Sabueso (priv.)

Llegó a la puerta vestido de forma casual y aún con el delantal de la floristería, como alguien despreocupado y que tan solo cumple con su trabajo. Antes de tocar el timbre observó el ramo de flores. Era el truco más viejo del mundo pero a veces justo por ser impredecible funcionaba. Al no haber conseguido imformación convincente, ni haberle servido investigar el misterioso asesinato del padre de aquel pez gordo. Se estaba impacientando, no estaba casado sino felizmente soltero, sin hijos ni preocupaciones, basicamente pocas oportunidades de hayarle alguna debilidad.

-Hub?...-alzó sus ojos cobalto al elegante y refinado marco de la puerta, toda aquella vivienda en realidad era bien lustrosa. A cualquiera le causaba curiosidad saber que había dentro. Pronto hayó lo que buscaba, una discretas cámaras de vigilancia.

Iba directo a la boca del lobo, pero al estar bajo amenaza de muerte no es que tuviera muchas opciones. Nervioso aún tomó una buena bocanada de aire y colocó disimuladamente las rosas naranjas y las blancas de la orilla, junto con algunos lirios. Era un ramo bien bonito que le habían encargado justo para ese sitio. Estaba a punto de tocar el timbre cuando notó unos pasos tras él...

Veia todo desde la comodida de su estudio, que alguien llamara a su mansion con semejante ramo cuando no se habia hecho ningun pedido o peor aun, nadie sabia su direccion levantaba sospechas, el mocoso aquel parecia de lo mas comun y tranquilo, del tipo despreocupado, pero esos airecitos de nerviosismo bien podia atribuirlos a un monton de cosas diferentes.

Habia dado la orden de que le dejaran pasar el porton, pero lo retuvieran de alguna manera delante de la puerta principal, como una fiera parecia estar analizando detenidamente al jovencito. Se sonrio levemente complacido al notar algo peculiar en todo aquello, mas no dijo nada, termino por enviar orden para que alguien acudiera a "recibirlo"

-El dueño le espera, por favor sigame -

Un hombre con traje negro y de apariencia cercana a los 40 años habia sido enviado desde la caseta de vigilancia para recoger al joven, tenia la orden de llevarle hasta el despacho de Mikail, aquel que tenia dispuesto para las visitas comunes. Mientras aquel miembro de la servidumbre guiaba al chico por los pasillos de la mansion, el dueño se movia con toda tranquilidad al sitio que preparara, estaba demasiado intrigado por aquel jovencito.

La mayoría de los pedidos y los mas comunes en la floristería solía hacerlos la gente adinerada. Los ricos eran muy especiales en cuanto al buen gusto y eso incluía flores naturales, exóticas y provenientes de los lugares mas inaccesibles, pero jamás artificiales. Era una de las razones que le explicaron y que lo hicieron aceptar aquel peculiar puesto. Andar cuidando florecitas le resultaría soso y hasta cursi, más bien algo para chicas, pero curiosamente no le incomodaba del todo.

-De acuerdo...-escrutó un poco con la mirada mientras atravesaba aquellos pasillos, ignorante de que su ramo de flores no había sido pedido por el dueño. Normalmente los grandes magnates tenían hasta el más mínimo detalle bajo control. Pero una simple criada novata podría llevarlo todo al traste con tan solo encargar un inocente ramito de flores sin avisar al dueño y con la intención de adordar alguna parte de la mansión.

El espía tampoco sabía de ello, ignoraba que Mikail lo desconocía pero lo que si le extrañaba era ser conducido tan a dentro de la mansión. Algo no iba bien en su plan, la oportunidad que creía andar aprovechando se estaba torciendo.

El empleado llamo a la puerta donde una simple orden le dio paso, apenas se giro al joven dejandole pasar se retiro al instante.

Sentado en la orilla del escritorio reposaba Mikail, aparentemente distraido con un par de papeles importantes o eso parecia dado que todos los sentidos del magnate estaban centrados en el mocoso que cargaba con el arreglo floral, tardo un momento antes de dignarse a verlo.

-Me tiene intrigado, sr. repartidor...-

Menciono sencillamente de forma amable clavando la vista en el joven, sonriendole encantadoramente.

-Gracias...-mencionó cuando el mayordomo le abrió la puerta.

Entró tranquilamente cuando le dió la orden de pasar, apretando con suavidad el ramo pero con actitud calmada. Simuló alzar la vista al techo como distraído cuando la bajó de nuevo y se fijó mejor en el moreno. Le sorprendió demasiado su presencia tal vez, mas de lo que debiera, pero era un hombre en verdad atractivo. Frunció con suavidad el ceño, de algún modo se sentía intimidado por el otro y tan solo por el mero hecho de resultarle atrayente. Nunca le había pasado algo semejante con un hombre, era difcil de asimilar para alguien a quien solo le gustaban las mujeres y se guardaba cierto orgullo. Debía tranquilizarse pero esa sonrisa, esa sonrisa no era de fíar.

-Disculpe...no sé a que se refiere...-se rascó ligeramente la nuca y jadeó con cierta resignación.-oiga, tan solo soy un simple dependiente.

Comentó controlando su carácter, debía de ser siempre educado con los clientes.

-Me temo que tengo a otros clientes esperando...si es tan amable de decirme que quiere.

-Quien le pidio ese ramo de flores?, creo que le han jugado una broma de mal gusto-

Le indico con la mirada el ramo, permanecia ahi quieto mirandole fijamente, parecia de lo mas comun y normal, es que se estaba volviendo mas precavido?, bueno con cierto italiano detras de su cabeza no era de sorprender que estuviera en una actitud un poco mas atenta.

-Su nombre si es tan amable de proporcionarmelo.-

Tomo una cigarrera de plata con un tallado exquisito y saco un cigarrillo con cuidado de no apartar la vista del joven.

-Disculpe?...¿está seguro?-enarcó una ceja y se le quedó viendo.

No estaba dispuesto a pasar por estúpido, la descripción encajaba perfectamente con el lugar y la solicitud la había hecho una chica que hablaba bastante nerviosa. A saber que le había pasado para pedir el ramo con tanta impaciencia. Solo sabía que era su opotunidad.

-Edison...-observó la pequeña anotación que tenía y luego el curioso ventanal tras la majestuosa figura.-Debe ser este despacho...las cortinas son rojas, el tapizado del suelo es justo como lo menciona la mujer que llamó... me recomendaron tonos cálidos y pasteles...supuse que con unos lirios...

O al menos eso murmuró la chica mientras le temblaba la voz, pero como negarle algo a semejante vocecita. Huviera sido mas agradable ser recibido por la criada, le intrigaba su dulce tono y según como la escuchó no debía de pasar los 20.

Enarco una de las cejas, mirandole burlonamente, termino por encender un cigarrillo, se levanto acercandose hasta el joven, inclinandose levemente para aspirar el aroma de las flores, un instante fue lo que le tomo aquello, eran ciertamente hermosas, pero ignoraba del todo que se pretendia de todo aquello, quiza solo un error, aunque en su caso...

Clavo los ojos en el jovencito aquel, era de facciones finas y delicadas, ciertamente era lindo aun con ese airecito hosco y malhumorado que se cargaba, la confusion o sorpresa que se pintara por segundos en el rostro ajeno no le habian pasado desapercibidos, se veria asi de lindo si lo hacia llorar? Se sonrio levemente.

-Alguien te jugo una broma, en este sitio solo tengo empleados varones... las mujeres suelen hacer un problema cada que trabajan aqui.-

Quedo erguido, solo esperando ver que haria ahora aquel jovencito de aire divertido.

Con ramo en mano permaneció firme aunque por dentro estaba tenso ante la cercanía y más cuando se inclinó a olerlas. Era un hombre atractivo, sin duda. La mirada clara se entrecerró sobre la oscura osada y de pronto sonrió medio lado, parecía más tranquilo.

-¿Y quien querría jugarme una broma?...soy un tipo normal y corriente, pero no puedo ponerle atención a todas las féminas que pasan por mi tienda...-aunque esta vez se refería a las clientas. Hablaba de su vida sencilla como algo normal y que simplemente estaba ahí. -Solo puedo pensar en alguna chica vengativa...por cierto.

-Si le gustan se las puedo dar a usted...ya que al parecer le causó curiosidad mi presencia.-Precisamente por que lo habían invitado al interior, en cierta forma seguía siendo muy curioso.-Sería una pena que se marchitaran por el camino, necesitan agua...

Demasiado seguro de si mismo tal vez. Alexander no le había mencionado un pequeño detalle y es que su enemigo era gay, entre otras cuestiones. Será que no imaginó que su espía tuviera la suerte de ver al propio Mikail en persona, de seguro si lo huviera sabido huviera intervenido más.

Calo el cigarrillo mirandole, un jovencito corriente con aires entretenidos, solto el humo sin la mas minima intencion de apartar la mirada de aquellos ojos con brillo peculiar. Nego suavemente con la cabeza mientras se retiraba un par de pasos, quedando justo donde estaba en principio, salvo que esta vez se cruzo de brazos.

-No creo que se necesiten realmente motivos para fastidiar a un idiota, a veces solo es el mero gozo de la accion.-

Tomo el telefono, practicamente dando una orden en ruso sin quitarle de encima la vista al chico, ahora se habia propuesto algo que llevaria acabo costara lo que costara y para mala suerte de ese incauto estaba metido en los planes del mayor.

-Puedo aceptarlas con una sola condicion-

Colgo el telefono mientras se sonreia amable y tranquilamente.

-Depende de ti claro esta, quedar como idiota o no, ya sabes, frente a los ojos de la persona que seguramente te envio aqui en plan de que te hecharamos co mo es debido-

-Je...muy elocuente.

Si rozaba en lo idiota, su plan iba bastante bien. Era su papel, basicamente. Sonrió ligeramente desentendido del divertido comentario del mafioso y dirigió su vista a los lirios mientras el otro se alejaba. Entendió la orden, logicamente el ruso era uno de los tantos idiomas que manejaba Edgard.

-Antes que nada...¿se puede saber que demonios dijo al teléfono?...-se acercó unos pasos hasta el otro y lo observó fijamente.-La única condición que yo tengo es que me pague el ramo si lo quiere...si no regresaré a la floristería...comprenderá que tengo otro clientes que atender, digamos que soy algo más que un simple repartidor.

Oyó unos pasos tras la puerta y una voz que le resultó familiar, giró de inmediato con ramo en mano y algo sorprendido. Se escuchaba el sonido como de una porcelana rota, cuyos restos eran arrastrados y chocaban entre sí, todo junto a lo quejidos bajos de una chica muy joven, pidiendo perdón en "ruso" continuamente. La puerta no se abrió y el sonido simplemente se fué desvaneciendo en la distancia.

-Todo esto es muy extraño...-murmuró de pronto mientras giraba al mayor rascándose el puente de la nariz. Aunque por dentro casi nada le extrañaba, un mafioso es bien desconfiado y más cuando alguien se acerca con un ramo de flores. Pero un espía no sería tan ignorante de penetrar en semejante fortaleza sin una coartada bien sólida, aunuqe esta vez había sido un simple golpe de suerte. Iba a preguntarle sobre su condición cuando mas pasos volvieron a romper el silencio. Dos hombres corriendo y pasando de largo tras la puerta, parecían perseguir a alguien.

-Hub?...si...disculpe...¿su condición?

-Ah!, parece que encontramos al culpable del pedido, quieres ver a tu hermosa chica de voz suave?-

Arqueo una ceja con cierta diversion, se imaginaba que alguno de sus hombres estaria tras la puerta por lo que hablo bastante algo y claro.

-Trae a la persona que rompio la porcelana- Dirigio la mirada al chicod e cabellos claros aun de gustando su cigarrillo- Sal conmigo a cenar, comprenderas cuando traigan a esa persona por que me fastidia un poco esta situacion-

Le indico al joven que se acercara a el con un simple gesto de la mano extendiendo una de las manos hacia el ramo y la otra se habia dirigido a su pantalon para sacar la cartera y pagar el regalito. Al instante uno de los guardaespaldas de Mikail abria la puerta, dandole paso a un joven quiza de no mas de 18 años, delgadito de rasgos finos y una vocecita suave y nerviosa, algo que se noto cuando miro a Mikail y al chico de la floristeria.

-Le presento a su damita bromista, Dimitry comenzo a trabajar recien aqui-

Se quedó silencioso cuando le preguntó aquello, por supuesto que quería conocer a la chica, Edgard simplemente las adoraba y su pasado le precedía.

-Erm...Jeje, veamos...

Aquello si lo cogió desprevenido. Intentó permanecer tranquilo en la medida de lo posible pero aquel mafioso le acababa de pedir lo obvio. Hizo el intercambio junto al ramo de flores. Ahora si estaba metido en un buen lío, Alexander no tendría que ver con aquello...¿cierto? .Cualquier cosa se le estaba pasando por la cabeza menos aceptar, pero tal vez por otro lado si debiera hacerlo. Después de todo lo que quería conseguir era imformación y que mejor manera.

-Admito que no me esperaba algo así...pero es bastante mono.-murmuró de pronto y antes de darse cuenta había dado unos pasos hacia el menor, como un iman al que atraen las cosas mas bonitas. Una sonrisa seductora refinó sus labios.-Dimitry, has logrado engañarme.

El chico permaneció estático pero se sonrojó violentamente al notar su aliento tan cerca, dando un paso hacia atrás e inclinándose de pronto. En ruso pidió perdón al magnate y luego explicó lo sucedido. Al romper el jarrón con las flores intentó sustituirlo por otro similar, pero simplemente lo habían pillado antes de conseguirlo.-definitivamente necesito un traductor.

-No pienso aceptar un no por respuesta...-

Los ojos se achicaron, clavandolos como finas dagas, casi dando una advertencia al chiquillo aquel sobre las palabras recientes. Coloco el ramo sobre el escritorio dando instrucciones para que las colocaran en un jarron nuevo, a Dimitry lo despacho al instante tras escuchar su explicacion y s olo una ligera reprimenda y una advertencia de que debia avisar de ese tipo de cosas fue todo lo que acontecio al respecto. Habia escuchado aquel comentario, mientras comenzaba a hacer notas mentales de un par de cosas que deseaba hacer con el mas joven

-Si necesitas entender el ruso, puedo ser tu instructor particular-

Tomo un par de cosas del escritorio y le tendio el brazo al chico.

-No vayas a salirme con tus clientes, por que soy capaz de comprar todo lo que lleves encima, hasta el negocio mismo donde laboras-

Aquel tono de voz que usaba regularmente Mikail era dificil de interpretar, si jugaba y bromeaba o hablaba en serio y es que el porte que tenia era de lo mas ambiguo cuando realmente se lo proponia.

Estaba un poco consternado todavía sobre aquella petición y aunque su rostro intentara ocultarlo lo más fiel posible, Edgard estaba avergonzado y se rascó disimuladamente la mejilla. Mikail se lo había pedido de forma directa y sin rodeos, solo que delante de varias personas y eso lo había puesto nervioso, sumándole que era la primera vez que se lo pedía un hombre.

-Tsk...¿m-mii instructor particular?...-tragó un nudo en garganta.-tan solo quería saber que decían...-comentó al tiempo que tomaba algo que le estaba ofreciendo, seguramente la dirección del lugar. Estaba seguro que debería vestirse con algo caro teniendo en cuenta de quien provenía la invitación. Observó un instante aquello y alzó sus ojos azul cobalto directamente a la mirada azabache, era tan atrayente como oculta, caprichosamente atractiva.

-Eso no hará falta, mjmjm...acepto con gusto su invitación.-comentó sin más, con un brillo extraño en la mirada pero que marcaba su determinación y una sonrisa natural. Olvidando por completo cualquier perjuicio y duda que tuviera, ahora si sabía que quería conocerlo y ya no solo por cuestión de trabajo, le había cautivado esa terquedad en conseguir una cita. No sabía que demonios le estaba ocurriendo pero su curiosidad por Mikail crecía a cada segundo, lo inquietaba y al mismo tiempo lo imantaba. Algo se cocía a fuego lento en su interior.

Los guardaespaldas observaron al chico por el rabillo del ojo pero este no mostraba miedo por el magnate, había algo en su mirada que lo decía claramente. Era un reto dejar de sentir ese temor cuando lo tenía cerca y algo personal descubrir realmente que era lo que le provocaba.

-Es algo de necesidad urgente en realidad que aprendas un poco el ruso-

Le tomo suavemente por la barbilla, fijando los ojos en aquella mirada limpia, tenia un monton de preguntas dentro de su cabeza, mas y mas intrigado por la naturaleza de aquel chiquillo que se le antojaba por demas interesante.

-Te cogi, Ya no tienes escape-

Menciono suavemente, en un susurro, acercando los labios a los ajenos, a penas rozandolos levemente, tenia en la mirada y los labios una especie de burla y decision bien marcadas

Genial, ahora no solo debía fingir ser un simple dependiente de floristería. Fingir no saber ruso, eso iba a ser mucho más difícil que el resto y hartarse de oír lo mismo repetido una y otra vez y negar como un novato no saberlo. Mikail podría hasta insultarlo y Edgard tan solo ponerle cara de póker como quien no sabe.

-¿Eh?...bueno, para la primera cita no creo que sea...¿?- Lo descolocó completamente cuando fue tomado de la barbilla, encontrándose sus miradas y disminuyendo por entero sus pupilas. Muy cerca, tal vez demasiado como para poder contener un repentino sonrosado en sus mejillas. En cuanto escuchó sus últimas palabras su corazón palpitó mas fuerte en respuesta, aquello no podía ser cierto.

-Es-espera un momento, ¿No es muy pronto?...- Frunció al ceño al sentir los labios del atractivo hombre sobre los suyos. ¿Pero por que no se apartaba? ¿por que le permitía seguir?. Apenas logró apartarse al sentir las miradas ajenas de los otro dos y unas ligeras sonrisitas. Se sentía dominado, se sentía más pequeño si cabía.-Bien, que te quede clara una cosa...no soy nada fácil.

Su expresión de había vuelto severa pero Edgar se estaba conteniendo las ganas de algo más. Pero no sería tan estúpido de caer en su mismo juego, no de momento.

-Me retiro, debo atender la tienda...con su permiso...-caminó hacia la puerta antes de que aquello se le saliera de las manos o podría liarse. Pero tenía ganas, tenías ganas de...¿podría retorcer ese cuello entre sus manos y el otro ni se enteraría? Mikail estaba pisando terreno prohibido, lo estaba haciendo ya...

Spoiler:

-Hasta esta noche... una de mis limo ira a recogerte, procura ser puntual, los retrasos me ponen de malas-

Menciono quedamente, en un susurro con la voz profunda, un tono que parecia mas una orden que una peticion, acostumbrado a como estaba para mandar, pero con una sonrisa y mirada de lo mas amables si cabia destacar. Solo le vio partir de su despacho, mirando las flores con cierta curiosidad, nada mas le vio por las camaras fuera de la mansion pidio que aquel arreglo fuera dispuesto en alguna de las habitaciones, seguia sin comprender del todo por que a sus empleados les gustaba llenar la mansion con aquellas cosas.

Regreso a sus papeles con una sola idea en la cabeza, esos ojos claros y honestos, esa mirada retadora y ese aire decidido que el chiquillo de recien le mostrara, una clara demostracion de lo que era tener espiritu, uno indomable al parecer, y vaya que a el le gustaba mucho domar a las fierecillas salvajes.

Spoiler: