No es suficiente

No podía decir que las cosas estuvieran más tranquilas ni mucho menos... porque precisamente eso, llegar a casa y no escuchar el ruido de las niñas era algo que no podía soportar, dolía, dolía mucho, pero tenían que seguir, porque Clío aún necesitaba a sus padres, si, por ella era por lo que seguían de pie... eso y las venganza, pero por algo había que comenzar.

Venía regresando del trabajo, estacionó el auto afuera de los departamentos, en uno de los lugares reservados para ellos y decidió subir a la que era su casa, para entrar, buscando con la mirada a su esposo en primer momento, a Clío después, y miró casi de forma fastidiada a los hombres que esperaban en la sala, eran subordinados de Alexander...

Fue hasta su recámara y dejó sus cosas sobra la cama para ir a buscar al menor, encontrándolo de pura casualidad en uno de los baños, se recargó en la puerta y sólo se quitó los lentes oscuros.

-Trayendo el trabajo a casa de nuevo ¿eh?-

Solo hizo falta una mirada para que se acercara a revisarlo, después de todo, sabía bien el problema de su corazón que había surgido tras complicaciones con el nacimiento de las gemelas. Le puso la mano en la espalda percibiendo el movimiento de su respiración y casi con un gruñido lo cargó para llevárselo a recostar a la cama que ambos compartían.

-¿Tomaste tus medicamentos?-

[justify]-Era necesario-comento acerca del trabajo

No se había percatado de la hora, pero tampoco es como si pudiera ocultarle a Orlando lo que estaba sucediéndole, era doctor, era mejor que lo revisara a hacerse el fuerte y que todo se hiciera peor. Se quedo recostado en la cama, sin mueca de dolor, solamente con la respiración agitado y algo pálido, lo observó fijamente, preguntándose si acaso era buena idea decirle que había sido ese Mikail... pero no decirle quien habia sido era como protegerlo ¿Cierto?

-Si... las tome

Solo porque la sirvienta que les preparaba el desayuno le daba las pastillas junto a su cafe matutino, más de la mitad de las veces ni siquiera se fijaba que estaba tomando, pero en realidad era ella quien se ocupaba de mantenerlo con vida mientras Orlando no estuviera cerca. Fruncio el ceño al pensar que la niñera estaba cuidando a Clío con un guarura cerca de ella y otro fuera de la habitacion, había extremado precauciones tanto dentro como fuera de casa, no permitiría le hicieran daño a su niña.

-Se... quien las... mato-murmuro cerrando los ojos

Lo puso de forma que estuviera cómodo en la cama y se sentó en el borde de la cama empezando a revisarlo, su pulso, su respiración, la presión arterial... Alexander había enfermado del corazón cuando Clío nació, y siempre se le quedó en la mente relacionada la fecha. A pesar de que por lo general se mantenía estable el menor a veces tenía esas recaídas cuando se sobrepasaba y sobre esforzaba su cuerpo, ya se lo había dicho muchas veces, pero pedirle que se detuviera era como pedirse a si mismo que no tuviera sexo rudo o que no fuera un hijo de la chingada disfrazado. Eran cosas inherentes a sus personalidades.

-Tendrás que quedarte en cama el resto del día-

Se levantó para ir por el botiquín que tenían ahí donde guardaba diversos medicamentos, las medicinas de Alexander para el corazón, los suyos para las migrañas, sedantes por si le daban los brotes psicóticos y varios afrodisíacos, pero esos estaban bien escondidos. Sacó lo que iba a darle de tomar al menor y se asomó llamando a la sirvienta para que les llevara un vaso de agua, Alexander necesitaba algo para pasarse la pastilla, esperó que lo trajeran y cerró la puerta con seguro mientras escuchaba lo que el oro decía, endureciendo sus expresiones, afilando la mirada.

Si Alexander sabía quien era el responsable... ¿porqué seguía vivo? Quería exigirle el nombre de inmediato, dejarle las medicinas y volver a la hora de la cena con la cabeza del culpable en una bolsa.

-¿Quien fue?-

-No me obligues a drogarte para que te quedes en cama-

Su tono era seco y severo, como solía hacerlo cuando le ordenaba que tenía que hacer algo que era por su bien, algo tan sencillo y necesario como quedarse en cama el resto del día para recuperarse... cuando Clío nació Alexander sufrió de una infección que atacó directamente al corazón, Miocarditis que degenero en daño al tejido muscular del órgano, obviamente eso había dejado secuelas a pesar de haberle dado tratamiento casi de inmediato. Las válvulas se habían dañado por lo que la circulación no era la correcta; Había fallas en la conducción eléctrica del corazón, cosa que causaba arritmias y taquicardias. Sencillamente era grave el estado del menor y que le viniera con esas tonterías de que no podía hacerlo... bueno, le daban ganas de matarlo con sus propias manos.

Tenía el rostro bastante relajado como siempre que trabajaba y se aislaba del mundo, pero en cuanto escuchó el nombre del culpable su expresión se transformó, se hizo dura, con el ceño fruncido y apretando la mandíbula.

-...-

Se quedó en silencio por un momento, tiempo en el que ya tenía planeado como ir a asesinarlo, destrozarlo, hacerlo sufrir por lo que había hecho, por dañar a sus niñas, por dañar a su esposo... por dejar a Clío sin hermanas, a Alexander y a si mismo sin hijas...

Finalmente se puso de pie con la firme intención de ir por su maletín lleno de drogas, venenos y cosas ilegales para ir a buscar al maldito ruso y hacerlo pagar. Estaba furioso, y sus pupilas lo demostraban. Y si no lo hizo en ese instante justo fue porque sintió la mano de Alexander tomar la propia, se detuvo y lo miró con su expresión clara de psicópata asesino.

-Eso no durará mucho... porque los rusos tendrán que buscarse un nuevo líder-

Su tono era casi un siseo iracundo.