"Deja de llover"

Cuando lo escuchó reírse, no atinó a más que aferrarse con más fuerza a él, pese al miedo que ahora le tenía porque la risa se le antojaba de villano, de psicópata por la situación en la que estaban y lo que se la había provocado.

El chillido de las llantas y la sensación en su cuerpo era lo único que le daba una idea de cómo estaban, porque mantenía los ojos fuertemente cerrados. El sonido de las llantas chillando contra el pavimento le recreaba imágenes de quien se estrellaba contra una pared o dejaba rastros de piel sobre la acera quemada antes por las llanta.

De entre todos, ¿por qué aceptó que la llevara? Nunca más, nunca, nunca más.

Había sentido escalofríos por todo el cuerpo y se había tensado casi esperando su próxima muerte o al menos dolor, pero este nunca llego, aunque, según el rubio, habían llegado. Pero ni por nada lo soltaría. Era, en ese momento, un pequeño koala aferrado a su madre sin deseos de caer al vacío.

Estaba petrificada de miedo.

Sentía aquellos delicados brazos sostenerlo con toda la fuerza que podía a causa del miedo, no era indiferente a sentir su cuerpo estremecerse y contra su espalda su suave pechos, sonrió al parecer la había asustado de más, pero no sentía remordimiento en realidad, sostuvo aquellas manos abriéndola para poder voltearse un poco mejor.

El casco se había retirado de la cabeza y ahora a soltar aquellas manos que buscaba aun aferrarse le retiro el casco a ella, sería un aprovechado, si en realidad un poco, acerco su rostro a atraerla por el mentó y rozo su labios besándola para que termina de procesar las cosas.

Sintió como le hacía separar sus manos para que lo soltara y, aunque se reusaba a hacerlo, más que porque fuera él en particular, porque era algo a lo que aferrarse, pero, finalmente, cedió a las manos del otro y se llevó las propias al pecho, como para retener su corazón que parecía desear salirse.

Suaves sollozos se le escaparon mientras sentía que le retiraba el casco, lo que estaba bien, porque sentía que le faltaba el aire. Nunca, nunca más se iba a subir a una moto y mucho menos de un extraño... no quería volver a hablar con extraños en toda su vida.

Se sorprendió al sentir la caricia en su barbilla y se hizo un poco hacia atrás, aunque al final, él se acercó y...

Sus ojos se abrieron ampliamente y las lágrimas que había contenido, en un pestañeo, brotaron. Ni siquiera lo proceso, lo empujó con todas sus fuerzas y después su mano se alzó para abofetear al atrevido idiota.

Estaba tan enojada, tan asustada, que no podía siquiera pensara en qué decirle, en que reclamarle, si le gritó algo, que probablemente lo hizo, no estuvo segura de que fue. Si le pegó o no, no sabía, ahora lo que quería era bajarse de esa monstruosidad y tomar un taxi a casa. Lo que debí hacer desde un inicio.

Detuvo aquella mano que lo iba a abofetear en corta distancia, una sonrisa se dibujaba en esos momentos en su rostro por aquella reacción eso había sido rápido le parecía realmente entretenido pero por esos momentos la dejaría sólo porque ya se había divertido demasiado aunque siempre era bueno continuar el juego.

“Una forma peculiar de agradecer pero bien desde este punto puedes irte a tu casa.”

Declaro antes de llamar al guardia que estaba desfilando a lado de la puerta aunque más se podía decir portero debido a la fusión pero hacía ambas.

“Pidan un taxi para la joven si no encuentran uno proporciónele un auto con chofer que la lleve ha donde ella indique.”

Le dijo a ese hombre que se acerco para que lo hiciera inmediatamente.

“¡Ni que te fuera a agradecer por querer robarme un beso, idiota!”

Se bajó de la motocicleta molesta, escuchando la forma en la que el rubio le mandaba al portero, pensando que quizás sólo era otro de esos tipos que porque se hospedaban en un hotel ya podían mandarle a todos como si fueran los dueños.

Ni siquiera tenía intenciones de contestarle, sólo se fue a parar cerca de la entrada del hotel, cruzándose de brazos mirando al lado opuesto de la calle para ver cuando pasara un taxi que pudiera tomar de regreso a casa. Y no, no le iba a contar eso a nadie, porque seguro sólo la regañarían y le dirían que nunca debió ponerse a platicar con un extraño así como así, sobre todo, no debió haber subido a la moto de alguien a quien recién conocía, pero eso, ahora, ella ya lo sabía bien y realmente no tenía los menores deseos de escuchar a alguien tratando de repetírselo.

“No me molestaría que lo hicieras.”

Comento o con una sonrisa antes de tomar el casco que había estado usándolo para ponérselo dejando una ultima mirada al guardia para que cumpliera sus ordenes, volteando a donde estaba su juguete porque ahora lo definiría de esa forma y sabía, mejor dicho tenía toda la seguridad de encontrarla de nuevo.

“Ja na”

Se despidió antes de retomar el camino hacía la mansión aunque por un segundo sospecho que sería “regañado” por haber tardado un poco más de lo calculado así que debía de evitar eso.

"Ja na" lo imitó con evidente molestia en su voz sin siquiera mirarlo.

Bufó algo molesta, aunque se sorprendió un poco cuando el guardia en en cuestión se acercó para decirle que su taxi estaría allí pronto y ofrecerle una disculpa por los inconvenientes.

"Ah... gracias." Ahora no estaba muy segura de qué pensar del rubio que se había ido.