Frases célebres...

Un día normal más en el parque, ahora silencioso y sin niños por los alrededores.Lo de siempre para desayunar aunque esta vez con algo de prisa, de hecho había una cesta incrustada entre los matorrales para que ningún desaprensivo diera con ella y se la robara. Mishelle había amanecido algo alterado, debía memorizar un papel en una obra clásica para esa misma tarde, un pequeño favor que se vió en la obligación de cumplir si realmente deseaba reservarse el fin de semana y por fin darse un respiro.

Entrecerró su mirada y con una hoja seca entre sus dedos, la tensó poco a poco, apuntando a ojo de buen cubero a un molesto pajarillo que no lo había dejado de trinar en toda la mañana, solo que la luz del sol le daba de frente.

-Tsk...-se mordió el labio inferior y la avecilla tan solo infló sus plumas tras dar un saltito para esquivar la hojita. No tardó demasiado en comenzar a piar de nueva cuenta.- Solo intento concentrarme...

Bufó molesto y sacudió las hojas de papel para alzarlas y releerlas, con el pitido volviendo a inundar su cerebro. Al parecer no había elegido un buen lugar para ensayar las pequeñas frases que debía recitar en la audición o más bien aquel pequeño incordio se le antojaba dar allí su recital.

-Céntrate...vamos...-sacudió la cabeza y frunció el ceño, dirigiendo su ojos pardos al texto y dejando que la brisa marcase el ritmo de sus palabras.

-Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes...En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.-alzó la mano para ilustrar la siguiente frase y tono de su voz pereció a uno más dulce.-¡¡Es necesario esperar!!, aunque la esperanza haya de verse siempre frustada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su...

Agachó la cabeza y lo releyó todo, no es que fuera difícil para el memorizar las cosas pero la concentración se le complicaba.

-Juro no volver a repartir miguitas de pan...solo contribuye a que bufones como tú se pasen del día desconcentrando a la gente que solo quiere algo de silencio...-murmuró por lo bajo mientras observaba al pequeño petirrojo, piaba sin parar bastante activo y no había manera de alejarlo.

Fue una visión fugaz, siguió con su mirada al petirrojo percatándose de que por fin se marchaba y podría ensayar su papel a gusto, pero con lo que no contaba era con la presencia de aquel individuo. No lo había escuchado llegar, hecho que le sorprendió y lo tomó desprevenido.

-...-Por reflejo dió dos pasos hacia atrás entre asustadizo y receloso de haber sido descubierto, apretó los folios sueltos que aun portaba entre sus manos y se dejó llevar por una hermosa hipnosis propia de su naturaleza. Aquel hombre imponía bastante, tan precioso y sereno con su simple batido y observándolo impasible con aquellos orbes caprichosamente gatunos y alargados.

Tan solo fueron unos segundos antes de recobrar la compostura y relajar el agarre, entreabriendo los labios sin reclamar nada cuando el militar se sentó a su lado impasible. Se le quedó viendo desde arriba curioso.

-Lo prometo...no es la primera vez que lo intento pero ultimamente se han acostumbrado demasiado a mi presencia...-lo observó ligeramente con mirada serena y le sonrió un poco, agradecido de que lo rescataran del peligroso acosador.

-Le agradecería que me explicara ese curioso y bajo silbido que antes oí...sino estuviera loco, juraría que entiende un poco el lenguaje de estas pequeñas criaturas...aparte de ser sigiloso

Al principio Mishelle dió la impresión de quedar conmocionado por aquella respuesta a su comentario, para luego sonreírle divertido y jugueteando con la orilla del papel con las yemas de los dedos de la mano libre. Aquel movimiento aleatorio le relajaba, no sabía si era costumbre mantener sus manos siempre en movimiento o cosa de sus ensayos en el piano.

-Mmmh, así que un militar, eso suena interesante...debe requerir un entrenamiento especial, no obstante...algo me dice que el militar adora el factor sorpresa..-entrecerró su mirada algo intuitivo pero con un claro brillo de diversión en su mirada, guiñándole un ojo entre coqueto y pícaro y sin perder la sonrisa.-¿o me resumirá sus movimientos en costumbre?.

Caminó un poco sobre el mullido césped con sus deportivas, lo bordeó y dejó una pequeña distancia entre ellos para que al mayor le fuera más fácil alzar la vista. Su actitud le resultaba de lo más entretenida pero le inquietaba algo de sí mismo, por un momento había deseado ser la pajita de aquel batido y era culpa de aquellos antojosos labios.

-Dígame una cosa...¿le gusta el teatro?...-comentó con su voz clara pero varonil, sin rayar en lo agudo y con un toque bohémio. Dedicándole una sonrisa amable y la providencia de su profesión.

-Es una manera un tanto peculiar de entrarle a la gente y me ha tomado desprevenido en todo caso...admito que puede sorprender si se le antoja...-comentó sonriendo sutilmente.

Para que mentir, cualquier otro en su situación se huviera alarmado y avergonzado por ser descubierto precisamente cuando estaba en pleno ensayo. Pero Mishelle era necio en mostrarse débil ,actuar frente al público lo había alejado de su timidez y lo había hecho más seguro de si mismo.

La voz de aquel desconocido tenía un toque realmente seductor en la misma y no paraba de resultarle llamativo en todo su contexto. Le provocaba demasiada curiosidad conocer a semejante hombre tan sútil con las palabras y al mismo tiempo tan atrevido y sincero en sus entradas, era misterioso en cierto sentido. Su último comentario aquneu bien intencionado le tocó el orgullo al perfeccionista Mishelle y al parecer algo más.

-Le puedo asegurar que en mis interpretaciones destaca la conservación en la integridad de mi personaje...aunque si la obra es mala puede adquirir un matiz diferente, pero un actor nunca debe rayar en lo absurdo ante su público y sus palabras siempre deben ser creíbles por más absurda que sea la frase, es la gloria y el fruto de su trabajo lograrlo...-le afirmó con plena convicción y un suave sonrosado que nació en sus mejillas, hablar de su trabajo lo entusiasmaba hasta ese punto. Cuando de pronto le sonrió apenado y se rascó la cabeza buscando la forma de salir del paso.

-Lo siento...yo...-alzó aquellos folios como una especie de escudo personal y los orbes dorados se movieron nerviosos. De pronto reaccionó y los apartó de sus labios.-Erm...¿Cual es su nombre?

Se sintió observado y estudiado por el albino aún sujetando los papeles entre sus manos de ese modo tan peculiar. Su entrada silbándole a aquel petirrojo había sido por demás curiosa, pero al sentarse sobre el césped y observar a Mishelle de aquella forma no podía ser ignorado. Y era justo ahora cuando se estaba dando cuenta, había quedado tan embelesado por su simple presencia que algo tan simple como que alguien intervenga en un espacio personal le había pasado completamente desapercibido.

-Espera...sí...-querían conocerlo, ¿acaso eso era malo?. Desde luego que no pero sintió peligrar su integridad de algún modo, sabía que su ahora acompañante era de todo menos simple, tan misterioso y bohemio.- Mishelle...Mishelle Raines...por cierto...

Lograrían de todo con él, menos hacerle sentir intimidado. En segundos descenció a la hierba valeroso y dejando ambas manos reposar a ambos lados de aquella majestuosa silueta. Sus rostros se encontraron casi en un suspiro y la mirada ambarina del peliazul se volvió acechante. Avispando una presa sin intención de cazarla y solo advertirle.

-¿Siempre le entras así a la gente?...-un reto, por alguna razón averiguar que estaba pensando Haaken en aquellos instantes se había convertido en un reto.-Responde por favor...

Spoiler:

Era sonrisa que lo intimidaba tanto, era una simple sonrisa y no sabía por que lo perturbaba, Mishelle no sabía por que tenía que montar semejante actuación frente a Haaken. De algún modo ese orgullo que parecía tan inquebrantable en aquel hermoso hombre era como una llamada de atención al suyo, Mishelle no solía alterarse así por tan poca cosa pero dentro del un león rugía nervioso por algo y era extraño. Le gustaba imponerse de algún modo y era como si Rune lo superase en aquello, precisamente alguien difícil de sorprender era su punto débil.

-Tsk...-Dió un respingo sorprendido al notar sus labios tan cerca. La mirada se entrecerró sobre la otra con un brillo especial a la par de un dulce sonrojo en sus mejillas, iluminando curiosas aquellas amatistas que poseía de ese tono dorado pardusco. Había comprendido las intenciones de Rune con aquellas palabras. ¿Que demonios le sucedía? su lado contradictorio no tardó en salir.No quería ser descortés y aquello se estaba descontrolando en su mente. De pronto agachó la cabeza y se escuchó una ligera sonrisita.

-Mjmjmj...lo siento...- se echó hacia atrás quedando de rodillas frente al otro y esta vez decidándole una hermosa sonrisa a la par que apenada. Su comportamiento había sido un absurdo en toda regla.- Lo siento Haaken...es solo que estoy alterado ultiamente, creo que el papel que debo interpretar me tiene nervioso...lo siento de veras haberte inmiscuído en mis conflictos internos...haa...

Jadeó apenado y algo frustado votó los papeles al cesped, relajándose con un ligero masaje en las sienes.

-No...no suelo ser tan directo, de hecho soy mas bien tranquilo...

Aquella presencia no era fría sino mas bien cálida. Puede que la magia de aquel lugar contribuyera a ello, no podía asegurar a ciencia exacta que le estaba sucediendo, pero sí que su mente se paralizó y sus pensamientos se nublaron al sentir como lo tomaba por el mentón, clamando por su atención en un gesto silencioso y dulce. Endemoniadamente atrayente, alguien que imantaba por su simple elocuencia.

-Nng...-sus ojos pardos se abrieron ante la sorpresa a la par que la sangre de acumulaba ligeramente en sus mejillas, destacando un suave sonrosado y el tono doradiento de sus ojos. Obviamente aquel gesto lo alteró y ahora no lograba apartar la vista del misterioso ojiverde. De pronto le sonrió alagado y no pudo menos que responder a su causa.

-Demonio seductor...¿que quieres? ¿besarme?...antes deberías considerar conocer mejor a quien se te antoja...¿no crees?- murmuró suave, pero con un claro tinte de armonía y aceptación en su voz. Claro que no se lo pondría fácil, quería probarlo.

Su índice simplemente contorneó los sonrosados labios de Haaken, notando esa deliciosa y atrayente humedad que le daba ese brillo carácterístico. En primera estancia, el peliplata lo había logrado atraer hacia su terreno como daba la impresión de desear, muy para gusto de Mishelle, al que le era inútil hacerle reproches a alguien tan especial. Pero si Rune lo pretendía dominar y sonrojar más debería proponerse bien el reto y disfrutarlo como algo personal. Pensándolo bien podría invitarlo a un desayuno, puesto su picnic seguía escondido entre la maleza estrategicamente.

Cuando lo vió acercarse apenas intuyó lo que sería capaz de hacer el mayor ante el simple gesto de acariciar sus labios. Sus mejillas se sonrosaron y su mirar se volvió inquieto al sentir la rasposa lengua recorrer su dedo índice con alegosía.

-ng...-simplemente no logró reaccionar. Permaneció estático notando el cálido aliento de Haaken mas insistente en su cuello y encogiéndose de hombros de un respingo al notar un delicioso escalofrío recorrer su columna. Fueron las palabras de Haaken las que le robaron una sonrisa de satisfacción.

-En ese caso...permíteme invitarte a un picnic mañanero...-comentó con cierta diversión en la mirada cuando sin previo aviso depositó un beso en el cuello ajeno y aprovechando aquella dulce cercanía. Enseguida se levantó, sacudió las hojas secas de sus pantalones y se dirigió decidido hacia los arbustos. No aceptaría un no por respuesta y era justo lo que quería, que se conocieran mejor.

-De seguro debes de tener hambre, ya deben ser las once...-comentó volviendo a su lado y sacando pequeños temtepies de la cesta, todo comida ligera. Una botella de zumo de uva, un paquetito con pequeñas magdalenas de limón, incluso café bien calentito. -No desayuné, no es que haga esto todos los días...igual me pasé llenando la cesta.

Estaba tranquilamente retirando el paño y buscando un buen lugar donde colocar el pequeño picnic, que ni preparado para ese día, había resultado ser de lo más útil traérse el desayuno consigo. Hacía tiempo que no acampaba en el parque y se relajaba disfrutando de la naturaleza cuando no debía concentrarse en uno de sus papeles, sobraba decir que contaba con una compañía bastante agradable.

Le sorprendió al verlo tomar una de las magdalenas y sonrió al ver que realmente estaba algo hambriento. Era un dulce bastante ligero y las limón tenía un toque bastante delicioso, aunque tambien les gustaban las rellenas de mermelada pero esas no eran tan ligeras.

-Me alegro que te gusten estos al menos...-comentó con una sonrisa más relajada y galante. La pregunta que le formuló luego el militar podía haber inquietado a cualquier ignorante, pero no a Mishelle. Era un lenguaje oculto que se había abierto entre sus miradas cuando apenas se conocían y eso si que era cautivador a la par que fascinante. Solo había una respuesta que consideraba posible.

-¿Hay algo en especial que desees contarme de tí?...aparte de que no te gustan mucho los dulces...¿zumo?.-respondió simple jugando a esas artes de seducción y mordiendo la suave magdalena con un brillo de satisfacción en su mirada. Estaba jugando, estaba provando al mayor.-¿Algo a destacar de tu persona? ¿tal vez?.

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Estaba alegre con su magdalena, incluso puede que un tanto distraído teniendo en cuenta la compañía con la que trataba. El otro se acercó despacio con intenciones claras pero por algún motivo Mishelle no logró captarlo a tiempo, puede que estuviera demasiado hipnotizado por su simple actitud que no se dió cuenta a tiempo. Sintió un cosquilleo en los labios cuando le pasó la lengua ligeramente rasposa, notanto como se deslizaba por estos y los dejaba un poco humedecidos. En realidad la excusa de la miga podía ser creíble puesto que aún se estaba comiendo la primera magdalena.

-Mmm...- Cuando Haaken se alejó la lengua de Misha siguió el recorrido anterior, notando ese sabor que había dejado. Sus mejillas no tardaron en sonrosarse con suavidad y es que se sentía tan a gusto al lado de militar, apenas lo acababa de conocer pero sabía, intuía que lo que había nacido entre ellos podría convertirse en algo especial.

-Mjmjmj...tranquilo, no va a ser algo que te pregunte directamente...me refiero a la segunda frase.- comentó con una ligera sonrisa, parecían acorde con aquella idea y ser más discretos a la par que misteriosos.- Solo sé que eres directo cuando te lo propones...tambien te diré que prefiero los gatos a los perros.

Tomó un vasito de la cesta y abrió el zumo para vertir un poco de su contenido en el mismo y ofresércelo amablemente al peliplata. Disfrutando secretamente con el roce de sus manos.

-Haakem solo quiero que te quede clara una cosa, me gusta seducir pero a mi manera...no suelo ir tan rápido, para mí las cosas se dan mucho más lentas...¿Normalmente como lo prefieres tú?.-preguntó curioso, quería conocer un poco más del mayor. Tenía mas que claro que se había convertido en su objetivo y parecía entretenido indagando el terreno.

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-Jajaja...perdería encanto si fuera todo muy rápido...¿no crees?...-comentó sorbiendo con calma de su zumo.-Es solo que las pasiones rápidas terminan demasiado pronto para mi gusto...en cambio lo que se hace esperar un poco aumenta la satisfacción ante el logro...desmiéntelo.

Susurró divertido volviendo a observar un poco la actitud del ajeno y sin perder la sonrisa, estaba tan a gusto que el tiempo pasaba peligrosamente y ni cuenta se daba. La obra que tenía que interpretar sería dentro de unas horas, un par de minutos para llegar a tiempo y nada solía distraer a alguien tan perfeccionista. Pero por una vez no andaba tan agobiado, por lo visto alguien sabía como acoplarse perfectamente a la conversación de Mishelle y mantenerlo realmente entretenido.

Era malvado en cierto sentido y acababa de descubrir algo en común con Haaken, a los dos les gustaba hacerse de rogar y eso era demasiado interesante como para poder pasar desapercibido a los ojos de Misha. Le gustaba la gente con orgullo y Haaknm se mostraba de todo menos fácil, tenía demasiado encanto incluso para pasar desapercibido entre la gente con su simple andar. Era una de esas personas con un aura tan peculiar a su alrededor que se convertiría en el foco de atención de cualquiera con tan solo abrir los labios.
Los ojos dorados se rodaron despacio hacia su nuevo interés, su seductor, su conquista buscando tal vez como tocarle un poco la fibra. Se iba a permitir el don de la duda en ese delicioso jueguecito que ambos parecían haber acordado sin firmar contrato alguno, solo ese interés mutuo que ambos parecían tenerse.


-Aunque de seguro no diré algo que ya no conozcas, pareces demasiado experto en el arte de la seducción...¡oh si!..-Con aquel encanto era demasiado peligroso aunque parecía de los buenos, su sinceridad era una gran ventaja de Rune frente a Mishelle.De pronto sonrió divertido y competitivo, se echó tranquilo sobre el pasto observando al peliplata en su nueva perspectiva, con el rostro sobre el a contraluz.-Jajaja...ten en cuenta una cosa...no seré el único que deba descubrirte, ya sabes.

Le sonrió seductor con su cabellos esparcidos sobre el pasto, dándole un poco de carta blanca en el asunto y al mismo tiempo reservándose. Sería cuidadoso con el mayor.

Estaba un tanto a la defensiva observando como se terminaba de quitar el abrigo. Acariciando cada tramo de piel que quedaba desprovista de ropa con la mirada, estudiando algo discreto su anatomía que parte podría más o menos descubrir de su acompañante sin dar la impresión de desear algo rápido, sino más bien tardío, pero al mismo tiempo intentando conjuntar los deseos de ambos y teniendo por en cuenta la opinion de Haaken.

Normalmente pensaba más en si mismo pero ese día estaba algo receptivo y eso era bien aprovechable para el mayor. Se oyó un ligera sonrisa de su parte y con enorme satisfacción, habían encendido una extraña chispa en su mirada y esta se había vuelto maliciosa. Estudiando la situación desde ahí abajo y alzando su índice para sentir la suavidad de los labios ajenos a flor de piel, acolchados, desgutables y muy suaves..

-Pueden que aún nos queden muchas lunas para conocernos, cosas por descubrir el uno del otro...pero ten por seguro que no desaprovecharé la oportunidad que me has dado.

Ronroneó su frase casi en un susurro y mientras se iban conociendo, compenetrando más y más, por supuesto no pensaba desaprovechar la ocasión parar tomar cierta ventaja sobre el cortejo que Haakem había iniciado. Su mano aún alzada pasó a enrredarse con los platinados cabellos que ahora caían sobre uno de los costados del ajeno, jugueteando con las finas hebras entre sus dedos.

Tomándose su tiempo con calma y sin querer, olvidando la obra teatral por la que había estado ensayando en aquel lugar tan recóndito del parque. Ahora estaba más hipnotizado si cabía, por la presencia del militar.

-Lo que más deseo...¿justo ahora?- parecía algo cohibido, lo había entendido perfectamente pero la repuesta era mucho más difícil que la pregunta. Se dió mas segundos para meditarlo, probando tal vez para decidirse con inocentes juegos de seducción. Tomó una magdalena algo juguetón y acarició con la misma los labios de Haakem, dejando el dulce sabor del almibar en ellos antes de morderla y terminándose el pequeño trozo en su boca.

Su mano libre se posó justo en el centro del pecho que ahora quedaba descubierto en su acompañante, con un brillo de malicia en su mirada bajó dando pasitos y recorriéndolo en pequeñas puntadas hacia abajo. El brillo de malicia en su mirada aumentó cuando tocó una parte del duro abdomen, aquella ahora descubierta, abrió tan solo un botón más e internó su mano en la camisa, acariciando sútil el hermoso vientre, delineando a veces aquellas divisiones tan perfectamente alineadas que comformaban el musculoso abdomen.

-Acariciarte...-respondió sincero, dejando al libre albredío que deducción podía sacar el más alto.- Tu turno...

Le gustaba, se gustaban, no había mucho más que decir o hacer, solo sabía que disfrutar de aquella compañía era sumamente grato. Mordió su dulce entrenido con el sabor a limón, sin perder de vista aquellos ojos gatunos y poco fiables que poseía ese hombre tan endemoniadamente sexy.