarle seguir, ¿Cuál sería la mejor opción?, tosió como si aclarara su voz. -Te escucho, Hijo.-, Ardería en el infierno por lo que estaba haciendo pero que va no era su culpa.

-...

Ahora se daba cuenta que realmente no sabía como empezar o qué decir... hincado frente al confesionario se sentía, por una parte, vulnerable a lo que el padre pensaría de él, por otra, protegido por ser la iglesia, porque sería sólo un secreto de confesión, porque... porque tendría a quién decirle lo que había estado pasando por su cabeza esos días, lo que lo atormentaba y al fin lo sacaría de su pecho para poder volver a estar "normal" y seguir con su vida...

-Yo... violé a un chico...

Sonaba horrible... ni siquiera había podido pronunciarlo para él mismo esos días y ahora, alguien más lo estaría oyendo decirlo y...

Se cubrió los labios, tratando de aguantar las ganas de echarse a llorar por esa horrible sensación en su pecho. Culpa...

-No... no lo planeé, no... -exhaló tratando de evitar que se le quebrara la voz-. No soy una mala persona, realmente, solo... sólo quería ayudarlo... no pensé...

Esperaba que iniciara mientras sólo entreveía las reacciones del otro, notándolo como si tuviera un gran pesar y cuando supo el acto que lo llevo a confesarse ese día entendió el porque de eso, aunque no compartía culpa ni remordimiento realmente, pero no menciono nada se supone que estaba como un buen sacerdote.

-Continua hijo mío, Que te llevo a cometer tal acto.-, Continuaba con esa voz que seguro destacaba compresión aunque nunca entendió el porque siempre daba compresión los sacerdote cuando de seguro en el fondo te juzgaba como la alma mortal que eran.

-Estaba en una taberna con algunos amigos... no bebí, porque iba a conducir de regreso. Pero... luego vi a un chico, no mayor que mi hermano, que parecía intoxicado... bueno, borracho.

Suspiró y se revolvió el cabello con algo de desesperación, haciendo cierto sonido con los labios después.

-Le... ofrecí acompañarlo a su casa, porque no quería que le pasara nada, pero se negó, igual, no podía dejarlo ir sólo, es decir hay... Dios... ¿qué hice?

Le dolía el estómago de sólo pensarlo. ¡Un chico de la edad de su hermano! Si alguien le hiciera eso a su hermano, lo mataría, seguro que lo haría. Lo golpearía sin remordimiento alguno hasta reventarle el rostro y, después, hasta matarlo...

-Realmente... sólo quería que llegara a casa bien.

Parecía tan normal el iniciar de aquella noche si lo tomaba de esa forma, pero al parecer como cada suceso del evento siempre había algún mal que provocaba que todo cambiara, bueno ahora necesitaba saber que fue eso y no era por ayuda o algo similar, sólo tenía curiosidad del todo el suceso ya que estaba en ello. -¿Qué te llevo a pecar?, Dejar salir todas tus penas que nuestro señor padre te escucha.-

"Unos borrachos... lo acorralaron en un callejón, me tocó verlo y me apresuré para ayudarlo, golpee a uno, o dos, no recuerdo realmente, sólo... sé que los alejé de él porque estaban tratando de meterse en sus ropas y..."

Respiró hondo y exhaló con pesadez, cansado de pronto.

"Lo jalé lejos, corrimos hasta... no sé, otro sitio, otro callejón, creo. No sé, no sé, todo está... confuso. Él... empezó a actuar muy extraño después, y empezó a insinuar que yo sólo lo quería co... perdón, que sólo quería... tener..." ¿estaba bien decir esa palabra en la iglesia, no tenía idea, decir la otra era aún peor, "bueno... sexo con él"

Había terminado por decir la palabra en voz baja, casi como teniendo una reprensión por parte del sacerdote antes de que pudiera continuar.

Aquello parecía casi como escena de una película, pero seguía escuchando mientras veía como cuidaba sus palabras, era cierto estaban en una iglesia y debía respetar la casa del señor, escuchó aquel ultimo dicho dejando el sonido como si se aclaraba la voz como si lo reprendiera por haber dicho esa palabras, pero al mismo tiempo le permitirá seguir para que se desahogara de todas aquellas penas.

"Lo siento..." dijo sonrojado, apretando los ojos fuerte antes de atreverse a continuar.

"Es... realmente me molestó que insinuara eso, y aunque lo negué, el siguió insistiendo y se acercó a mí para provocarme y... sólo sé que terminé golpeándolo para que dejara de acercárseme de esa manera pero, aun así, aunque intenté alejarlo de todas las formas posibles, el me plantó un beso y... yo... no sé cómo, o porqué, estaba molesto con él realmente, y aún así lo correspondí y creo que después empece a tocarlo y fue cuando empezó a oponer resistencia"

Ni siquiera estaba seguro si realmente habían pasado así las cosas, todo estaba medio difuso y habían pasado ya varios días de eso.. era difícil ubicarlo.

"Todo... llegó a un punto tan extraño, de pronto lo tenía en cuatro patas en el suelo y..."

Se sonrojó aún más cuando notó que parte de esos recuerdos podían llegar a excitarlo ligeramente aún ahora, porque la imagen del menor así, en cuatro, frente a él, no se había ido por completo de su cabeza.

"He tenido sueños con eso, sueños húmedos que... me asustan demasiado, donde estoy repitiendo eso mismo y lo... disfruto pero, luego me siento tan... sucio y tan culpable que no sé... no sé pasa conmigo. Me siento asqueado por estos sentimientos, y... de verdad no quiero seguirlo pensando, quiero sacarlo de mi cabeza, pero simplemente no puedo... no puedo..."

No era experto en eso, pero aquello sólo podía significar algo, bueno estaba claro que al otro le gustaba eso, aunque claro decirle eso seguro terminaría por asustarlo, aunque quien podía negar que eso era terriblemente exquisito, se relamió el labio a sólo imaginar eso, pero compostura era un "sacerdote" en esos momentos, bueno eso si sonaba divertido.

-La lujuria y la ira son dos grandes pecados capitales...-, Menciono como reprendiéndolo por sus actos, pero bueno que podía decirle que siguiera con eso, si eso sería divertido, pero sería un poquito generoso y decidió hacer aquella pregunta. -¿Que hará si ve al joven?-

"¿Qué hará si ve al joven?"

Esa... era una pregunta para la que realmente no tenía respuesta en ese momento y quizás nunca la tendría, tal vez sólo si llegaba a topárselo lo sabría. ¡Pero no quería encontrarse con él! ¿Qué podía hacer? Era tan horrible y era tan confuso...

"No sé..." admitió luego de un rato de silencio "¿qué debería hacer?"

Aquella respuesta no era interesante, pero bueno la verdad es que a final no podía ser de otra forma si se suponía que estaba confesando su gran delito, bueno, bueno, darle ideas resultaba mucho más interesante pero toda las que pasaba por su cabeza bueno se resumía en no aptas para profesar en aquel lugar sonrió a sólo pensarlo.

En realidad podía ver una forma más interesante de hacer el "bien" con un muy buen consejo, sólo debía de pensar en la mejor forma de disfrazarlo, ahora se encontraba meditando en esas buenas palabras que pudiera ayudar. -En el fondo sabe cual sería lo mejor para solucionar su mal, sólo debe de meditarlo detenidamente.-, Casi podría reírse de si mismo. -Debe enfrentarse contra su pecado...-, Dejo aquellas palabras hasta allí como si esperara que el otro reaccionara.

¿Realmente podía saberlo? Siquiera pensarlo lo angustiaba en gran manera, pensar en toparse al chico en la calle o en la taberna. Ni siquiera recordaba bien si rostro, sólo que tenía el cabello largo y teñido de azul. Tampoco recordaba su nombre, si es que se lo había dicho.

Se llevó las manos al rostro y lo talló desesperado antes de pasarse los dedos por el cabello.

-No, no puedo hacer eso... ¿qué...? ¿debo buscarlo o...?

Negó, alterado visiblemente.

-No, no, él... no querrá saber nada de mí, estoy seguro. No... no puedo.

-Una penitencia no será suficiente para calmar su conciencia, dios lo perdonara como padre compresivo que es pero para ello debe de perdonarte tu mismo.-, Dejo con tranquilidad, en serio ser "sacerdote" era demasiado problema, porque no simplemente le decía que viviera en el pecado y ya, era más fácil hacer eso a final todo se sentía más tranquilos cuado no tenía conciencia.

-Padre... -llamó como un pequeño puchero, aunque tras él había una gran desolación y desconsuelo. ¿Cómo podría perdonarse alguna vez lo que había hecho a ese chico?

-Por favor... dígame cómo hacerlo..

Casi ríe ante aquella ultima duda porque... Bueno podía decirle muchas cosas traviesa, estaba en un pequeño dilema ser bueno o ser malo y meterle ideas ocultas en palabras de consuelo, bueno ambas sonaba tan tentadora que era difícil de lidiar con ellas, guardo un momento de silencio como meditando junto con el ajeno en aquel dilema tan grande aunque el estaba en otra.

-Escuchar consejos no remediara lo que hará.-, Empezó a hablar, bueno ya vería que salía de ello. -Como dije lo mejor es enfrentar el pecado, es posible, no, mejor dicho el no deseara verlo, pero debe de buscarlo.-, Sonrió como si fuera a decir algo divertido. -Debe alejar esos pensamientos que tiene que se revelan en su sueño y eso sólo se irán cuando se encuentre con el participarte ellas.-

-Cuando lo vea, sentirá en su corazón que hacer, sólo siga lo que dicta su ser y no sus pensamientos.-, Declaro, si le iba bien haría que tan buen cristiano cayera en el pecado de nuevo.

-Pero...

¿Y si repetí lo de antes?

Se calló, porque no era de darle la contraria a un sacerdote, pero sentía demasiadas dudas, lejos de sentirse más en paz, se sentía de cierta forma más angustiado.

¿Tenía que buscarlo?

-Está bien... lo haré...

-Vera que cuando se enfrente a sus miedos y a los resultados de su pecado su corazón estará tranquilo.-, Declaro con una sonrisa en los labios donde podía demostrar su clara felicidad, estaba realmente contento no podía negarlo que era lo peor que pasaría, en realidad nada grave, nada que no se solucionara a la larga pero para su gusto sería una gran diversión saber que influyo en alguien. -Pero para calmar por el momento su sentir de penitencia deberá de rezar...-, Declaro agregando según él un numero justo de oraciones.

-Ven en paz.-, Le dice casi con una risa, pero se pudo contener así que simplemente lo dejo irse, bueno había hecho su buena acción del día, cuando ya no escuchó pasos salió de aquel lugar ahora si era momento de continuar su camino.