Bitter-sweet Sister

Se sentaba en uno de los parques de Hampstead, respirando el aire fresco de aquella mañana. Era su dia libre, pero una sombra empañaba el cielo perfecto. No en forma de nubes de tormenta, excepto en una que ensombrecio el rostro de Angela cuando al bajarlo para tomar de su bolso un cuaderno de notas del interior cayo un sobre

Que habia estado tratando de ignorar durante dias y ahora le -miraba- burlon a traves de la ventanita transparente en la cara delantera

Rasgo el papel y extrajo la carta, segun la iba leyendo su mirada ambar se iba oscureciendo y su frente se fruncia en un ceño de molestia que no encajaba en su apariencia natural y relajada

En otra muestra de caracter ajeno a ella, rasgo el papel en pedacitos y los tiro al viento. Ya despues se preocuparia de los enojos de algun jardinero, en aquel instante solo queria destrozar aquella maldita carta

Spoiler:

Odiaba la nueva regla en su casa: "si quieres dinero extra, gánatelo", en otras palabras, si quieres ir de compras, pasea al perro. Realmente eso no creía que pudiera suponer un problema si se hubiera tratado de un perro "normal", pero no, su padre, de entre todos los perros que pudo haber elegido, se había comprado un Bull Terrier, que parecía más pasearlo él a ella que al contrario.

Despues de haber peleado con él por sostener la correa por cerca de 15 minutos, en la primera ocasión que sus fuerzas flaquearon, el fuerte animal había aprovechado para darse a la fuga, haciendo que ella tuviera que perseguirlo por el parque de una forma para nada glamorosa, algo que realmente la molestaba, y peor aún porque la querida mascota de su padre tenía la costumbre de pasarse por entre las piernas de la gente, algo por lo que tuvo que disculparse mientras lo seguía, notando que se pasaba por donde una chica en una banca para desviarse después.

"¡Arg! ¡Detente!" Lo regaño cuando lo vio al lo lejos olfateando o mordiendo algo, no podía decirlo a la distancia, pero agradecía que finalmente se hubiera quedado quieto.

Llegó a donde él, cansada y jadeante para, primero que nada, tomar su correa y regañarlo por huir... luego ver lo que había en el suelo... pedacitos de papel que parecían de una carta por las letras y, al sonrojo que había ganado por el esfuerzo de correr, le sobre vino uno de vergüenza.

"¡Perro malo!" gritó molesta antes de voltear a la joven que estaba en al banca más cercana. "Lo siento... ¿era tuya? Es... perdón, simplemente no puedo con este perro y... ¿te moelsta si me siento?" porque aun no recuperaba el aliento por completo.

"No, por supuesto, sientate..." dijo y bajo la mirada hacia el animal, atreviendose a tocarlo detras de una oreja "no lo regañes, no fue culpa suya, el papel ya estaba roto cuando el llego..."

Su mirada ambar dorado se elevo para enfrentarse dulcemente con la de la otra joven mientras le hacia sitio en la banca para que se sentara

"Mi nombre es Angela, encantada..."

Spoiler:

Se aseguró esta vez de que la correa del animal estuviera bien sujeta a su muñeca y mano, hasta entonces se permitió sentarse y arreglarse un poco el cabello con su mano libre, mientras notaba al fuerte animal mover contento la cola por las caricias de la otra rubia, sonriendo al reconocer por momentos que algunas cosas buenas tenía la mascota de su padre antes de volver la mirada a la otra joven.

"Elysa, mucho gusto" saludó con una sonrisa, señalando después al animal. "Él es Bruno, no te fies mucho de él, no es agresivo, pero se emociona y... de verdad no quieres terminar toda babeada. Aunque, si tienes más correo que quieras destruir el es excelente en eso."